Nervios.

Llego a mi casa y corro hacía mi habitación y me tiro a la cama. Salí para despejarme y regreso a casa más tensa de lo que estaba.

Aún acostada, me muevo un poco para sacar mi vestido y las sandalias de tacón que traigo, los tiro a cualquier lugar de la habitación y en ese instante me quedo dormida.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

La mañana siguiente.

Despierto temprano y agradezco no haber bebido demasiado porque recuerdo que tengo que hacer las compras del mes y porque no compararme ropa también. No quiero ir sola, así que pienso en llame a Sarah porque no creo que Hill este disponible.

Primero cepillo mis dientes y luego bajo a hacerme algo para desayunar. En eso el tono de mi cel suena, es mi hermano. Contesto rápidamente.

- Saltamontes, ¿Olvidas que tienes familia?~es su forma de saludarme~.

- He estado ocupada con las clases y el trabajo, ¿Cómo estás?.

- Estoy bien, papá dice que llevas días sin llamarlo.

- Sí, lo sé. Ahora más tarde voy a verlo ~digo mientras me siento en el sofá con un plato de cereal~.

- De acuerdo, la próxima semana viajaré. Llamé a la firma Braston & Associates y ya tienen todo listo para que empiece a trabajar con ellos.

- ¡¿De verdad?! ~digo con sorpresa y salgo de la cina para tirarme al sillón de la sala, dejando el hacer el desayuno a un lado~ ¡¿Estarás de vuelta?!.

Mi hermano; Mike, desde que terminó su carrera de derecho, se fue a vivir a Texas. Cuando podía nos venía a ver, pero eso era casi nunca. Había vivido y trabajado allá desde que terminó la universidad, siempre le ha gustado su trabajo, así que ganaba un caso y por ahí mismo se metía en otro. Es el mejor en su trabajo y nunca ha perdido un caso. Por supuesto que estoy feliz de que vaya a regresar, no viviremos juntos, pero me reconforta saber que estará aquí.

- Sí, y Enzo también irá ~dice con tranquilidad~.

Siento que se hace un nudo en mi garganta.

- ¿Sí?, pues que bueno ~trato de sonar lo más tranquila posible~ Y... ¿Viene con la novia? ~ni siquiera sé porqué le estoy preguntando eso~.

- Sí, por supuesto.

Me quedó en silencio por unos segundos.

- Que bueno ~eso ha sonado falsísimo, y sé que mi hermano lo ha notado~.

- Tú... ¿Puedes con eso verdad?. Kate, ¿hasta cuándo vas a seguir así? ~su tono de voz es de cansancio~.

¿Le cansa está situación?. ¿Cree que a mí no?.

- No sé de qué hablas ~no sé si hacerme la loca con él sea buena idea~.

- Si sabes de lo que habló. Kathering, Enzo jamás te verá con otros ojos, crecimos juntos, somos como hermanos. Y ya es hora de que dejes esa obsesión estúpida.

- ¡¿Disculpa?! ~frunzo el ceño al escuchar esa última parte y el suspira al otro lado~.

- Siento decirlo así, pero no quiero que continues así toda tu vida. Eres hermosa y no quiero que sigas esperando a que el idiota de Enzo se dé cuenta de tus sentimientos, francamente, no creo que eso vaya a pasar.

Las palabras de mi hermano me duelen, pero es porque tiene razón. No sé que responder a eso y la verdad no deseo continuar con esta conversación.

- Tengo que salir y se está haciendo tarde ~él se queda en silencio y yo también~.

- Está bien. Ve a ver a papá, luego... Te llamo ~siento que habla con lástima y eso me da asco~.

Frunzo el entrecejo y cuelgo. Suspiro con algo de tristeza, me pregunto cuando dejaré de sentir cosas por Enzo. Llamó a Sarah antes de que se me pase la mañana y se me haga tarde. Timbra un par de veces y por fin contesta.

- Te necesito libre hoy y no puedes decirme que no ~es lo primero que digo~.

- Pues... Tengo cena familiar ahora en la tarde, lo siento ~dice con calma~.

- ¡Ay no! ~digo con reproche~.

- Pero en este momento estoy libre, estoy en casa de mi hermano. Anoche bebí demasiado y me tuvo que traer a su casa.

- De acuerdo, tengo que comprar unas cosas, de paso vamos de compra ¿Sí?.

- De acuerdo, deja me organizo. ¿Sabes qué?, ven a desayunar y de acá nos vamos.

- No, mejor...

- Solo ven, mi hermano me presta su auto y nos queda más que estar tomando taxis. Te paso la ubicación.

Antes de que pudiera hablar, cuelga. Suspiro y regreso a mi habitación para ducharme y cambiarme. Decidí ponerme un vestido negro que se ciñe a mi cuerpo y me encanta porque parece que me he operado con este vestido, me hago una coleta dejando mis rizos sueltos, me aplico rimel, retoco mis depiladas cejas y me echo un poco de brillo labial.

Estoy indecisa, no sé si ponerme sandalias de tacón o zapatillas blancas. Al final me puse mis botas negras y una cartera de brillos plateada. Me encanta el negro y creo que el 90% de mi closet lo llena ropa negra.

