Pasar el día en casa.

No tardaré nada ~digo mientras entramos a mi casa ~este... Pues sabes que quedas en tu casa ~sonrío más nerviosa de lo que me siento~

Me voy casi corriendo al cierto, de cierta forma siento que es una oportunidad de huir de su presencia por un momento. Cierro la puerta y con una habilidad desconocida, me quito las zapatillas y las tiro quien sabe a dónde, le sigue los jeans y por último el suéter. Me adentro en el closet y tomo un vestido que de hecho, nunca me lo he puesto y ya lleva algunos meses desde que lo compré.

- Esto tiene que ser una broma ~con desesperación me miro en el espejo del closet~ Pero si no siento que he subido de peso, según yo, me veo igual.

La cremallera del vestido no quiere subir y yo ya me estoy desesperando. Está era mi oportunidad para impresionar a Enzo y llamar su atención, es precisamente este vestido que quiero usar.

Estoy tan decidida a usarlo, que he forzado demasiado la cremallera y la he roto.

- ¡NO! ~grito olvidandome que Enzo está abajo, en mi sala~

- ¡Kathe!, ¡¿Está todo bien?! ~me grita desde abajo~

Me he desanimado tanto que sin pensar, salgo de mi habitación y bajo hasta la sala. Enzo me mira sin entender porqué parece que voy a llorar, mira el vestido y ríe bajito.

- No me digas que por eso fue el grito ~dice mientras se acerca~

Toma la cremallera y nota que ésta no sirve, vuelve a reír.

- No es gracioso... ~digo con desánimo~ Se me quitaron las ganas de salir ~suspiro con tristeza~

- ¿Por qué? ~frunce el entrecejo~ Sabes que cualquier cosa te queda bien.

Si comentarios hace que mi corazón de un vuelco, aún así, no me levanta el ánimo.

- Pero yo quería usar éste vestido para ti ~rápidamente caigo en cuenta de mi comentario~ No, digo, quería usar éste precisamente para salir hoy ~sonrío nerviosa y me alejo un poco~

Le pare muy divertido con mi reacción, hasta parece que no lo he convencido del todo.

- Entonces comamos aquí ~se encoge de hombros~

- De acuerdo ~sonrío apenada~ Súbete de nuevo para ponerme algo más cómodo~

No sé qué es peor, si lo del vestido o tener que pasar todo el día con Enzo aquí en mi casa, completamente solos. Ni siquiera sé si podré controlar mis nervios y no hacer ni decir estupideces que lo único que hacen es ponerme aún más nerviosa.

Por lo general, siempre estamos con Mike, nunca he estado en una situación en la que estemos solos los dos, seguro si hubiese viajado con Mike, estaríamos los tres juntos.

Bajo después de ponerme un vestido más cómodo, es ceñido, pero largo y la tela es muy suave, así que este está perfecto. Tampoco es como que voy a insinuarmele con esos vestidos que uno medio se agacha y ya se te ve hasta el alma. Sé que a Enzo no le llaman para nada la atención las chicas así. Hablando de chicas, me acuerdo de la chica que ví en la foto que él subió a Instagram.

Lo busco en la sala, pero su voz capta mi atención.

- ¡Aquí! ~alza un poco la mano desde la cocina~

Me acerco con una sonrisa y veo que ya ha sacado todo tiempo de ingredientes.

- ¿Desde cuándo cocinas, Kavanoj? ~apoyo el codo sobre la isla de la cocina~

- Desde que el mal nacido de Mike casi me mata con una simple sopa ~no si si realmente le estoy presentando atención, porque su sonrisa me tiene hipnotizada~ Vivir juntos fue todo un reto.

- Me imagino. ¿Por qué te viniste tú?. Bueno, Mike me comentó que trabajaría aquí en definitivo, pero no sé porqué tu viniste ~digo mientras lo veo picar un tomate~

Lo veo algo contrariado para dar una respuesta, luego de un segundo de silencio, responde.

- No lo sé, creí que ya era tiempo de volver y montar mi propio despacho. Le propuse lo mismo a Mike, pero me dijo que lo estaría pensando y que por el momento trabajaría en Braston & Associates ~vira la cara y me mira~ Y también quería verte, aún estabas bastante pequeña cuando nos fuimos a Texas. Solo nos veíamos por Skype y cada temporada que podíamos venir.

- Este... ¿Y qué hay de tu relación? ~pregunto tan bajito que rezo por qué no haya escuchado~

- ¿Relación? ~frunce el ceño, pero no me está mirando~

- Mike me dijo que salías con una chica, me mostró una foto de ustedes juntos ~temo que esas palabras me han salido con demasiado desánimo~

- ¡Ah sí!. Se llama Laura, pero ya no estamos ~su tranquilidad para hablar del tema me dice que no le importa mucho la ruptura~

- Lo siento, no tenía idea de eso ~realmente no lo siento nada y parece que a él tampoco porque se encoge de hombros~

- Era... ~piensa una palabra que la defina~

- Muy celosa.

- Fastidiosa ~me corrige~

- Que lastima... ~quizas solo quiera hacerse el fuerte~

- Kathering, yo terminé la relación ~sonríe y me mira los labios, pero rápidamente desvía su mirada hacia la sartén~

Eso me confirma que de verdad no está afectado por la ruptura. Quisiera pensar otras cosas, pero me abstengo, sé que él me ve como una hermana menor.

Después de casi una hora, Enzo a terminado de hacer una deliciosa pasta. Nos sentamos en el sofá a comer y hablar de muchas cosas. Reímos y bromeamos, hasta parece que fuéramos más amigos nosotros dos sin la precencia de mi hermano.

Pasamos toda la tarde hablando, vinos películas y en la noche, para cenar pidió comida china. Ese pequeño detalle aumentó una rayita a mi ilusión porque él sabe que me encanta la comida china y creí que no tenía presente esa pequeñez.

Cómo a las 11 casi las 12 de la noche, nos estábamos despidiendo en la entrada de mi casa.

- Realmente me la pasé muy bien hoy, Kavanoj ~sonrío de brazos cruzados en el lumbral de la puerta~

- Igual yo, pequeña ~dice poniéndose el abrigo y la forma en que lo dice me hace querer darle mis bragas como ofrenda~

Nos quedamos un tiempo en silencio mirándonos, Enzo se acerca tanto que el olor de su perfume choca contra mis fosas nasales al alzar el cuello para verle la cara. Me escruta con la mirada y sus ojos se detienen justamente en mis labios.

- Adiós ~una de sus manos se apoya en mi cintura apretándola levemente, se agacha un poco y besa mi mejilla con tanta delicadeza que quiero llevarlo adentro de nuevo y rogarle que me haga suya~

Mi piel se eriza por su tacto, pero agradezco que se haya alejado y se haya subido a su auto sin titubear. Veo el auto desaparecer y yo me meto de nuevo a la casa con la sonrisa más boba que pueda existir.

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