Capitulo 7

La noche cayó sobre Woodville, trayendo consigo una oscura premonición. André, al regresar de su trabajo, comenzó a sentirse mal. Ravenna, preocupada, intentó acudir a su ayuda, pero Ingrid la detuvo con una mirada llena de temor.

- Ravenna: ¡André! No te ves bien, ¿acaso tienes fiebre?

- André: no me siento muy bien...

Dijo Ravenna acercandose a su hermano mientras levantaba su mano intentando tocar su frente para comprobar su temperatura, pero de repente Ingrid la detuvo.

-Ingrid: No, Ravenna, no te lo toques. Podría ser un resfriado, pero no quiero que te contagie. Deja que me ocupe yo.

- Ravenna: Pero madre entonces tú también podrías enfermarte, deja que yo lo cuidé.

- Ingrid: He dicho que no hija. Sí alguien más tiene que enfermarse prefiero ser yo, la salud de ambos es primero, así que no protestes y dejá que yo cuidare de André.

La expresión de Ravenna se lleno de tristeza, no quería que su hermano estuviera enfermo y menos que su madre valorará tan poco su propia salud para decir que estaba bien que prefería contagiarse ella antes que lo hiciera Ravenna.

 Pero Ravenna, llena de inquietud, aceptó la decisión de su madre y observó impotente mientras Ingrid atendía a su hermano. La fiebre de André no cedía, y el temor se apoderaba de la pequeña familia.

Al día siguiente, Ravenna decidió tomar medidas. Se levantó temprano y se dirigió al mercado en lugar de André. La señora con la que André solía trabajar la recibió con sorpresa y comprensión al escuchar la explicación de Ravenna sobre la situación de su hermano.

- Ravenna: al parecer tiene un resfriado, por ello ¿ estaría bien sí yo lo sustituyo hasta que se recupere?

-Señora: Entiendo, Ravenna. Agradezco que hayas venido en su lugar. Por supuesto que pueda hacerlo.

Mientras tanto, Ingrid luchaba por aliviar la enfermedad de André con medicina casera. Sin embargo, la mejora no llegaba, y la angustia crecía en la madre.

- Ingrid: Andre Cariño... ¿te sientes mejor?

- André: Ma-madre... Me duele, mucho...

André estaba hirviendo en fiebre, nada de lo que Ingrid le había dado estaba funcionando, Ingrid sentía un gran pesar al ver a su hijo quejarse y gemir por el dolor.

Ravenna, al regresar, encontró a su hermano aparentemente dormido, pero la verdad se ocultaba en las sombras de la mentira. Al preguntar a su madre sobre André, Ingrid, con ojos cansados, afirmó que estaba mejorando, ocultando la cruda realidad.

- Ravenna: ¿está dormido? ¿Madre, como está André, ya mejorado?

- Ingrid: Hija... esta... Sí lo está haciendo, solo debe reposar un poco más, pronto estará completamente recuperado.

- Ravenna: que alivio escuchar eso, estaba tan preocupada de que su resfriado empeorará.

- Ingrid: sí Cariño... No debes, no debes preocuparte, puedes estar tranquila, que tú hermano mejorará.

Ravenna sintió alivio al escuchar a su madre decir eso, lo más importante en el mundo para ella era su familia, y quería que estuvieran bien siempre.

La expectativa llenaba el corazón de Ravenna cuando regresó del mercado al día siguiente, esperando ver a su hermano André recuperándose. Sin embargo, al llegar, fue recibida con la misma respuesta evasiva de su madre.

- Ingrid: Pronto mejorará.

Aunque anhelaba hablar con su hermano y asegurarse de su bienestar, Ingrid no permitía que lo viera.

-Ravenna: Madre, por favor, deja que hable con André. Quiero estar segura de que se encuentra bien.

-Ingrid: Cariño, está descansando. Pronto lo verás recuperado. No te preocupes.

Ravenna se inquietó al notar que su madre no lucía bien. La palidez en su rostro y el cansancio evidente la preocupaban. A pesar de su insistencia, Ingrid negó la posibilidad de que Ravenna cuidara a André al menos por un día para que ella pudiera descansar.

Días después, la rutina persistía con la misma respuesta de Ingrid tras la jornada laboral de Ravenna. La angustia crecía en la joven, y la preocupación por su madre se sumaba a la incertidumbre que rodeaba la enfermedad de André. Aunque sentía que algo no estaba bien, el miedo a enfrentar la verdad le impedía formular la pregunta que atormentaba su mente.

Una conversación en el bullicioso mercado atrajo la atención de Ravenna y la puso en alerta.

Rumores sobre casos de lepra en el pueblo la llenaron de pavor.

- Lo haz oído.

- ¿ a qué te refieres?

- Dicen que el médico del pueblo está abarrotado de trabajo. Lo peor es que se debe a la lepra.

-¡lepra que dices!

- Si, así como escuchas, se dice que son muchos casos y lo peor de todo es que aquel hombre que predicó aquí en la plaza que había sido sanado por la Santa justamente de lepra, fue encontrado muerto en las afueras del pueblo y el doctor confirmo que tenía lepra y esa fue la causa de su muerte?

- ¿qué pero... La Santa no lo había curado?

- Tal vez se contagió nuevamente... Quién sabe.

Ravenna estaba estupefacta tras escuchar la conversación de aquellas personas.

- Ravenna: [¿qué -que significa todo esto?. Acaso las desgracias azotarán Woodville... esa persona curada por la Santa...es imposible, es imposible que tenga lepra.... un momento, André... no puede ser!]

El corazón de Ravenna latía con fuerza mientras abandonaba precipitadamente su trabajo y corría de regreso a casa.

La puerta se abrió bruscamente, y Ravenna, presa de la ansiedad, se enfrentó a su madre con determinación. Sin embargo, Ingrid la detuvo en seco, impidiéndole acercarse.

-Ingrid: ¡No, Ravenna. No te acerques!

Ravenna, con voz temblorosa, preguntó lo que la atormentaba.

- Ravenna: Ma-madre ¿Qué está pasando realmente con André? ¡ dime que tiene mi hermano!

Ingrid, visiblemente afectada, levantó la mano en un gesto de detención y se tocó la cabeza, frunciendo el ceño con dolor. Un temblor recorrió su cuerpo, y Ravenna, desesperada por ayudar, se acercó, pero Ingrid la apartó.

-Ingrid: No, no te acerques. No me toques, por favor alejate hija... Lo siento, Ravenna. Siento haberte estado ocultando esto.

Ingrid, con pesar en los ojos, confesó la cruda verdad.

- Ravenna: André tiene lepra, y yo... también.

 Ravenna, aturdida vió esbozada una sonrisa sin sentido en su rostro mientras una lágrima caía por su mejilla.

- Ravenna: No- no es cierto, no es gracioso madre, déjeme ver a André quiero hablar con él.

- Ingrid: Cariño... Lo siento... Es la verdad.

Dijo Ingrid con lágrimas en los ojos, viendo que Ravenna no podía asimilar completamente la realidad.

Ravenna sintió como sí su mundo se estuviera desmoronando, la familia que tenía estaba amenazada por una enfermedad mortal.

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Comments

Lalejandrías

Lalejandrías

La lepra no es una enfermedad mortal, en casos de no tratarse es una infección crónica.
El problema con la lepra es que puede hacer que se deforme la fisionomía de la persona que lo padece y no se trate. En la actualidad tiene cura.

2024-03-13

0

Elisa Patico

Elisa Patico

será que la santa esa solo los medio curó para que expandieran la enfermedad??

2024-02-04

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