...Advertencia...
...Este capítulo cuenta con contenido sexual explicito, si por algún motivo es sensible a este tipo de lecturas puede abandonar la, en caso de no ser así corre bajo su propia responsabilidad. Gracias....
...Nota: Este capítulo será narrado desde el punto de vista de ambos protagonistas, en caso de haber algún tipo de confusión, la narración cambiará cada tres párrafos para una mejor perspectiva y las conversaciones serán narradas en tercera persona....
El momento más feliz de tu vida, del que todo mundo habla con una enorme sonrisa en el rostro, pero como lo describirías, bueno, para muchos es disfrutar de unas buenas vacaciones, ver películas junto con unas botanas, para otros son simples momentos que pasaban con ese alguien que los alegra y ese era mi momento, mi momento es ella, en todo momento la elegiría a ella y nada más que a ella, por qué verla me hace feliz, por qué apreciarla me da felicidad, ella es mi momento.
Su sonrisa, su perfume, su piel, su tacto, su timidez, su alegría, su tristeza, simplemente era inexplicable y tan caótico, verla como si corriera en cámara lenta, ver como su cabello liso se mecía por el movimiento de su cabeza, sus ojos que miraban una vez más mi recinto, ver como detallaba todo con detenimiento y concentración.
No tenía idea de lo que buscabas, pero sabía que estabas descubriendo más de mí y mi personalidad, de cómo soy, por qué así eres tú, observas y de inmediato descubres como es la persona, así supiste como te miraba, como te besaba, como te buscaba sin pensarlo.
Estaba más confundida de lo que podría estar leyendo una novela de romance donde el protagonista dice quererla y la trata mal, donde el villano es el perfecto estándar, eso me lo decía su manera de verme que me avergonzaba de muchas maneras, como el simple hecho de que él era el que me besaba cuando menos me lo esperaba.
Ya había visto su habitación, minimalista, colores neutrales y oscuros, así era él, su manera de vestirse era el negro y había días en los que se vestía con blanco o gris, pero había algo diferente era azul marino su playera, sus Jeans de la típica mezclilla, eso me mostraba que él era capaz de cambiar si se lo proponía.
Mire alrededor conociendo una vez más el lugar en el cual había pasado la noche con él invadiendo más de la cuenta mi espacio personal, verlo ahí de pie recorriendo mi cuerpo entero aun si ya lo había hecho días anteriores, entrelace mis brazos alrededor de mi pecho para protegerme, pues no confianza en mí y en él, aun si la tormenta ya había pasado no podría dejar evitar sentirme desprotegida y expuesta a él, me detuve delante de su escritorio y fue entonces que tuve la valentía de girarme al verlo de verlo a escasos centímetros de mí.
Sabía que lo que había cometido era el error más grande de todos, el haberla traído hasta aquí, de tenerla delante de mí tan hermosa como siempre, de ver la timidez en su rostro al percatarse de mi cercanía, pero me era imposible no acercarme a ella cuando sabía que estaba pasando por la superación de ese maldito acosador.
Pasando saliva me acerque a ella y agache mi rostro al ver que ella lo hizo para no verme, así que con mi mano tomé su mejilla y la obligue a que me viera, que viera mis ojos y supiera que no le haría daño, que jamás la tocaría sin tener su consentimiento que jamás pensaría en forzarle e infligir le daño alguno.
La vi levantar sus ojos y me morí, me morí al ver como sus ojos me miraban con tanta esperanza y miedo, miedo si la hacía sentir lo que probablemente vivió con un imbécil que no supo valorarla, esperanza de que yo fuera diferente, que mostrará que puede llegar a confiar en alguien más, que podía salir de su escondite para vivir, tanto yo como ella sabíamos lo que ocurría entre nosotros, tomé con ambas manos sus mejillas y entonces ocurrió mi perdición, la bese, con ternura, con pasión, con lentitud para saborear sus dulces labios, para mostrarle que lo que pienso no es para nada en dañarla.
Todo de él me lo decía, me lo dejaba más claro que nunca, su detenimiento al besarme, su manera de tratarme, de mirarme, todo de él me lo mostró al besarme con delicadeza y quizás amor, sé que era un error lo que estábamos haciendo a los pocos días de conocernos, pero como resistirme a el quién me ha salvado de encuentros fatales con Trevor, aun si no le contará lo que en realidad había ocurrido entre él y yo sabía que entendía en parte el papel que interpreto Trevor.
El beso había tomado un rumbo más violento, su boca se apoderó tanto de la mía que robo mi aliento, que uno de sus brazos se aferró a lo ancho de cintura y me levanto del suelo, abrace su cuello y mis piernas se anclaron en sus caderas para no irme de bruces al suelo, no tenía idea de donde estaba, pero sentí la calidez de las cobijas en mis piernas al subirse mi falda de rosa melón que continuaba con mi suéter de un rosa más pálido.
Sentí como su lengua se apoderó de la mía sin vergüenza alguna, el roce de sus dedos en mi espalda al sentir como sus manos se colaron debajo de mi suéter, sentía como me recorría y me obligo a subirme en él a orca jadas y fue entonces que entendí todo lo que se estaba conteniendo, la dureza de su virilidad logre sentirla sobre sus prendas y las mías, suspire al sentir un choque de su pelvis contra la mía y pude escuchar un gruñido ronco que me hizo flaquear.
Estaba perdido, no encontraba otras palabras para describir mis acciones y descaro, solo estaba concentrado en ella, su beso y en su cuerpo que perdí la cordura, me encontraba delirando por ella, aún más al sentir como dio un pequeño movimiento sobre mi pelvis que no hizo más que encender la flama en mi interior.
