Esto es increíble.

Parece que el destino me la seguirá poniendo en le camino, lo peor de todo es que ahora está en mi casa. Ahora no creo que sea tan divertido seducirla, no la quiero frecuentando mi casa cuando crea que somos algo más.

- El señor al que le gusta besar a desconocidas, ¿Es tu hermano? ~frunce el entrecejo~.

- ¿Señor? ~frunzo el ceño~.

- ¿Se conocen? ~Sarah nos mira y curva el labio inferior con rareza~.

- No.

- Sí ~alzo una ceja por su respuesta~ ¿No me conoces?.

- No.

- Pero yo sí... Kathering ~sonrío coqueto y ella tuerce los ojos~.

- Entonces... ¿Cómo es que se conocen? ~Sarah se cruza de brazos nos mira esperando una respuesta~.

- Ayer fui al club con a distraerme un poco y me encontré con Hillary, así me presento a algunas personas, tu señor hermano estaba ahí.

- Deja de llamarme señor, estoy en mis 30 ~la fulmino con la mirada~.

- 33 específicamente. ~Sarah le da un codazo amistoso y sonríe con picardía~.

Ella se sienta al lado de Sarah enfrente a mí al otro lado del comedor, yo me quedé metido en el cel mientras escuchaba como hablaban de la universidad. Después de desayunar, ella pregunta en donde está el baño y se le indica en dónde está.

Sarah se va a la habitación para terminar de arreglarse y sin que ella se dé cuenta, me paro y voy hacia el baño con cuidado. Estaba a punto de entrar, pero ella abre la puerta quedando frente a mí. Ella alza bastante el cuello para verme a la cara. Es muy pequeña, y yo que literalmente estoy a nada de llegar a los dos metros.

Doy un paso hacía adelante y me inclino un poco para embriagarme con su perfume. Su respiración choca contra la mía y miro sus ojos fijamente. Son color avellana, sus labios cubiertos por una fina capa de brillo labial y su cabello recogido en una coleta que deja caer sus abundantes rizos. Alzo mi mano y con mi índice, acaricio su brazo. Su piel es suave, y el vestido negro se le ciñe perfectamente a su silueta.

- ¡Kate, apúrate! ~grita Sarah desde la sala~.

- ¡Ahí voy! ~gira su cabeza en dirección al pasillo y vuelve a mirarme. Me mira a los ojos y luego mis labios. Se muerde el labio inferior y se va~.

La sigo con la mirada y mi vista se desvía a sus piernas descubiertas y su firme trasero. Frunzo el entrecejo y miro mi entrepierna erguida.

- Esto es increíble... ~digo apenas~.

Voy hacia la sala rápidamente con las manos en mi erección para taparla, Sarah se despide pero ella no. Y no sé porqué, pero eso me ha enojado de manera estúpida. Imagino a otros chicos mirándola porque ese vestido que traer no le llega ni a las rodillas, y creo que fue un error imaginar eso, porque me ha puesto de mal humor.

Sarah está en su último año de medicina y tiene 24 años, supongo ella también. Al menos se que no estoy tratando de llevarme a la cama a una adolescente.

Decido esperar a que pase la mañana acostado en la cama viendo algo en la tele, pero las voces en la pantalla frente a mi cama dejan de ser audibles cuando mis pensamientos se enfocan en ella y en la forma tan sexy en la que mordió su labio. Eso me prendió tanto que desee arrastrarla de nuevo al baño y metérsela con todo y bolas.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Al medio día.

Me echo un último vistazo en el espejo y el timbre de la puerta me alerta a salir de la habitación rápido. Abro y lo primero que veo es la cara de mi madre, Theresa.

- Si no vengo aquí, no nos vemos ~dice mi madre con reproche y se acerca a darme un beso para luego entrar a la casa~.

- Hola, mamá ~ruedo los ojos~.

- Hola, mi niño ~me saluda mi nana con un abrazo como siempre~.

- Hola, nana ~sonrío~.

- ¿Qué hay? ~me saluda Lían y nos saludamos antes de entrar~.

- Hola, guapo ~dice Hillary con burla y me saluda con un beso en la mejilla antes de entrar~.

- No sabía que me querías muerto, ¿Por qué sabes que Lían podría matarte por tu andar de chistosa? ~sonrío~.

- Sabe que solo tengo ojos para él.

- ¡Igual podría matarlo! ~grita Lían desde adentro~.

- Quítate, imbécil ~Dylan me corre de la entrada con brusquedad y entra~.

Frunzo el ceño y cierro la puerta, llegó a dónde están todos y veo a Dylan mirando todos los rincones de la casa, creo que está buscando a Sarah.

- No está, pero tranquilo ~sonrío con burla~ No tarda en llegar.

- No sé dé que estás hablando ~se meta las manos a los bolsillos del pantalón y muestra indiferencia~.

Todos nos sentamos en la sala mientras mi madre, mi nana y Hillary están en la cocina. Se escucha la puerta abrirse y sé que es Sarah porque es la única que tiene llaves de mi casa, y al parecer Dylan también lo sabe, porque se ha tensado notablemente.

- Llegó tu chica ~le susurro con burla a Dylan~.

- Cállate ~susurra~.

Sarah aparece en nuestro campo de visión y Dylan está a punto de babear, Sarah mi siquiera lo mira, saluda y se va a la cocina con las demás.

Después de unas horas, nos encontramos todos en el comedor. No es que nosotros creemos que las mujeres son que deben sí o sí cocinar, pero el imbécil de Dylan no sabe cocinar, Lían no sabe hacer otra cosa que no sea sandwich y yo no cocinó tan bien como ellas.

Es agradable tenerlos a todos aunque no se los demuestre.

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