Alexandros sintió alivio cuando la vio asentir, por un momento pensó, que no iba a poder convencerla e iba a tener que buscar otro modo de atacarla.
. – Acepto que hoy no puedas. y de verdad, discúlpame por presionarte – Le dijo sonriendo nuevamente – Pero ¿Mañana me aceptarías una copa?
. – Está bien… - Él celebró por dentro y estiró su mano para que la estrechara como un gesto para cerrar el trato y ella la tomó…
. – Gracias Mónica, Nos vemos mañana – Sin apartar su mirada intensa de ella, subió su mano y besó su dorso mientras con el dedo pulgar le dio una suave caricia – Buenas noches… – La chica retiró rápidamente su mano porque ese leve, pero casi sensual contacto, le generó un escalofrió en todo su cuerpo.
. – Buenas noches… - Respondió con lo que a él le pareció un susurro que lo deleitó. Ambos se miraron atentamente por un instante, sus pensamientos divergentes llenaban el aire. Mientras él pensaba que estaba acabando con sus defensas, y que su venganza contra ella estaba avanzando, ella inocente de los injustos planes de él, pensaba en lo fácil que sería enamorarse de aquel hombre tan atractivo e imponente que había aparecido de la nada haciendo flaquear su voluntad.
El momento de silencio tenso entre ellos, parecía contener una mezcla de atracción y peligro. Alexandros estaba convencido de que tenía el control, sonreía con malicia pensando que su plan se estaba desarrollando de acuerdo a lo previsto, cada señal y movimiento de ella parecían confirmar sus sospechas, alimentar su ego y propósito.
Por otro lado, ella se sentía atraída por la presencia magnética y misteriosa de Alexandros, sus pensamientos se desviaban hacia la posibilidad de darse una oportunidad con este hombre tan cautivador. La idea de enamorarse de él sin sospechar los oscuras planes que tenía contra ella, la llenaban de emociones encontradas, sobre todo, porque no había sentido nada igual, por alguna otra presencia masculina en mucho tiempo…
El fugaz momento de encuentro y miradas intensas, fue roto por una persona que pasaba y saludó animadamente a la chica, volviéndola de golpe a la realidad. Por fin, ambos se despidieron. Ella subió a su apartamento, y él caminó directo a un bar.
Al día siguiente, Alexandros se despertó demasiado animado para contrariedad de su primo. Suponía la razón, y se negaba a aceptar ese mal proceder. El otro hombre por su parte, ignoró las caras de reproche que le hacia su primo y se dispuso a ir a la fábrica. Necesitaba poner a producir su dinero, no pensaba seguir perdiendo capital a causa de Olivia Hamilton.
. - ¿Vas a venir o te quedaras allí mirándome como bobo? - Le increpó a su primo desde la puerta al ver que no se movía.
. – Voy contigo – Respondió caminando tras él… - ¿No me vas a decir por qué tan contento?
. – ¿Para qué? – le cuestionó – ¡No pretendo que me amargues el día con tus letanías! – Sentenció y con eso pretendía dar por culminada la conversación, más su primo tenía un propósito adquirido, que era evitar que Alexandros lastimara de ese modo a la que sentenció merecedora de su venganza.
. - ¿De casualidad has pensado si quiera un poco en lo que te dije ayer?
Alexandros no lo había hecho, y para demostrárselo, subió el volumen de la radio con intención de que no lo repitiera nuevamente. Ángelus solo negó con su cabeza totalmente decepcionado. Cuando el sonido del celular se fusionó con el de la música, ambos lo miraron, Alexandros normalmente se ponía nervioso cuando este sonaba, porque imaginaba una mala noticia de parte de su familia.
Con manos temblorosas, que su primo muy bien miró, activó el manos libre…
. – Abuelo – Saludo con temor…
. – Alexandros hijo, tu abuela ha entrado en crisis, la voy a perder hijo, no hace sino llamar a Alexius pareciera como si lo estuviera mirando… estoy seguro que pronto va a morir Alexandros, se va a morir – Lloraba el viejo abuelo al otro lado de la línea.