¿Es que no hay una mejor manera de morir que esta? Para mí ya no existía otra más que esta, de sentir como mis manos encajaban a la perfección en cada una de sus curvas, estaba tocándola con el descaro que me mantenía caliente, tomé sus piernas y me gire rápidamente cambiando de posición, aun si cambiará de posición no deje de besarle, de ella salían gemidos tan bonitos que jamás los había escuchado en una mujer, bueno, esta es la primera vez que no me tiro a una mujer en menos de dos minutos.
Esto estaba fuera de mí y mis reglas, jamás besaba tan apasionado, jamás tocaba tanto un cuerpo, jamás, pero jamás había pasado a la segunda base con una chica, con ella no me importaba llegar hasta la última base para saber que me encantaría lo que encontraría, sabía a la perfección que si un beso de esta magnitud es tan candente y morboso no me sorprendería lo que ocurriera si por fin estuviéramos piel con piel, deslice mi mano a lo largo de su pierna por debajo de su falda sintiendo como sus músculos se tensaban bajo mi tacto, soltó un gemido tan sonoro que aparto su rostro y encorvo su espalda por el éxtasis, por el fuego que mi mano estaba alimentando, subí mi mano más haya de su muslo regordete hasta su cadera, hasta que sentí el encaje de su ropa interior hasta que me di cuenta de que lo que pensé que era una ropa de interior normal, sonreí al darme cuanta de que en realidad era una muy provocativa una que no escondía sus glúteos una más atrevida, deje bastos besos y mordidas por su cuello descubierto para después trazar un camino con mi legua hasta su oreja donde deposite un beso y le susurre.
—Déjame tocarte, por favor—
Mi corazón estaba palpitando demasiado rápido, cuando sentí su mano colarse por debajo de mi falda me hizo sentir algo inexplicable que me sorprendió de haber soltado un gemido, cuando creí que si apartaba mi rostro se detendría, me equivoque, siguió con sus caricias, jugando, tentando con sus dedos la tira de mi ropa interior que se sujetaba a mi cadera, cada roce, cada toque era como si quemara mi piel hasta que sentí una presente h*medad que apreté mis piernas y mi cadera sobre la cama.
Lo sentí, sentí su legua y sus palabras habían calado hasta el fondo de mi ser que no salieron palabras de mi boca, estaba tan sumergida que no me detuve a decirle que parara o que no importaba que diera mi asentimiento, solo sabia que no quería que se detuviera.
—Necesito que me lo digas Maya o de lo contrario tendré que detenerme y no me grada la idea— Suspiro.
Dijo con una voz tan ronca sobre mi oído que moví mis caderas sobre su mano donde su pulgar esperaba a dejar caricias más a fondo de mi intimidad, pude sentirlo, pude sentir la sonrisa que formulaba en su boca al sentir la h*medad atravesar de mi ropa interior.
—Por favor, dime que si, que quieres esto tanto como yo—
—Si—
Era incomprensible, no demore en hundir mi mano al escucharla responder que si lo quería, había imaginado tantas veces este momento que no le hacía justicia a lo que en realidad estaba ocurriendo, estaba tan h*meda que lo sentí y m*jo mi mano, la acaricie sobre la prenda que aún la cubría siendo lento para no asustarla, pero al recibir el calor de mi mano sobre su intimidad ella se había dejado ir, estaba tan dispersa, tan caliente.
Busque su boca entre abierta y aproveche para meter mi legua y dar paso aun nuevo sentir, ella respondió tan bien que sentí como mi labio fue succionado y gruñí por ese simple hecho, fue entonces que finalice mi juego y mis dedos tocaron su carne con ímpetu, con el corazón desbordante ante el sentir de su estrechez, de su calor, de oir como gemía con tanto alarde asiéndome sentir tan egoísta por quererla solo para mí y nada más que para mi.
Una de sus manos apretó mi playera mientras que la otra se sujetaba de la colcha con fuerza sobre su cabeza ya no podía conectar mi boca con la suya porque estaba perdida, sus cantos invadieron la habitación al igual que los ruidos que mis dedos hacían al deslizarse en su interior, solo sabia que aquello era lo más hermoso que había escuchado jamás, introduje uno más de mis dedos, logrando un mayor efecto en ella, que la hizo vibrar y temblar, había llegado hasta su final, lo sabía, se había corrido tan bonito que hizo un gesto que me enamoró aún más de ella al descubrir que esa era su liberación, saqué mi mano de su palpitante intimidad y llevé los dedos a mi boca sin dejar de verla pues al fin de todo había abierto sus ojos para mirarme, su olor, su sabor invadió mis sentidos.
—Que haces— Intento apartar la mano de Vincent de su boca, pero no logro hacerlo, estaba chupando sus dedos mientras veía como la sangre subía rápidamente al rostro de su acompañante quien aparto la vista por la enorme vergüenza que sentía en ese momento.
—Eres tan deliciosa— Dijo con su lívido, acercándose a su mejilla roja depositando un beso casto y amoroso rozando su nariz en ella —Mírame— Demando a lo que ella lentamente cubriendo su nariz y boca en el cuello de su suéter lo miró con sus ojos —Jamás sientas vergüenza de esto, no conmigo, por qué solo provocas más de mí y no quisiera forzarte a algo que no quieres—
—Quieres decir que no vamos ah—
—No— Sonrió con amabilidad y acaricio su mejilla —No aremos nada más haya que esto, porque debe ser especial y debo acostumbrarte a mi si tú me lo permites—
Así fue como pasó, no me presiono, no busco más de mí se conformo con tan poco que me habia sorprendido, ademas sentí su felicidad y la calidez de sus brazos al abrazarme para dormir juntos esa noche.
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