Visión.

Tuve que pedir otra tarjeta para la suite ya que la otra la tenía esa linda pelinegra. Cuando llegue, lo primero que hice fue pedir servicio a la habitación y mientras llegaba, me di una ducha. Sentia el cuerpo tan tensó que por un momento pensé en no salir de aquí hasta por lo menos... Nunca.

Ni siquiera es un agotamiento físico, entonces no se porque me siento así, cierro los ojos y a mi mente vienen las imagines. No sabía que ella podía sonreir así, luego pienso en las formas en las que me miraba estos días, como con aberración.

Han pasado años desde que me importa como me veo una mujer en específico, no entiendo que es lo que está pasando.

- No quiero que la toque otro hombre ~me digo bajo la ducha~

Pasan algunos unos cuantos minutos cuando decidí salir. Me cubre con una toalla de la cintura para abajo y con otra me seco el pelo. Tomo mi celular y veo un mensaje de Dylan.

- ¿Demoras en regresar?. En 3 días mis padres celebraran sus 30 años de casados y por supuesto, tú y Lían tienen que estar ahí. Eso petición de la señora, por mí si quieren no vengan. Serían dos idiotas menos que atender ~Dylan siempre me hace sonreír con las estupideces que dice~

- Como si el que va a atender, fueras tú. Y ya quisiera tenernos ahí. Nos amas, imbécil ~le respondo y segundos después, llega otro mensaje del mismo~

- Es cierto, los amo más que a mi mismos padres. Es más, me voy a casar con ustedes.

- Si no me lo pides montado en un unicornio, no acepto ~en ese momento tocan~

Voy hasta la puerta para abrirla y me encuentro con un mesero quien sostiene un carrito, me saluda cordialmente y yo entro dejándole el paso libre. Después de irse el mesero, me siento a cenar y a responderle los mensajes a Dylan.

- Sabía que eras un idiota, pero no tanto ~el mensaje es acompañado con un emoji de risa~

- Eso se llama 'ser romántico' ~estoy empezando a pensar que Dylan me está contagiando lo idiota~

- ¡Jah! Cómo sí supieras de esas cosas ~eso si me hace reír~

- Pero tú sí, ¿Verdad? ~a Dylan muy poco le gusta hablar sobre temas de amor, lo matas segura que cambien el tema~

- No, y no me interesa saber. Más bien, mis padres esperan contar contigo ese día, así que mueve tu trasero lo antes posible aquí ~justo como dije, cambio el tema~

- En 2 dos días estaré allá.

- Más te vale ~me manda y ahí mire la conversación~

Después de cenar, pasan por lo menos tres horas en las que sigo pensando en ella. A lo lejos veo mi abrigo y como por inercia, voy hasta él y lo tomo revisando su bolsillo interno. No siquiera se cómo me acordé de esto ahora, durante todos estos días había olvidado que tenía esa foto ahí. Ahora que lo pienso, no he querido ponerme otro abrigo que no sea éste, ¿Por qué?, no lo sé.

Tomo la foto y la observo detenidamente, la única foto que deje cuando Jack me dió la información que le pedí de ella. Tomo un sorbo del vaso de whisky que tengo en la otra mano sin apartar mi vista de la foto. No sé cuánto tiempo he estado así, pero escucho la puerta abrirse, y se perfectamente quién es.

Me apresuro a dejar el vaso en la mesita al lado de la cama y la foto la vuelo a meter en mi abrigo. Me siento en el borde de la cama y veo a la pelinegra aparecer en mi campo de visión.

- Justo lo que necesitaba ~pienso con una sonrisa ladina~

Ella me sonríe de forma coqueta y dejo caer el abrigo que trae puesto, dejando a la vista una hermosa lencería negra. Joder, ahora solo quiero tocarle los senos, que parecen incluso más grandes que ella.

Le señalo con mi dedo que venga hasta mí y ella obedece. Se para frente a mí y sin rodeos, le quitó el sostén dejando sus senos libres y a mi completa merced. Le masaje uno con mi mano, mientras que el otro me doy el gusto de saborearlo. La escucho soltar un pequeño gemido y sus manos se elevan hará mi cabeza para enredar sus dedos en mi cabello.

La alejo un poco y apoyo mis manos en el colchón recargandome un poco hacía atrás.

- Rezame ~le dedicó una sonrisa ladina y ella comprende al vuelo~

Cuando ya la tengo arrodilla entre mis piernas, sintiendo como succiona mi falo con hambre, viéndola como me mira mientras desaparece mi intimidad en su boca, de repente ya no es ella quien está ahí. Mi visión de la pelinegra cambia a la monera de ojos color avellana y pelo excesivamente crespo.

- Pero... ¿Qué? ~digo con ojos bien abiertos y voz apenas audible~ ¡Carajo! ~me reprendo mentalmente~

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