. – Abuelo cálmate – Sollozaba también Alexandros, mientras renegaba – Dile que ya tengo a la culpable de su muerte abuelo y que la va a pagar con creces… ¡Que le haremos justicia a Alexius, y su alma podrá descansar en paz! Dile, pero no dejes que se muera…
Él estaba convencido que eso la iba a hacer sentir mejor, porque parte de su dolor era lo injusta que había sido su muerte. Ángelus solo escuchaba, y se entristecía cada vez más. Para él, esto no era más que manipulación…
. – Hazlo hijo, cóbrale cada lágrima que ha hecho derramar en esta familia…
. – Sí abuelo, mantenme al tanto, por favor, no dejes que la abuela muera… – Lloró, luego miró a su primo como si estuviera poseído – ¿Escuchaste? – Le gritó como si Ángelus fuera el culpable – Mi abuela también está muriendo por culpa de esa maligna mujer – Golpeó con fuerza el volante…
. – Cálmate Alexandros, estas al volante… - Le recordó evidentemente preocupado Ángelus. Él frenó de golpe…
. – Pareciera que no te importara lo que está pasando la familia… - Recriminó mientras lloraba, él no quería una nueva perdida y un nuevo dolor en su vida…
. – Si me importa hermano, sabes que sí – Lo consolaba – Solo no deseo que hagan las cosas de esta manera…
Tras calmarse, Alexandros miró con coraje a su primo...
. – Quiero en serio, que te mantengas al margen Ángelus, mientras estemos aquí solo serás mi asistente, olvídate que eres mi primo, y si no te parece – Lo miró completamente impávido – ¡Vuelve a Grecia…! ¡Decídelo ahora!
Ángelus se sintió extremadamente dolido por la drástica petición de su primo, no sabía qué hacer, dejarlo solo en esta locura o quedarse y verlo cometerla, o por el contrario, hacer lo imposible porque la hiciera… lo aceptó, no podía dejarlo, algo podría hacer más adelante, asintió…
. – Seré solo tu asistente… - Aceptó bastante afectado de decir eso…
. – Bien… - En silencio se pusieron nuevamente en marcha…
Al final de la tarde, cerca de las 7, Alexandros aparecía nuevamente frente a la pastelería… miró a lo alto imaginando a la mujer que estaba allá arriba tranquilamente, en tanto su familia cada día vivía una zozobra con el deterioro progresivo de su abuela, una familia que, sin aun poder superar dos perdidas, ya estaban a punto de perder otra… ¡Y la odiaba, sentía que la odiaba cada minuto más!
Se obligó a apostar por su mejor sonrisa, y tocó el timbre de la puerta al lado de la pastelería… esperó, y unos segundos después, ella estaba frente a él, estaba hermosa, si como no, no era ciego, era la primera vez que la veía en vestido, y no pudo evitar detallarla, más se negó a dejarse afectar por increíble presencia. ¡Ella para él no era una mujer para admirar, mucho menos para amar!
. – Hola… – le dijo ella ante su silencio.
. – Hola Mónica Leith – La miró asombrarse – Pueblo chico infierno grande… – Le dijo para disipar su inquietud y lo logró, ella aceptó que era así, porque a diario escuchaba cada chisme en su pastelería – ¡Estas hermosa!
. – Gracias… – le respondió algo sonrojada – Tu también estas muy apuesto – Lo observó mejor y se corrigió mentalmente, ¿Apuesto? No, el hombre estaba increíblemente hermoso, se veía demasiado varonil e imponente, tanto que ella aceptaba que iba a seguir haciendo babear a las habitantes femeninas del pueblo, incluyéndose.
Ya en el bar comenzaron a conversar mientras les traían sus bebidas…
. – Y cuéntame Mónica ¿Por qué decidiste vivir en este lugar tan remoto? No parece tu estilo… – Ella sin verle nada malo a la pregunta respondió a medias…
. – Supongo que, para cambiar de ambiente, ya no soportaba el bullicio de la ciudad… - Alexandros ante cada palabra apretaba el puño debajo de la mesa, evitando hacer cualquier mal gesto que ella pudiera notar… - ¿Y tú?
. – ¿Yo qué? – Se había perdido tanto en sus malos pensamientos contra ella que se desorientó, ella sonrió.
. - ¿Por qué decidiste emprender aquí? Tu sí que no tienes pinta de hombre de pueblo…
. – Ah jajaja, no pues, aquí estaba lo que tanto he buscado – Dijo mirándola directamente a los ojos – ¡Quería invertir, y se me presentó esta gran oportunidad!
. – Y déjame decirte que ha sido bueno para el pueblo, tanto como para ti supongo… – Alabó su decisión – Esa maderera, era generalmente la base de la economía de aquí…
. – Supones bien, y si, lo he podido notar, pero por favor no hablemos de trabajo – Le propuso con otro claro propósito – Háblame de ti…
“Vamos a ver que me vas a decir, grandísima hipócrita” pensó él cuando la miró mover el vaso de wiski que le habían servido, quizás analizando que mentira soltar por esa boca…
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Comments
Marlene Garcia
ya está equivocado y eso lo lamentará cuando se enamore perdidamente de monica
2024-04-30
2
aida ysabel ascanio
El hombre está cegado por el odio, esperemos no se equivoque
2024-04-30
1
Yura Ran
buenisimaaaa
2024-02-23
1