Perfume.

No hay nada que me haga llegar hasta la ventana. Pongo las manos en mi cadera y pienso en que puedo hacer. Mirando a todos lados observo el patio de la casa de al lado, se ven una escalera posada en la cerca. Lo siento mucho por el dueño, pero yo las necesito.

Camino hasta la cerca que divide ambos patios y con algo de dificultad, paso la escalera a este lado. Tomo un poco de aire y luego proceso a llevar las escaleras hasta la ventana. Me aseguro de que la escalera esté bien puesta y las subo hasta llegar a la venta.

Sonrío al ver que está abierta, pero rápidamente mi ceño se frunce por esa misma razón.

- ¿Ella será que está mal de la cabeza?. Cualquier abría podido hacer esto mismo, cómo se va y deja la ventana así abierta.

Entro con cuidado por la ventana y observo todo el espacio. Al parecer es si cuarto.

- ¡Jah! Niña tonta ~pongo mis manos en mi cintura~ Agradece que no soy un ladrón.

Camino por la habitación observando detenidamente todo. Está muy bien ordenada. Me acerco hasta su tocador donde hay cientos de brochas de maquillaje, diferentes perfumes y cremas. Hay muchas otras cosas que no siquiera se qué son.

- ¿Primer? ~leo con curiosidad uno de los embacesitos~ ¿Por qué las mujeres usan tanta cosa? ~frunzo el ceño~ Agua micelar... ¿Ella toma esto?.

Abro uno de los cajones del tocador y veo su maquillaje bien organizado. Se que son las paletas de maquillaje gracias a Sarah, pero no sabía que necesitaban tantas.

- ¿Por qué tiene muchas de estas?, y hay muchas cosas repetidas aquí. Cómo esas brochas, ¿por qué necesita tantas?.

Dejo el tocado y voy a si closet. Al parecer ella le gusta bastante el orden, todo está en perfecto lugar. Abro uno de los cajones y hay pijamas, lo cierro y abro otro más largo. Hay lencería; de todo tipo, por supuesto sentí esa curiosidad y saque una diminuta braga. Imaginármela metida en esta cosa me calienta todo el cuerpo.

- Me lo quedaré ~meto la prenda al bolsillo del pantalón~.

Salgo del closet y me acerco de nuevo al tocar. Hay muchos perfumes así que no sé con exactitud cuál suele usar más, pero cuando estuve tan cerca de ella en mi casa, su olor me embriagó y quiero olerla de nuevo. Al final me siento en el borde de la cama.

Ni siquiera me doy cuenta de cuando la puerta de la habitación se abre. Ella entra, pero ni siquiera me nota, sin mirar se quita el bolso y lo tira en mi dirección, lo atrapó y supongo que cree que ha caído sobre la cama. Ella continúa de espalda y se saca las zapatillas, luego se quita el vestido y lo tira sobre un pequeño mueble que hay y recoge su cabello en un moño alto envolviedolo por completo.

Sonrío porque ahora solo está en sostén y bragas, lo gracioso es que no ha notado que estoy aquí.

- Abría preferido que fuera más como un baile sensual ~hablo y ella se voltea y pega un grito cuando me ve~.

- ¡¿Qué carajos haces aquí?! ~pregunta sorprendida y creo que algo molesta~.

Ella trata de cubrirse con sus manos, pero es inútil. Su cuerpo me ha excitado como si no hubiese tenido sexo anteriormente. Sus piernas y su trasero... Mi boca me suplica que la pruebe toda.

Me paro y me acerco, ella retrocede, pero el tocador le impide seguir retrocediendo. Parece un animalito indefenso ante mi precencia, y eso me gusta. Ella baja su mirada.

- ¿Qué haces aquí? ~pregunta más calmada, pero si cuerpo tiembla levemente~.

Mi cara no demuestra ninguna expresión ahora, creo que eso le asusta, pero no me importa. La tomo del mentón suavemente y alzo su cara para que me mire. Creo que me volveré adicto a esos ojos.

No le voy a decir que vine porque quería verla.

- Quítate el sostén ~mi voz es firme pero no fuerte~

- ¡¿Qué?! ~parece sorprendida~.

- Que te quites...

- ¡Te escuché la primera vez! ~me interrumpe y se aparta de mí~ ¿Estás loco? ~camina hacia la cama y toma una de las almohadas y se cubre con ella~ Vete de mi casa.

- ¿Si no qué? ~meto mis manos a los bolsillos de mi pantalón y la miro fijamente~

- Llamaré a la policía ~dice con determinación~.

Me río por eso. La veo en silencio por unos segundos y doy un paso para ir a dónde está. Ella deja caer la almohada y agarra su bolso con rapidez. Introduce la mano en éste y al parecer saca lo primero que agarra.

