Ella quiere jugar

⚠️ADVERTENCIA⚠️

Este capítulo tiene contenido sensible +18, se recomienda discreción.

Kevin Montiel

La lesión de Sander y saber el diagnóstico nos ha tenido angustiados junto con todo lo que pasa que afecta al Club directamente. Cumplí con mi amigo al acompañarlo a conquistar su sueño, no fue el final que queríamos, realmente deseábamos llevar la copa mundo a casa y más que nada estar ilesos, pero el destino es inexplicable.

Ahora asumiré el puesto de vicepresidente del Club deportivo Manches, espero que mis conocimientos teóricos, lo que mi abuelo me enseño y lo aprendido en el campo de juego sean de ayuda para mi cuñada.

Algo que tengo muy claro es que no voy tras el puesto de Soledad, voy a reforzar su bando y a que los cavernícolas evolucionen porque su actitud está perjudicando a todos.

Al llegar a la clínica vi a Nohemí, quería asfixiarla, pero no es el momento de que un nuevo escándalo nos cobije de nuevamente.

Mi francesa sacó sus habilidades de actriz que no conocía, logro salvar el momento, llevándosela para sacarle información, fingiendo ser su amiga, cuando en realidad quiere desgreñarla. Pero ella es una mujer inteligente.

Una hora después me envía un mensaje solicitándome investigar a uno de los médicos del club, el cual lo mostré a Sol y Stefano.

-Chicos, lean el mensaje que me ha enviado Mar. - Observó la expresión de angustia y de ira de la rubia.

-Esos malditos desgraciados, son conscientes que no fue suficiente el misil que enviaron y el daño personal que nos causaron, saben que eso no nos aplacara, así que desean seguir Bombardearnos, ¡Lo ves, amor! Y tu Kevin; Ellos no piensan detenerse. - Sol toma su teléfono, llama a su jefe de seguridad y a Benjamín para que le ayuden con información, siento a Sol muy alterada y desanimada.

Stefano, me pide quedarme para poder llevar a la rubia a que descanse y se relaje un poco, yo acepto.

Sander se encuentra dormido, los medicamentos que le administraron para el dolor lo tienen soñoliento.

Ingreso a la habitación, la cual es muy cómoda, tiene un enorme sofá, en el cual me acomodo mientras mi francesa busca información.

Me cogió el sueño debido al cansancio. No sé cuanto tiempo ha pasado, noto que Sander aún está dormido, así que salgo en busca de un café. Saliendo de la habitación observo que mi francesa aparece con la anaconda, no puedo disimular mi molestia, cosa que mi esposita interpreta con rapidez y hace que la bruja se marche. Sin embargo, la muy sínica de Nohemí se despide de mí con un beso en la mejilla, beso que mi pelirroja deberá pagarme.

Así que me acerco a ella y le susurro. -No sabía tu habilidad como actriz y esos dos besos me los tienes que pagar.- Ella muy coqueta me respondió.

-¿Con qué quieres que te pague? Mientras se acerca a mí y comienza a jugar con sus deliciosos labios alrededor de mi cuello, con sus manos cerca de mi entrepierna, mi francesa sabe cómo provocarme, así que la halo hacia la habitación que está al lado de la de Sander, la que pedimos para poder estar cerca.

Ella quiere jugar y yo deseo que lo haga, son varios días sin sentirla, así que hoy será nuestro desquite.

Entramos a la habitación, paso el cerrojo, la habitación es muy parecida a la que esta Sander, así que llevo a mi preciosa pelirroja cerca del sofá. Desabrocho su pantalón y antes de retirarlo quito sus zapatos, ella hace lo mismo conmigo.

La siento en el sofá comienzo a recorrer sus hermosas piernas con mis labios, llegando a su entrepierna, quiero mirarla más minuciosamente, así que tomo uno de los cojines del sofá lo coloco por debajo de su trasero, levantando su cadera y dejando su espalda caída, abro sus piernas, corro su braga hacia un lado y comienzo acariciar sus pliegues con mis dedos, tomo en medio de mi dedo índice y medio su pico, realizando suaves y pequeños movimientos que le sacan gemidos que la encienden más.

Ella quiere tomar mi miembro, se lo impido, yo la quiero ver disfrutar, retiro su tanga, ahora tengo una vista hermosa de mi pelirroja.

Me arrodillo al lado del sofá para poder jugar mejor con ella, introduzco en su centro mis dedos índice y centro, mientras con el pulgar acaricio su parte externa y en especial aquella pequeña protuberancia, la escucho jadear y respirar agitada, pero solo estoy comenzando.

Con mi mano libre y mi boca arranco los botones de su blusa, teniendo acceso a sus lindas y pequeñas montañas, las cuales comienzo a acariciar por encima de su brasier. Sé que eso la enloquece, ella lleva sus manos a la parte trasera de este para retirarlo y dejar sus protuberancias al descubierto, cosa que agradezco profundamente.

Comienzo a devorar sus montañas, entro y salgo de su centro con mis dedos cada vez un poco más rápido y fuerte, ella está al límite, que no puede aguantar, siento cómo tiemblan sus piernas, la rigidez de su pico y de sus montañas me lo confirman, además de los jadeos que emite su garganta, los cuales han logrado despertar con más deseo mi entrepierna.

Continúo acariciándola, besándola, jugando con su centro hasta que sus jugos son derramados.

Llevo mis dedos a mi boca y los saboreo, mientras ella se va reponiendo poco a poco.

Me levanto, ella se sienta frente a mí, baja, mi ropa interior y toma a mi amigo, lo lleva a su boca, produciendo en mí sensaciones, que ahogan mi respiración.

Lo introduce en su boca llegando a su garganta, lo acaricia con su lengua, yo la tomo por el cabello, para poder observarla y ayudarla a que tome ritmo, siento que no aguantaré mucho, ver su cara de mujer perversa me excita demasiado, pero hoy quiero algo más, así que me contengo en cada oleada de calor que siento.

La detengo, ella sabe que eso me mata, pero la adrenalina que circula por mi cuerpo al saber que estamos en un hospital, que podríamos ser descubiertos en cualquier momento, me hace querer su trasero.

La levanto y la inclino contra uno de los brazos del sofá, tomo un poco de mi saliva y comienzo a introducir mis dedos en ese pequeño orificio, cuando veo que puedo acceder, comienzo suavemente y despacio.

Para que se relaje y lo disfrute de la misma manera que yo, tomo sus montañas en mis manos y los acaricio, ella emite gemidos, mientras yo siento lo angosto que está, ese pequeño orificio y lo fuerte que me aprieta.

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