...Maya Thompson...
Jamás había imaginado que en mi vida se cruzaría un hombre como el, tan perfecto, tan encantador, nunca nadie me había dado ese tipo de atenciones.
Para mi era lo mágico, como si este hombre hubiera salido de uno de los tantos libros que eh leído, en veces me da la impresión de que sin el no podría llegar a hacer nadie en esta vida.
Apreciaba su perfil gracias a la luz del sol que entraba por la ventana, sus rasgos faciales eran tan finos y elegantes que parecía un modelo, cejas abundantes, labios carnosos, mandíbula definida, pestañas negras, largas y frondosas, simplemente era una obra de arte.
Estaba conmocionada pues anoche cometí el más enorme de las locuras, lo dejé tocarme, acariciarme, poseerme, simplemente le dejé las riendas sueltas para que me llevara al cielo, para qué me demostrará ese amor que él profesaba cada cierto tiempo de nuestros momentos.
Sé que suena ilógico y podrán decirme estúpida por haber accedido a eso, pero mis sentimientos, mi mente, mi cuerpo, mi corazón me decía que le pertenecía en todos los aspectos que simplemente me dejé llevar y lo provoque, lo provoque para que este me besara como quería que lo hiciera, simplemente lo obtuve, obtuve la mejor de mis noches, el mejor de mis sueños, me llevó a la luna y yo lo llevé conmigo, desquitamos la tensión que existía entre nosotros, alivie su dolor y él, el mío.
Lo observé tan perdida en la nada que no me había dado cuenta de que había abierto sus ojos, ese azul tan profundo me volvió a sumergirme en las oscuras aguas del mar como todas las veces en que él se perdía en los míos, jamás fui alguien tan vanidosa, pero provengo de una familia que en sus años de triunfo fue una de las mejores modistas de Escocia.
–Si sigues mirándome así, no te dejaré salir de esta cama— Dijo como todas las mañanas en las que amanecía encima de él, con su voz roca arropando mis pensamientos, con su calor haciéndome sentir con vida, con sus manos que me tomaban y acariciaban haciéndome sentir deseosa.
Jamás me había sentido más viva en todo mis años en esta ciudad, en este país, en este continente, cuando llegue aquí, sentí la hostilidad de ver a alguien extranjero, ajeno a todos los años de cultura.
Tras la muerte de mis padres el sentimiento de la soledad me invadía en todos los sentidos, pues solo era yo y mi abuela y así fue hasta que conocí a Trevor, ¿Si me enamore de él? Lo hice, me enamoré de él, tanto que intenté salvar lo que creía que era una relación, pero me daño, tanto que empecé a ocultarme en ropas holgadas, fue gracias a mi amiga quien me arrastro de vuelta a lo que yo era antes, pero erre en ello.
No soy la misma de antes, mi estilo, mi vestimenta, mi carácter, todo yo cambio, al ser un juguete de los amigos de Trevor el ser el instrumento por querer recuperar a lo que en realidad querías, soportar los maltratos de la chica que le gustaba, ser violada.
Todo eso hizo un gran cambio en mi vida, pero parte de ese cambio eres tu.
...Vincent Morgan...
Al fin, era mía, toda mía, me lo repetí en la noche, cuando ella jugo con mis palabras en mi contra, cuando me pidió que rompiera mi única regla y la tomara, que la aceptara y lo hice, le di lo que ella quería, lo que me pidió, era mía.
Nadie lograría quitar la sonrisa de mi rostro esa mañana, al ver como era observado por sus ojos amielados, al sentir como una de sus manos apartaba un mechón rebelde de mi rostro, al verla brillar, el ver que la tristeza se había esfumado de sus ojos, me sonrió con delicadeza a lo que yo explote de alegría, me avalance sobre ella besando sus labios entre sonrisas.
—Si amaneciera así, todos los días, no quisiese levantarme nunca— Escondí mi rostro en su cuello haciéndole cosquillas con mi nariz provocando que se riera en mi oído, sentí un palpitar en mi corazón tan fuerte que me levante para verla una vez más.
—Debo ducharme— Me dijo con un tono bajito
—Debes, nos ducharemos, crees que después de lo que ocurrió anoche, te dejaré sola, ni loco— La tomé junto con las sanas levantándose junto con migo en mis brazos, soltó un grito de sorpresa por mi acción que la tomó desprevenida.
—Vincent— Grito al sentir el agua caliente de la regadera y yo me perdí en su cuerpo, en su desnudez en el placer que estaba experimentando con ella.
—Sabes, nunca hemos tenido una cita como se debe— Dije mientras la abrazaba por la espalda protegiendo la del agua.
—Después de esta noche estas pensando en una cita, debes estar bromeando, nos hemos brindado todos los pasos—
—Bueno, quiero ir en serio contigo Maya, tengamos una cita Juntos— La gire en mis brazos quedando cara a cara y me miró con seriedad, escudriñando mis palabras, mi seriedad con la que hablé, la felicidad logro invadirme al ver que ella asentía con una sonrisa de la cual me enamore aún más.
