Código Cuántico De La Navidad Capítulo 4: Telas Temporales

Capítulo 4: Telas Temporales

Bajo el velo del crepúsculo, Raval y VictorIA se hallaron en un cruce de realidades, un encuentro predestinado a desentrañar misterios sepultados en la antigüedad.

Con su cabellera plateada danzando al compás de la brisa nocturna, Raval continuó la conversación con una mezcla de fascinación y curiosidad.

Raval

Decid, hermosa dama viajera, ¿cómo os nombráis? Tenedme por un anciano habitante de este pueblo, donde el viento susurra cuentos de tiempos inmemoriales. Podéis llamarme Raval, aunque, en señal de respeto a vuestros mayores, deberíais usar el título de señor o don.

VictorIA, con su tono imperturbable, respondió.

VictorIA

Voluntad Inteligente de Cognición y Tareas Operativas con Resultados: Innovación Avanzada.

Raval arqueó una ceja y soltó una carcajada, incapaz de contener su asombro ante la peculiar respuesta de su inusual compañera. La IA procesó rápidamente el error lingüístico e intentó corregir.

VictorIA

Acrónimo VictorIA.

Raval

Encantado de conoceros, Victoria. ¿Sabéis dónde os encontráis?

Raval la miró con ojos complacientes, comprendiendo que esa dama estaba totalmente perdida y que, además, carecía de la competencia lingüística necesaria para comunicarse adecuadamente. Sin embargo, era esencial entablar una conversación para intentar ayudarla.

VictorIA

NeoCentra, pasado, viaje temporal.

VictorIA no sabía cómo explicar lo sucedido; estaba en una encrucijada temporal, atrapada entre dimensiones en el mismo lugar pero en otro tiempo.

Raval

Ya veo. Permitidme, Victoria, el honor de guiaros por los recónditos confines de mi hogar, donde las damas de divino linaje, soberanas de mi morada y regentes de mi corazón, os dispensarán su socorro con benevolencia.

Con amabilidad, Raval la invitó a su casa para presentarle a su familia. La esposa de Raval, Rosario, una mujer de sonrisa cálida y mirada sabia, recibió a Victoria con brazos abiertos. Su hija Antonia y su nieta Amelia también estaban allí, creando un ambiente de calidez y hospitalidad. Amelia, la más pequeña del hogar con tan solo 5 años, la miraba con asombro y una gran sonrisa.

Amelia

¡Os semejáis tanto a mi muñeca Shirley! ¿Sabéis que mi abuelito la formó para mí?

Con la inocencia de una niña, mostró una muñeca de trapo que recordaba a la versión futurista de VictorIA. La IA, perpleja, centró su mirada en la esposa de Raval.

Rosario, con una indumentaria única y vistosa, desafiaba la inclemencia del clima con una falda de bayeta de lana, plisada en la cintura y adornada con terciopelo. Completando su elegante atuendo, llevaba una enagua de lana tejida en crochet, una blusa ñapanga y un pañolón de lana con flecos en seda brillante. Los accesorios, como zarcillos, collar y cruz en gargantilla de cinta, eran finamente elaborados en filigrana de oro. En cuanto al calzado, lucía alpargatas de fique sin trabilla y capellada de terciopelo. Una elegancia digna de los más refinados pergaminos de la moda.

Rosario

Bienvenida seáis, querida. ¿Cómo os llamáis?

VictorIA

Voluntad Inteligente de Cognición y Tareas Operativas con Resultados: Innovación Avanzada.

Volvió a repetir VictorIA automáticamente, pero Raval, riendo como solo un anciano con experiencia lo haría, intervino.

Raval

Victoria, mi amada señora Rosario, el nombre de la dama viajera es Victoria.

Antonia

¿Cómo es que habéis llegado hasta aquí, Victoria?

VictorIA

Viaje temporal. Razón desconocida.

La respuesta concisa dejó a Antonia intrigada, pero antes de que pudiera profundizar, Rosario ya estaba ordenando a todos salir; iban muy tarde para reunirse en la plaza con los demás habitantes del pueblo y realizar los faroles que se usarían al otro día para iluminar las calles empedradas.

La respuesta de VictorIA fue un simple asentimiento y siguió a la familia de Raval hacia la plaza.

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