Eso no era Amor.

Isabella.

—Buenos días por favor me traería los libros que tengo que revisar— Le digo Fernanda mi secretaria, si tengo una secretaria y mi propia oficina es maravilloso lo que he logrado, llevo dos meses con Luciano y es maravilloso y lo mejor es que estoy a nada de dejar mis terapias, de hecho lo lleve conmigo a varias para preguntar si era contraproducente que el quisiera seguir haciendo todo por mí, y la verdad es que Luciano me dice berrinchuda, pero muere por complacer cada deseo que salga de mis labios, se empeña en hacer todo por mí y eso ahora me incomoda, aunque mi doctor asegura que el hecho de que me incomode solo quiere decir que estoy superando todo eso.

Si hablamos de Adriano puedo decir que he tratado de anular el matrimonio y aunque ha puesto trabas ya pronto seré libre de nuevo, aquí en el trabajo he crecido como profesional al punto de que ya es un hecho lo de publicar un libro, si primero solo era para descargar mis problemas, pero ahora es un hecho Luciano me ha apoyado en todo lo que quiero hacer y juntos estamos llevando está editorial y la revista a la cima.

Tengo una columna y en ella ayudo a jóvenes con problemas de autoestima, adicciones y desordenes tanto del carácter como alimenticios, cada vez me superó más y ya no es tan fuerte el miedo a volver a recaer, pues, he entendido que la que tiene esa decisión soy yo y estoy más que segura que no quiero regresar a esos días.

Continuó tecleando en mi ordenador y doy los últimos toques a la columna de la revista y listo cierro y me levanto para ir a ver a Luciano, pero me encuentro con una silueta varonil y musculada que hace tiempo me volvía loca y ahora no causa nada más en mí que la pregunta en qué pensaba yo.

— Buen día, Adriano, que te trae por aquí— pregunto y este se adentra con una sonrisa que antes me parecía encantadora .

— Vine a ver a mi esposa, a la mujer que amo, estás hermosa y me odio por no haber correspondido a tu amor cuando era solo mío— dice y sé lo que trata de hacer mi terapeuta me advirtió de esto.

— No era amor Adriano, era obsesión, pasión, solo quería que estuvieses dentro de mí y conocer el placer de ser mujer contigo — le digo como si habláramos del clima y veo que se ríe y es cuando noto la sombra de alguien y es que hasta eso ya conozco de el es Luciano y eso es lo que Adriano quería así que rápidamente continuo

— pero solo era obsesión, el amor lo conozco con Luciano y ahora no siento una necesidad por qué me haga mujer y luego pasar la página quiero ser para siempre la señora Volkot y que a cada segundo me haga sentirme suya... Vez la diferencia ahora que deseas— dije y en su rostro se reflejó la rabia y mi adorado novio entro y me le eché a los brazos.

— mi amor te extrañé cuado regresaste — dije olvidándome de Adriano por completo.

— hace una hora, pero un improvisto me detuvo.— dice y me besa para luego verme con sus ojos abiertos enormes

— Como me dijiste...— pregunta sorprendido.

— mi amor, te extraño, mi amor, mío, mío.— digo y es allí cuando recuerdo al polizón en mi oficina.

— bueno, ya déjate de estupideces y suelta a mi mujer — dice el animal con traje frente a mí.

— Adriano, que deseas, sabes cuánto tiempo hace que este hombre no me besa cuatro horribles días por favor ya vete.— digo y este se enfurece

— maldita sea Isa, no me trates así— dice y es como si me revolviera las entrañas con sus manos ocasionándome un gran desagrado.

— Isabella no isa y agradezco que jamás me llamaste así, de esa manera solo mi novio me llama así que habla y largo.— grito enfurecida

— quiero que volvamos escuchaste lo que digo te amo, por favor perdóname entiendo tu enojo y tu nuevo juguete, pero ya vamos, tú me amas.— dice el triple hijo de su mamá.

— Amor puede echar a este hombre, perturba mi paz y si es un capricho que deseo que me cumplas— digo haciendo algo que normalmente no suelo hacer, pero me busco.

Luego de eso Luciano se va contra su primo y lo saca de la oficina para luego tirarlo en brazos de los guardias mientras mi niña interior está haciendo un baile de victoria, extrañaba sentirme así, pero solo es de a ratos, mi nueva, yo me gusta más.

— Gracias amor — digo al ver a Luciano regresar a mi oficina.

— gracias por qué, ese imbécil te estaba molestando y mi deber es alejar todo lo malo de ti como el.— dice y me río.

— no sigas malcriándome o seré una berrinchuda — digo con un puchero.

— pero eres mi berrinchuda — dijo para luego besarme.

— sabes algo, esto no me gusta nada, conozco a Adriano y sé que hizo lo que no quería fijar sus ojos en ti solo para dañarme.— dijo mi amor y le sonreí.

— también tengo miedo, el intentó manipularme, pero no me dejé, aunque no quiero caer con él — dije francamente.

— Aún lo quieres...— preguntó con el miedo latente en sus ojos.

— creo que jamás fue cariño, solo fue un capricho.— le digo y lo miro a los ojos.

— Leandro, quiero estar contigo hoy y siempre, eres mi apoyo y aunque tengo miedo, quiero confiar en que no me voy a obsesionar contigo.— digo sinceramente.

— y yo te he dicho que eso es lo que quiero.— dice y lo miro con cariño, a veces nos equivocamos tanto de personas y nos aferramos a lo que daña teniendo lo mejor ante nuestros ojos.

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