Un mensaje llega y es de Sarah, me ha enviado la dirección de la casa de su hermana y me sorprendo un poco porque en esa parte de la ciudad, viven solo personas con mucho dinero. Nunca he ido a esa parte de la ciudad.

- La cabrona nunca me dijo que era rica ~frunzo el ceño con curiosidad~.

Supongo que lo es si el hermano vive ahí. Tomo un taxi y le digo al señor que me lleve a esa dirección. Después de unos minutos, el señor me deja afuera, en lo que parece ser la entrada del recinto. Estas casas solo gritan una cosa: aquí solo vive gente con dinero. Son hermosa y grandes, también son algo parecidas, pero el lugar se ve muy hermoso. Es como si esto fuera otro mundo.

Mi casa es muy bonita y está ubicada en una buena zona, al igual que la casa de mi padre; es grande, hermosa y es una zona bastante buena. Pero ya esto es otra cosa. Busco el número de la casa, y cuando la encuentro, tocó la puerta. Espero solo unos segundos y Sarah me abre con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¡¿En serio aquí vive tu hermano?! ~abro bien los ojos al ver que si es ella la que abre la puerta~ No me dijiste que eras rica, cabrona ~susurro cuando se hace a un lado para que pase~.

No es que vea a Sarah como pobretona (así llaman las estiradas de la universidad a las chicas becadas), pero siempre ha sido muy sencilla. Todas las chicas de la universidad son unas elevadas que no quieren tocar el suelo porque sus padres tienen mucho dinero. Sarah y Hillary son las únicas que se puede decir que tiene comodidad y que son muy humildes con todos, no importa de que clase social eres. Mi padre no es rico, pero era médico en uno de los mejores hospitales de la ciudad, aunque se pensionó de hace algunos años (por eso escogí esa carrera), y por eso siempre hemos vivido bien.

- No lo soy, idiota. Mi hermano lo es ~me responde con tranquilidad~.

- Si tu hermano es rico, tú también lo eres ~digo mientras nos adentramos en la casa. Ella frunce el ceño~.

- Estás bien pendeja, cállate ~me da un codazo y llegamos a lo que es el comedor~.

Sarah me presenta con el hombre, pero este está metiendo en su cel. Lo apaga y alza la mirada hacia nosotros. Y... Esto ya no puede ser normal. ¡Él es su hermano!, grito en mis pensamientos y creo que me he tensado. Puedo verlo sorprendido también.

- El señor que le gusta besar a desconocidas, ¿Es tu hermano? ~frunzo el entrecejo, pero la verdad es que no se ve tan viejo, solo lo dije para molestarlo~.

Y lo he hecho porque este frunce el ceño. Sarah pregunta si nos conocemos y respondo un no, pero él un sí. Alza unas ceja por mi respuesta. La forma en la que dice mi nombre con esa sonrisa para confirmarle a Sarah que si nos conocemos... ¿Por qué tiene que sonreír así?. Le explicó a Sarah como nos conocimos y este de nuevo reprocha que está en sus 30.

- Creo que me están empezando a gustar los señores ~pienso recorriendo su cuerpo con mis ojos~.

Se ve tan sexy con sudadera y camisilla...

Sonrío internamente cuando Sarah dice dandome un codazo que son 33 con exactitud. Para mí es un señor.

Nos sentamos a desayunar, me siento al lado de Sarah, frente a Jacob. Es él ahora el que no me mira, está metido en su celular.

- ¿Cómo te va a ti con el proyecto? ~me dice Sarah~.

- Bastante bien, aún no lo he terminado, pero creo que va por buen camino.

Continuamos hablando un rato hasta que terminamos de desayunar.

- Oye, ¿Me prestas el baño un momento? ~ni siquiera tenga ganas de hacer nada, solo necesito inhalar y exhalar unas cuantas veces para aclarar mi mente~.

Justamente ahora que lo tengo cerca es que se me vienen los recuerdos de anoche, la forma en que miraba mis labios, si vos grabe. ¡Ay Dios, necesito salir de aquí!.

- Claro. Al fondo, mano derecha ~dice Sarah y la veo prender la pantalla de su cel y quedarse viendo quien sabe qué~.

Me apresuro y cuando lo encuentro, me adentro rápidamente. Cómo sabía, respiraba tratando de calmarme un poco y tratar de que mi cuerpo se relaje porque me siento supertensa.

- Está vez no siquiera estuvo mirándome, así que calmada ~me digo frente al espejo~.

Retoco mis labios con brillo labial, respiro una última vez y abro la puerta para salir, pero su grande figura me obstruyes el paso. Me detengo de golpe y es obligatorio alzar bastante el cuello para verle la cara, ya que de por sí yo soy una hormiga y este hombre amenaza con llegar a los dos metros.

Me escruta con la mirada y luego se detiene en mis labios, da un paso hacia mí y se inclina un poco.

- ¿Me está oliendo? ~pienso y ya estoy algo nerviosa~.

Nos miramos fijamente y él acaricia mi brazo con su dedo. Su tacto provoca que mi corazón salte. Creo que me va a dar un paró cardíaco.

- ¿Está enojado? ~pienso porque su cara está sería~.

Al final Sarah me grita desde la sala y yo le respondo que ya salgo, le echo una última mirada a sus ojos y luego a sus labios. Ni siquiera me doy cuenta pero mi cuerpo actúa solo, me muerdo el labio inferior y me voy.

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