La amante Negra

Sander Scott

Entramos a la cancha, listos para jugar el último partido de la copa mundo, las palabras de mi Mulata y ver  el ultrasonido de mi bebé, me han devuelto las fuerzas.

Estoy en el lugar donde siempre soñé estar, disfrutando la gran final de la copa mundo, donde las naciones se unen y millones de personas de todo el mundo se mantienen frente a un televisor, ya no importa si es su país el que la disputa, es el espectáculo, es la fiebre del fútbol.

En el estadio los gritos de júbilo de la fanaticada, ese sentimiento de euforia que embarga cada partícula del cuerpo, los deseos de ser el vencedor, en busca de ser uno con tu equipo y el balón son lo que predominan.

Dentro de la cancha, el juez central pide que los capitanes nos acerquemos para realizar el sorteo del terreno que ocupará cada equipo en el arranque, así como que equipo arranca con la posesión del balón. Este sorteo se hace a través de una moneda.

El árbitro lanza la moneda, escogí cara, siempre es lo mismo al iniciar cada partido, pero la adrenalina y la ansiedad que recorren nuestros cuerpos es incontrolable y esos pequeños segundos en que la moneda está en el aire se hacen eternos, el referí toma la moneda con una de sus manos y la coloca sobre la otra, al descubrirla hemos ganado.

Los jugadores se acomodan en sus respectivos lugares, Kevin se acerca para poder hacer el saque; El público grita, aplaude y entona canciones a favor de su equipo, es una fiesta la que se vive en las tribunas.

El árbitro, pita, dando así el inicio al juego.

Milagros Sarmiento

No pude asistir con Sander al mundial, ya que el embarazo me ha dado duro, los malestares estomacales, aunque han bajado, se mantienen, además de una pequeña subida de tensión que me ha ocasionado fuertes dolores de cabeza y por recomendación medica lo mejor era no viajar.

Sander en este tiempo se ha comportado como el hombre más amoroso y romántico, ¡Lo amo! Aunque logra desesperarme cuando anda de malas, ¡Si él es fuego, yo soy lava ardiente!

Acoplarnos en ese sentido ha sido lo más complicado, aprender a callar cuando uno de los dos está enojado o callar para no  decir palabras hirientes.

Sander ha tomado la costumbre de cuando está enojado sale a trotar, dice que “eso lo despeja”. Yo, por el contrario  me limito a ignorarlo, pero es algo bueno, sabemos cuando el otro está disgustado y nos damos tiempo de aclarar la mente. Porque hemos tenido discusiones acaloradas.

Nunca hemos sobrepasado el límite del respeto, pero que le hacemos a la vida yo no puedo vivir lejos de ese hombre, necesito de su calor para dormir, de su presencia para concebir el sueño.

Con el embarazo, mis estados de ánimo totalmente desequilibrados y los antojos a la media noche o de madrugada me vuelven loca, Sander siempre me ha complacido.

Recuerdo que estaba terminando un informe, y entré al facebook cuando me apareció la propaganda de un helado picante, mí boca se hizo agua, yo quería ese helado y como niña pequeña fui donde Sander quien ya estaba descansando.

Me acerco a mi amado hombre le doy un pequeño beso en la mejilla y lo llamo -Cielo, oye, despierta, Sander- Él se mueve asustado, rasca sus ojos y me mira.

-¿Qué pasa Hechicera? ¿Te sientes mal? ¿Le pasa algo al bebé? ¿Dime que hago?- se levanta asustado de la cama, toca mi vientre

-No pasa nada de eso, solo que vi un helado en el Facebook y el bebé se antojó. - hago un puchero,

-Tranquila, amor, ¿muéstrame cuál es?

Él me besa, acaricia mi rostro y mi vientre abultado, luego se dirige al closet, toma una sudadera, unos tenis y se viste a toda prisa.

-,¡No sé donde pueda conseguir ese helado¡ ¿Estás segura de que quieres ese pequeño capricho?, yo asiento

-¡Ay bebé! Tu madre y tú con esos antojos “pimienta fantasma, hecho de vainilla, mezclada con canela, con fresas y pimienta”-

El sonríe con esa mirada que me enamoro, se acerca y me da un delicioso beso.

-ya regreso Mulata-

La verdad, me cogió el sueño. Sander llego sobre las 4 de la mañana totalmente trasnochado, agotado y me sentí muy culpable. Me dieron ganas de llorar, de pensar que él estaba así por mi culpa y ahora solo quedaba el tiempo para alistarnos e irnos a trabajar.

-Mulata, hermosa, no llores mira te traje tu helado, tuve que despertar a Stefano, para que me prestara su chef. Pero aquí está, no llores amor-

Él comienza a secar mis lágrimas que no dejan de salir y esa ha sido una de las tantas veces que lo he despertado.

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La noticia de ser “la amante negra de Sander” cómo las redes me titulaban, estalló, no se como se enteraron de donde vivia, cuando llegue al edificio había una multitud de mujeres, que al verme comenzaron a insultarme, la prensa me fotografió y alguien me lanzo un frasco con algo que olía horrible impregnandose en mi ropa. Otras comenzaron a  lanzarme lo que tenían, lo único que pensaba era en mi bebé, en protegerlo de estas personas.

Gracias al cielo, apareció de la nada Trebor, con seguridad y me pudo sacar de ahí, yo era un manojo de nervios no dejaba de llorar y tenía pánico de que lo que me lanzaron afectara a mi pequeño.

Trebor, me abrazó y trataba de consolarme, pero yo no escuchaba nada, solo lloraba, le pedí que me llevara al médico, así lo hizo.

Gracias a Dios todo con mi pequeño estaba bien, pero el susto que pase volvió a elevar mi tensión, el médico me pidió reposo absoluto y tranquilidad, algo que no tenía en ese momento.

Sol, al igual que Mar llamaron, yo sabía que Sander no podía, por aquello de estar incomunicados los días previos a la final, pero les pedí que le entregaran un video donde estaba grabado el ultrasonido que me realizaron y en él le envié un mensaje, necesitaba darle calma.

A Trebor le pedí no decir nada, sobre el ataque que sufrí y mi tensión, ya cuando mi hombre de los ojos Zafiro estuviese conmigo le contaría yo misma.

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