Íbamos tomados de la mano, me sonreía con un deje de vergüenza al ser vistos por el público, la jale hacia mi cuerpo y la abrace por la cintura, caminando juntos mientras la veía tomar de su malteada con naturalidad, verla reaccionar con naturalidad a mi cuerpo, estaba feliz, sonreía como rara vez los hacía, olvidé a mis amigos, mi situación, mi violencia que no me importo.
Caminamos por la vereda durante la noche que perdí la noción del tiempo, disfrutando de la noche a tu lado era olvidarse de lo demás,hasta ese momento en que me detuve abruptamente al verlo ahí, de pie, con una sonrisa cínica en su rostro.
—Vincent que ocurre— La escuche hablarme, pero no la oía, no podía pues entre en pánico al verlo ahí tan relajado.
—Ya veo por qué no querías que no te buscara Vincent— Dijo dando unos pasos hasta mi y lo único que logre hacer fue colocarla detrás de mi para protegerla de su mirada —Esconderla de mi no evitará que descubra quien sea esa muchacha, te recuerdo que estas comprometido chico—
—A mi no me lo parece—
—Bueno, quizás deba recordarte de quien eres hijo, tal vez así refresque tu memoria—
—Que haces aqui—
—Llamaron de la universidad, ahora entiendo el motivo por el que mi hijo casi asesina a alguien—
—No mate a nadie, solo lo puse en su lugar—
—Claro que si—Tomo sin importancia mi comentario y se acercó más a mi —Está decidido Vincent volverás a la escuela privada mañana, dejarás cualquier tipo de relación que tengas con ella y te enfocadas en lo que debías desde antes de tus caprichos— Me dijo tajante.
—No— Dije tajante presionando más la mano de Maya quien me devolvió el apretón.
—Es que no escuchas, ya tome la decisión, mañana mismo te quiero de vuelta en la mansión, sin tus idioteces Vincent, he sido demasiado blando contigo, pero ya no más, mañana te quiero ver, entendiste—Sentenció dándose la vuelta ignorándome como siempre.
Estando en mi habitación, Maya estaba conmigo, pero estaba más alterado por saber qué hacer que por ella.
—Vincent el es tu padre— Dijo queriendo romper el silencio.
—Si y no me gustaría que lo conocieras así, no ahora—
—Que ocurrió entre ambos para que hubiera ese tipo de hostilidad al hablarse— Lo vio, lo percibió, como siempre lo hace, supo con tan solo ese momento, esa conversación que no había una buena relación entre nosotros.
—No tienes idea, tengo que soportar sus órdenes, antes no tenía una vida Maya, era él y mis intentos por querer que me aceptara, que me viera como su hijo— Sin pensarlo ya le hablaba sobre mi vida privada a la única persona que creo que me entiende —Desde que mi hermano se rebeló y marchó haciendo que todo se cargará sobre mí—
—No veo el por qué se odiaría por algo tan trivial— Dijo con ligereza—
—Trivial— Tomé esa palabra como una ofensa —Nada es trivial Maya, él me tiene contra la espada y la pared, soy yo el que limpia la suciedad que mi hermano dejo, soy yo el que tiene que soportar sus rechazos, sus indirectas, sus desprecios, he vivido una vida infeliz desde mi niñez y ahora que soy feliz aparece para destrozarlo— Dije casi a gritos a lo que ella solo me miraba.
—Es que no lo ves Vincent, el que él sea duro contigo es porque no quiere perder otro hijo, él piensa que siendo así logra...
—Que vas a saber Maya, si tú no cuentas con padres— La cordura se había ido, me di cuenta del error de mis palabras que me quedé quieto viendo tu expresión de desconcierto —Maya yo, lo siento, no quise...
—Sé exactamente que es lo querías decir— Sé abrazó asi misma y camino hasta la puerta, iba tras ella, pero me detuve al verla girarse —Tienes razón, no tengo padres con los que pelear, pero aaúntengo familia, y puedo no ser la hija de tu padre y distinguir sus acciones, por qué he tenido que vivir siendo mi propio padre, mi propia madre, él no quiere perder a un hijo, ya lo hizo, y cree que si es duro contigo conseguirá que tú no te vayas como él lo hizo, quiere que madures, que pienses, pero eres demasiado ciego para verlo, por qué no tomas la valentía de decirle al tú padre, que te dé un poco dé espacio, por qué le temes tanto que él lo mira y por qué él es tu padre él que te quiere y ama a su manera por eso es como es, pero eso no lo ves— Las lágrimas se habían escapado por sus ojos, lo supe entonces, que odiaba verla llorar, abrió la puerta para salir por él pasillo y la seguí intentando que parara —Jamás Entenderé por qué siendo hijos y teniendo sus padres, no saben valorarlo, sabes cuanto daría por qué mis padres estuvieran conmigo, por qué volvieran a vivir y verme crecer, pero eso no lo entiendes verdad, por qué solo eres tú y tus sentimientos—
¿Había dolido? Si que lo hizo, dolió tanto, que sentí como mi alma se retorcía al saber la verdad tras aquellas palabras, eh sido un cobarde, solo se huir, escapar de la realidad de mi vida y ella acaba de decírmelo con palabras con las que nadie me había hablado antes, fue entonces que comprendí que por mi cobardía le estaba dando armas en mi contra a mi padre y también descubrí el calor de una discusión sin recurrir a los golpes.
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