El monstruo

El pueblo brillaba como una lumbrera, la cantera había comenzado a funcionar hacia tan solo un mes y ya era visible el profundo cambio en la vida del pueblo, Zonia y Adelaida habían disfrutado mucho organizando la fiesta y decorando el pueblo con mucho esmero junto a sus habitantes. Los niños corrían por doquier, felices tomando golosinas de las mesas, mientras los jóvenes bailaban al rededor de las fogatas. Montones de farolillos adornaban el camino hacia la festividad, se decía que ese era el Festival de Invierno. En el mismo los campesinos rogaban a sus dioses el fin del invierno y una primavera próspera para las cosechas, se veneraba a la luz y al Sol con su calor bienechor, los juglares cantaban, los ancianos contaban historias tradicionales. Adelaida y Zonia llegaron a la fiesta, iban solas pues a Lady Wemlen le dijeron que se quedarían esa noche en Ezila para no tener que ir con escolta, mientras, Néstor dio por sentado que las chicas estaban en el Palacio. Mikel salió a recibir a las chicas que se veían radiantes a pesar de sus vestidos sencillos, Zonia y Adelaida eran de esas mujeres que brillan en cualquier circunstancia, por bondadosas e inteligentes más que por su aspecto, no necesitaban más arreglo que el recogido que se hubiese hecho cualquier campesina de la zona y los vestidos rojos propios de la festividad. Los asuntos de Mikel en el continente eran desconocidos para las chicas pero los tres se habían hecho grandes amigos y compañeros de fechorías y escapadas, Adelaida tenía en el a un hermano mayor. El rey por su parte las veía con la dulzura que uno mira a las niñas pequeñas, cuando vió a Adelaida en Ezila pensó en pedirla a su padre, las casas de Valtran y Valsang siempre se unían en cada generación por matrimonio entre sus nobles, pero ante la obviedad de los sentimientos de Adelaida por Sadek, descartó por completo la idea y se dedicó a grajearse su amistad. Zonia a pesar de su belleza sin par no le llamó la atención como mujer, la chica tenía un carácter muy huraño a pesar de su belleza qué sería, estaba seguro, legendaria.

- Que hace ese par sin escolta? - preguntó Mikel

- En el Palacio de Invierno creen que estamos en Ezila- dijo Adelaida

- En Ezila creen que estamos en el Palacio- continuó Zonia- un plan a prueba de tontos.

- Ya veo, Sadek sabe que él es el tonto del plan?

- Para eso estás tú aquí, estamos en misión diplomática- contestó Adelaida con una sonrisa ladina

- Si, claro, no vinieron a bailar hasta qué no puedan con el cuerpo.

Los tres rompieron a reír y las chicas se tomaron cada una de los brazos de Mikel y se unieron a los grupos de bailarines, desde las sombras un hombre miraba a Adelaida con una expresión de hambre, la había observado por semanas desde que lo curó en el sanatorio. Desde entonces, la había seguido a todos lados buscando la oportunidad de acercarse a ella, pero nunca estaba sola, siempre estaba rodeada de gente y su maldita amiga y ese hombre que la acompañaban eran un incordio, pero esa noche ejecutaría su plan.

Habían bailado hasta el agotamiento sudaban a pesar de la temperatura, se separaron de los jóvenes y fueron hacia las mesas por alguna bebida. Mikel se sentía agotado ya no estaba para esos trotes, qué hacía el tratando de seguirle el paso a dos niñas de 15 años. Aunque por fuera se mantuviese joven el último dragón sabía que su fin estaba cerca, habían pasado siglos desde la última vez que cambió y remontó los cielos, la brisa del mar sobre un bote era ahora la única caricia que recibía del viento, desde la partida de la pequeña Aneres su vida había perdido el rumbo, no había estado en la vida de su sobrino, le había fallado a su familia.

- Donde está Adelaida? - una voz firme lo sacó de sus reflexiones - Dije que donde está Adelaida- dijo Sadek tomándolo de la capa.

- Está aquí - dijo Mikel mirando a su alrededor, vió a Zonia unos pasos adelante y se acercaron a ella que pegó un respingo cuando vió el rostro iracundo de Sadek.

- Zonia dime ahora donde está Adelaida

- Ha salido a bailar- dijo Zonia aturdida señalando hacia el grupo de personas que hacían en ese momento un círculo alrededor del fuego mientras enlazaban sus manos - espera, no la veo; estaba ahí ahora mismo, solo me volví para tomar más ponche- Zonia sentía que todo daba vueltas y el suelo se movió bajo sus pies Sadek tuvo que agarrarla para que no cayese al suelo, tomó su vaso y lo olió. Una mirada asesina destelló en sus ojos.

- Los han drogado, Francis cuida de Zonia y Mikel- dijo Sadek alejándose.

- Espera Sadek yo casi no he bebido, te acompaño - dijo Mikel que conservaba a simple vista sus facultades.

- Ya has hecho bastante- replicó Sadek perdiéndose entre la gente

- Zonia escúchame - dijo Mikel tomando la carita de la chica en sus manos intentando concentrar su mirada perdida- cuánto bebió Adelaida? Tu amiga corre un gran peligro, concéntrate por favor.

- Dos vasos, o fueron tres.

- Qué paso después?

- Un chico la sacó a bailar, era un chico raro, no me dió confianza - contestó ella con mucha dificultad.

- Como era ese chico?

- Señorita por favor concéntrese - dijo Francis sosteniéndola con una mano mientras con la otra le mojaba el rostro con escarcha, ella dio un respingo y trató de librarse del agarre, tras no conseguirlo contestó:

- Tenía una cicatriz en el rostro,

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