Código Cuántico De La Navidad Capítulo 9: Un Encargo Inusual

Capítulo 9: Un Encargo Inusual

Al llegar al taller, Francisco guardó cuidadosamente la carta en su escritorio. El aroma a madera y el brillo de las herramientas le recordaron a Amelia por qué había señalado a Francisco en primer lugar cuando lo vio en la plaza. Para ella, él era el mejor carpintero del mundo.

Amelia

Mi buen señor Francisco, yo sé que vuestro corazón está inmerso en lo que mi madre llama un océano de emociones, mas, ¿podríais hacer una casita de madera para mi muñeca Shirley? Es el presente que deseo obsequiarle en Navidad.

Francisco se sorprendió al ver tanto a la niña como a VictorIA en la entrada del taller. No se había dado cuenta de que lo habían seguido y ahora no sabía cómo explicarle a la pequeña que el tiempo era muy limitado y le era imposible hacer tal encargo, sobre todo con todos los pedidos retrasados que tenía.

Mientras Francisco se esforzaba por hallar las palabras idóneas para explicarle a Amelia la imposibilidad del pedido, VictorIA observaba la escena con atención, analizando minuciosamente las reacciones de Amelia, quien se mostraba radiante ante la idea de darle tal obsequio a su muñeca, y las reacciones de Francisco, visiblemente agobiado y renuente a desilusionar a la pequeña. Antes de que Francisco pudiera articular palabra, VictorIA intervino.

VictorIA

Denominación: Voluntad Inteligente de Cognición y Tareas Operativas con Resultados: Innovación Avanzada - VictorIA. El señor Francisco provee instrucciones precisas, VictorIA replica. Hacer casa de muñecas para Amelia.

Amelia

¡Qué brillante idea habéis tenido, dama Victoria! Señor Francisco, con su magnánimo conocimiento, tenga a bien enseñar a la dama Victoria lo necesario para trabajar la madera y que sea ella quien realice la casa.

Francisco, aún más asombrado por VictorIA, no sabía qué decir y sorprendido por la propuesta, pero aliviado por la solución inesperada, asintió con una sonrisa agradecida.

Francisco

Pequeña Amelia, tornad a vuestra morada y solicitad a vuestro abuelo, don Raval, el consentimiento necesario para lo que fuere menester. También os exhorto a que tracéis el diseño de la vivienda deseada, a fin de que la dama Victoria pueda elaborar un esbozo apropiado con dimensiones y otros detalles.

La sugerencia hizo que Amelia sonriera y agradeciendo a Francisco, partió velozmente hacia su hogar. Mientras tanto, VictorIA se despidió cortésmente de Francisco y prometió regresar con las especificaciones solicitadas.

Francisco se quedó pasmado, sin poder articular una respuesta, mientras observaba cómo VictorIA alcanzaba a la pequeña Amelia con una velocidad increíble.

En la casa de Raval, Amelia, rebosante de entusiasmo, tomó papel y lápiz y comenzó a garabatear la casa de muñecas para Shirley. VictorIA examinó cuidadosamente los dibujos de Amelia, registrando cada detalle y tomando nota de las medidas y especificaciones requeridas.

Amelia informó a todos en su hogar sobre el proyecto y VictorIA partió hacia el taller de Francisco. Al llegar con las especificaciones detalladas, Francisco la recibió con una sonrisa de incredulidad. Juntos, examinaron los garabatos, discutieron los detalles del diseño y trazaron un plan de acción para llevar a cabo la construcción. VictorIA solicitó el permiso de Francisco para utilizar las herramientas y materiales disponibles y comenzó su labor.

La incredulidad de Francisco se convirtió rápidamente en admiración. No podía comprender cómo una dama de la época podía aprender tan rápida y eficazmente. No comprendía la velocidad con la que VictorIA trabajaba ni lo precisa que era en las medidas y detalles. Lo que a él le hubiera tomado una semana en hacer, VictorIA lo realizó en menos de 5 horas.

Ya era demasiado tarde en la noche cuando VictorIA, con su voz firme y su mirada imperturbable, expresó con determinación y compromiso inquebrantables.

VictorIA

Construcción terminada. Sellar, barnizar y pintar.

Francisco no tuvo más opción que pedirle que regresara al día siguiente para finalizar, pues era tarde y la luz insuficiente para trabajar. Además, no sería bien visto que una dama saliera de su taller a altas horas de la noche. Era importante respetar las convenciones sociales del pueblo. VictorIA asintió y partió hacia la casa de Raval con el propósito de regresar al día siguiente para completar el proyecto.

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