- ¿En serio? ~alzo una ceja cuando me apunto con el cepillo para el cabello~ ¿Vas a peinarme?.

Ella mira el cepillo con el ceño fruncido y luego lo vuelve a mi dirección.

- Bueno, puedo... Tirartelo ~alza los hombros con obviedad~.

Ruedo los ojos y me acerco a ella, repite que no me acerque, pero en un rápido movimiento le quitó el cepillo. Tiro el cepillo a quien sabe dónde y la tomo del cuello para lanzarla, y retenerla en el colchón. Mi mano de su cuello no la quito, con la otra me apoyo en el colchón al igual que con mi rodilla.

Desde aquí puedo ver todo su cuerpo. Trato de no apretar mi agarre en su cuello.

- ¿Me vas a violar? ~dice y aunque parce que la situación no le afecta, puedo ver algo de temor en sus ojos~.

Niego con la cabeza en silencio, la líbero del agarre para apoyar esa mano en el colchón también, así ya no tiene como huir. Me acerco así cuello y el dulce olor de su perfume golpea mis fosas nasales y siento que corro es riesgo de perder la cabeza.

- Puedo ser todo menos un violador ~hablo sobre su cuello porque no quiero dejar de olerla~.

- ¿Cómo entraste aquí? ~su voz es calmada... Y dulce~

- Por la ventana... ~las palabras salen sola de mi boca, en este momento estoy concentrado en grabarme si olor~

- ¿Te gusta? ~ni siquiera está haciendo un esfuerzo por ser sensual, pero si voz es así como la oigo~.

Sé que se refiere a su perfume, sé que puede sentir mi respiración en su cuello. No puedo evitar morderlo un poco. Ella reprime un gemido.

- Me fascina... ~le respondo y me alejo de su cuello para verle los labios~.

- Bueno... Entonces te lo regalo. Ahora vete ~su rudeza vuelve~.

Sonrío porque verla fruncir el entrecejo solo hace que se vea más adorable. Me irgo bajando de ella y camino hasta el tocador.

- ¿Cuál es? ~miro todos los perfumes y luego a ella. Ella se sienta en el borde de la cama~.

- ¿En serio? ~le sorprende que sí quiera el perfume, lo sé~.

- Dijiste que me lo regalabas ~ella abre un poco la boca~ Si de verdad quieres que me vaya, tendrás que dármelo ~mi cara es de seriedad, pero mi voz sale con suavidad~.

Ella se para y camina hasta a mí, agarra el perfume y me lo da. Le quitó la tapa y lo acerco a mi nariz. Es éste.

- Me gusta más olerlo directamente de ti ~intento acercarme a su cuello, pero se aleja~.

- Ya lo tienes, ahora vete ~su es firme pero está calmada. Se cruza de brazos~.

Me dirijo hacia la puerta para irme satisfecho.

- No, no ~me toma de brazo y siento que su agarre quema esa parte que toca~ Te vas por dónde entraste ~me libera del agarre y señala la ventana~.

- ¿No hablas en serio? ~sonrío con diversión, pero rápidamente mi sonrisa se esfuma cuando veo su expresión seria. Está hablando en serio~ Bien...

Alzo los hombros como si no me importara. Me quedó un segundo parado frente a la ventana, realmente no quiero salir por ahí.

- ¿Tengo que hacerlo? ~la miro con incomodidad~.

- Sí ~me mira fijo y yo ruedo los ojos~

Sin titubear más, salgo por la ventana. Con cuidado bajo las escaleras, pero piso en falso y me voy del viaje cayendo de espaldas. Por suerte ya había bajado bastante.

- ¡Carajo! ~sigo tendido en el suelo. Ella se asoma por la ventana~.

- ¡Estoy bien! ~grito y alzo mi pulgar hacia ella~.

- ¡Qué lástima!. ¡Esperaba que te rompieras una pierna o algo! ~me grita desde arriba y yo río~.

Ella desaparece por la ventana y yo me pongo de pie. Me aseguro de que el perfume esté bien, me limpio un poco y me dispongo a volver a mi auto.

Ya en mi auto, saco la diminuta braga que me le traje, la miro y por último la huelo.

- Qué estás haciendo, Jacob ~me digo con los ojos cerrados~.

Dejo la braga sobre mi pierna y miro el perfume. No sé que me está pasando, única había hecho esto con ninguna mujer, y eso que ni siquiera la he probado.

Me prometi que jamás volvería a involucrarme sentimentalmente con otra mujer. Pero ella... A apenas han pasado días desde la primera vez que la ví, y ya hace que me ponga así. Si no me paro firme, ella puede hacer que me doblegue ante ella. Sin más, arranco el auto y regreso al hotel.

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