Esto tiene que ser una broma.

Lían y Hillary se fueron a la pista al igual que Dylan y esa chica la cual no recuerdo el nombre. Parece que el único que no se divertirá está noche soy yo. Me pare de la mesa y me dirigí hacía el bar de nuevo, necesito otro whisky. Decidí quedarme aquí porque me estoy sintiendo como un violista.

- Con que aquí estás ~dice Sarah sentándose a mi lado~.

- ¿Qué haces aquí? ~frunzo el ceño~.

- Equivocado estás si creías que me quedaría en casa ~sonríe y pone un mechón de su cabello atrás de su oreja~ Whisky ~le sonríe al chico del bar cuando se acerca a nosotros~.

El chico asiente y después de unos segundos, le acerca el whisky sobre la barra. Note que se noto que se echan algunas miradas y frunzo el ceño.

- No me digas que está aquí por el chico ~señalo al chico en la otra esquina de la barra~.

- Vine porque resulta que Lían y Dylan estuvieron esperando mi presencia aquí y tú nunca me dijiste nada ~dice tomando un sorbo de su trago~.

- Porque sé perfectamente lo que se traen Dylan y tú. ~la fulmino con la mirada~ De una vez te digo que no estoy de acuerdo con eso. Dylan no es el hombre indicado para ti.

- Ningún hombre es el indicado para según tú, a demás, no se a que te refieres. Entre Dylan y yo no está pasando nada.

- Vas te vale ~sonrío con malicia~.

- ¿Y qué tiene que no pueda meterme con él?.

- Dylan no es hombre de una sola mujer ~digo tranquilamente~.

- Al igual que tú ~le da un sorbo a su trago~.

- Sí, pero ese no es el punto. Tú no eres como las chicas a las que Dylan está acostumbrado, lo sabes. La pasarás muy mal, créeme. Dylan no va a cambiar por ninguna mujer.

- En fin, tampoco es como que me interese ~alza los hombros sin importancia~

- ¿No? ~le doy una sonrisa ladea~ Bueno, ahora que lo pienso es obvio. No me presentaría a esa chica si estuviera saliendo contigo ~lo digo solo para ver si reacción~.

- ¿Les ha presentado a alguien? ~asiento y sus labios se aprietan en una fina línea~.

Justo en ese momento llegan todos riendo quien sabe por qué. Lían, Hillary; Dylan y la rubia con la que está. Dylan posa su atención en Sarah y esta ni siquiera lo mira, da un largo sorbo a su whisky y luego voltea a nosotros con una gran sonrisa.

- Hola, chicos ~dice y solo mira a Lían y a Hillary~.

- ¿Pero cuando has llegado? ~dice Hillary emocionada y la abraza~.

- No hace mucho. ¡Pero qué cumpleañero tan apuesto! ~se levanta y se acerca a Lían para abrazarlo~.

- Por supuesto, todos sabemos que yo soy el más guapo de los 3 ~sonríe con orgullo~.

Dylan no ha dicho ni una sola palabra, se le queda viendo cómo si fuera una diosa. Todos nos quedan en silencio por un momento y se siente la tensión en el aire.

- Dylan... ~dice por fin Sarah, pero ni siquiera sonríe~.

- Sarah ~este inclina un poco la cabeza en forma de saludo~.

- ¿No vas a presentarme? ~dice la rubia que ha sido ignorada por Sarah~.

- Este... Ella es Elle, una... Conocida ~Dylan le dice con algo de nervios a Sarah y la rubia arruga el entrecejo, pero no dice nada~.

Ambas se miran de pies a cabeza y al final, se dan la sonrisa más falsa que he visto.

Todos regresan a la mesa, decidí seguirlos al final por Sarah. Estando ella, ya no me sentía tan incómodo. Pero lo que si me tiene inquieto es que no he ido por una chica está noche. Esperaba amanecer de nuevo en mi habitación de hotel con alguna mujer, pero toda la noche me la he pasado pensando en Kathering.

Al final decidí solo relajarme y si resultó, apesar de la tensión que traían Sarah y la rubia llama Elle, se pudo pasar bien.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

A la mañana siguiente.

Siento un dolor de cabeza pulsante al despertarme, me levanto de la cama y salgo de la habitación para ir a por un vaso de agua. Solo segundos después, veo a Sarah salir del cuarto de invitados.

Anoche bebió demasiado y no iba a dejar que tomara un taxi así, pude haberla llevado a casa, pero yo también había bebido y no era seguro manejar tanto en ese estado, así que la traje a mi casa.

Me abro uno de los cajones de la cocina y saco dos píldoras para el dolor, le doy una a ella y le sirvo agua. Me tomo yo la mía y ella me imita.

- Bien, desayuna lo que quieras y luego te vas. No quiero chusmas en mi casa ~digo y ellas frunce el ceño~.

- De malas, idiota. Hoy tengo trabajo en grupo y mis amigas vendrán ~sonríe~

- Aquí no ~digo con fastidio~ Sabes que nadie viene a mi casa, no seas estúpida.

- Calmada, fiera ~la fulmino con la mirada, siempre me dice así~ Es broma.

Va de nuevo al cuarto de invitados. Ella es la única mujer que duerme en mi casa cuando quiera, de hecho, tiene algunas cosas aquí.

Regreso a mi habitación para ducharme y luego de unos minutos, salgo de nuevo hacía el comedor. Sarah ya está cambiada y hasta ha hecho el desayuno, me siento con la vista en mi celular y está pone una cantidad rara de comida en la mesa. Frunzo el ceño por eso.

- Verdad que eres una hambrienta ~me burlo~.

- Cállate. Hace un minuto estuve hablando con una amiga y la invité a desayunar, no demora en llegar. ~dice con tranquilidad tomando de su café~.

- ¿Ahora invitas a mi casa a gente que ni siquiera conozco sin mi permiso? ~alzo una ceja~ Sabes muy bien que no traigo a ninguna mujer a mi casa.

- Lo sé, pero prometí acompañarla a hacer algunas cosas y necesito que me prestes uno de tus autos. A demás, ella no volverá a venir.

- ¿Está buena? ~es lo único que necesito saber~

- ¿Por qué? ~alza una ceja~ ¿Te la vas a coger?.

- Si lo está, sí ~digo con tranquilidad~

- Entonces no lo está ~dice con brusquedad~

- Tu más que nadie sabes que nadie me dice que debo hacer o no. Si te atreves a invitar a alguien a mi casa, tengo que ganar algo de eso ¿no?.

- Ya te dije que ella no volverá a venir, le dije que viniera porque me ofrecí a llevarla en el auto.

- ¿Y tú tienes auto? ~digo con gracia porque sé que no tiene~

- No, pero tú sí. Y muchos ~sonrie con confianza~

- Ahora también haces planes con mis autos ~ruedo los ojos~ Puedes tomar cualquiera de la cochera ~sonrie con emoción~

En ese momento suena el timbre y creo que ya llegó la fulana. Me quedó pegado a mi celular apoyando los codos sobre la mesa. Escucho unas risitas que se hacen más audibles conforme se acercan.

- Él es mi hermano ~habla Sarah y despego la vista de mi celular~.

Esto tiene que ser una broma.

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