CAPÍTULO 10

Al momento de llegar al pasillo exterior del salón, vio como una mujer con un uniforme de soldado un tanto distinto al de la época, se encontraba esperándola frente a la puerta. La mujer quien tenía su cabello y cabeza escondidos bajo una capa, la estaba observando con un monóculo.

—¿Esa es la forma que tienes de respetar a tus mayores?—preguntó con superioridad—puedes haber sido escogida por el mismo rey, o venir de otro tiempo, ¡Pero debes rendir respeto a la santa!

Lightning, quien ya había descendido una vez al mismo infierno y quien no temía a la muerte, se acercó mientras seguía observando con detalle el rostro de la esposa del duque. Aunque solo ella pudiera verlo, el monóculo podía mostrarle cierta estadística del nivel de poder de la que era llamada santa.

"¿De verdad esta mujer es la santa? ¡Es más débil que el novato más nuevo de los Kingsglaive! ¿No se supone que la esposa del duque había sido una de las santas más fuertes?"

Fueron las interrogantes que vinieron a su mente mientras veía los datos que el monóculo le mostraba, es que ni siquiera ella podía llegarle a los talones a la santa de su época. Si bien había decidido esperarla afuera para poder analizarla y saber más sobre Sara, aquello le dejó sin palabras.

Primero la santa quería divorciarse del esposo que según la historia amó con locura hasta el fin de sus días, luego su poder mágico era ni la mitad de la cuarta parte que de verdad debería tener, ¿De verdad su llegada afectó tanto el transcurso de los acontecimientos?

Frunció el ceño mientras seguía observando a la mujer, la cual se sentía tan intimidad que dio unos pasos atrás. Aquello dejó boquiabiertos a los guardias en turno, ya que era la primera vez que alguien se imponía tanto que lograba intimidar a una de las personas más importantes del reino.

"Debo asegurarme si es que de verdad mi presencia está cambiándolo todo"

Luego de analizar la situación, con una mirada más fría que el mismo hiel del ártico, le indicó a la santa que podía pasar al salón de espera. Con un gesto ordenó a los guardias vigilar el lugar, mientras ella se dirigía a pedir una audiencia previa con el rey. No obstante, al momento de llegar a uno de los salones de espera destinado a mujeres, se detuvo al escuchar la conversaciones de las mujeres allí adentro.

—Repítanme lo que van a decir—indicó la voz de una de las doncellas de la santa.

Mientras tanto, en el salón de espera principal, se encontraba Kenshi con su rostro ladeado, luego de que su esposa le hubiera aventado el ramo de flores contra la herida en sus ojos, provocando que esta se volviera a abrir un poco.

—¡Deja de decir que me amas!—espetó con asco—¡¿De verdad me quieres atar toda la vida con un lisiado?! ¡De paso también tu alma está maldita!

—Sara, yo jamás te traté mal—respondió con el corazón dolido, incluso más que la herida en sus ojos—¡No me importa si es mi vista o movilidad! ¡Desde que te conocí yo te amé! ¿Qué he hecho mal para merecer tu menos precio?

—Existir—respondió la santa antes de irse.

Con una sonrisa, al ver como lágrimas de sangre recorrían el rostro de uno de los hombres con más poder en el reino, salio rumbo a su encuentro con sus doncellas.  Se sentía bien ver como era capaz de hacer que su esposo y futuro ex se arrodillaba suplicándole, y un regocijo al pensar que podía hacer lo mismo con el rey y el propio príncipe de la corona hizo brincar su corazón de la alegría.

No obstante, apenas entró al salón de espera secundario, un frío mortal invadió su cuerpo al ver como tanto sus doncellas como las mujeres que había contratado se encontraban arrodilladas frente a la guardiana del duque, temblando del miedo, mientras la mujer de manera descarada estaba apoyando su cabeza contra el espaldar del sofá.

—Veo que terminó antes su conversación con el duque, si está acá es porque no hubo acuerdo—respondió con sueño—terminemos con esto pronto, tengo sueño y usted me cansa.

Aquello provocó que la santa palideciera aun más, abriendo sus ojos como si hubiera visto de nuevo un daimonio. No entendía como era posible que un simple soldado pudiera hablarle de esa forma.

—¿Te crees tan importante?—preguntó al frente de ella.

—Si la pregunta es, ¿Si creo que mi sueño es más importante que usted? Sí—dijo—pero lo que me importa más es el duque, por lo que si no quiere que haga un escándalo sobre el complot que planea hacer, le sugiero se siente.

Le dolía la cabeza y estaba cansada, a causa de su insomnio le había costado reponer energías desde que llegó a ese tiempo, por eso, ahora que su cuerpo se había apiadado de ella y le estaba pidiendo dormir un poco, no desaprovecharía la oportunidad. Pero antes resolvería de una vez por todas el asunto del divorcio del duque.

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