CAPÍTULO 5

LONDON - CAPITAL REAL DE ENGLAND - AÑO 1920

Lightning, quien había podido llegar al sótano de la choza donde tenían a los nietos de su capitán encerrados, pudo enviarlos con la ayuda de un segundo medallón, al lado de su compañero, mientras se encontraba batallando contra los daimones allí presentes.

—¡Dame tu nombre!—gritó intentando someter al daimonio con la que la esposa del duque había hecho el pacto.

Su espada, una combinación de sable y katana, brillaba con un ardor plateado, mientras el ser oscuro, cuyo rasgo evidente eran sus ojos rojos, se arrodillaba a causa del dolor. El ser, como no tenía una forma corpórea clara, podía ser expulsado del plano terrenal si se le obligaba a revelar su nombre.

—¡Jamás!—gritó el daemonio—¡Grandes padres, ayuden a su leal seguidor!

Dicho eso, un portal emergió de un círculo mágico de color carmesí en el suelo lleno de sangre, envolviendo el cuerpo por completo de Lightning. La soldado, sabiendo que aquello la llevaría al infierno, empezó a liberar su energía mágica almacenada en su espada, provocando que comenzara a luchar con la energía negativa.

LONDON - CAPITAL REAL DE ENGLAND - AÑO 1000

Poco a poco el olor a sangre comenzó a desaparecer y pudo abrir sus ojos, sorprendiéndose de donde estaba. Ya que si bien tenía cierto parecido al lugar donde mantenían capturados a los nietos de su capitán, sobre todo por la sangre a mil, por alguna razón el aroma a rosas estaba en ese lugar.

Comenzando a caminar con precaución, de modo que sus pasos no se escucharan, llegó a una celda que estaba iluminada por una sola antorcha y en esta pudo ver lo que parecía un cadáver de no ser porque estaba aun respirando.

—¿Quién eres?—preguntó el hombre.

El duque, al sentir la presencia de alguien y como la celda se abría un poco, preguntó enseguida, ya que el aroma de rosas había aumentado demasiado.

—Soy la teniente Lightning, del escuadrón Alpha de la subdivisión militar Kingsglaive bajo el mando del rey Felipe—respondió agachándose frente a él.

—¿Rey Felipe?—preguntó—o usted está mal o yo estoy muerto, pero el actual rey es Jacobo I.

Comenzó a toser, el dolor y el frío hacían que su estado aumentara en complicación. La soldado, inquieta por lo que había escuchado, dejó de un lado las palabras del hombre para atenderlo. Lo primero que hizo fue derretir con sus guantes de fuego las cadenas y liberarlo. Luego sacó una cinta roja que tenía y untando una pomada médica, la colocó en donde antes estaban los ojos, de modo que el hombre no muriera por el dolor.

—Siento presencia daemoniaca en el lugar—respondió atendiendo un poco la heridas del hombre—¿Cuántos son?

—Cientos—dijo antes de desmayarse.

Sosteniendo el cuerpo del hombre contra su cuerpo, con su rostro colocado sobre su busto, suspiró preocupada. Si quería sacar a ese hombre extraño de allí, debía despejar el lugar. Lastimosamente solo había desarrollado dos talismanes de transportación, por lo que debía moverse a la antigua.

—Despierte—dijo antes de besarlo.

Aunque el tacto físico con los hombres le asqueaba, no iba a dejar morir a nadie por sus traumas. Por lo que al momento de besarlo, comenzó a influir un poco de su energía vital de modo que el cristal mágico del hombre se calentara y este pudiera recobrar la consciencia.

—¿Dónde?—preguntó desconcertado.

—Apóyese en mi hombro—dijo levantándolo—trataré de sacarlo de acá, por el momento, aunque le cueste caminar, no suelte mi hombro.

Sacando de uno de los bolsillos de su capa, una medalla de San Benito, sacó de la celda al hombre y con la antorcha en su mano, sostuvo con la otra la medalla de San Benito mientras rezaba.

—Crux Sancti Patris Benedicti—habló en latín, mientras un campo de energía dorada los cubría y apartaba el miasma a su alrededor—Crux Sacra Sit Mihi Lux, Non Draco Sit Mihi Dux, Vade Retro Satana...

A medida que la medalla brillaba, mientras ella oraba, los daemonios presentes se apartaban, ya que no aguantaban tanta luz. Sin nada que poder hacer, puesto que no se explicaban tan siquiera como ella con una oración tan básica estaba haciendo algo que ni el sacerdote más fuerte pudo hacer, se podía mover protegiendo al duque a su paso.

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Comments

Ophelia Palafox

Ophelia Palafox

interesante, por lo que entiendo ella no murió en el fuego fatuo, en cambio fue rescatada por un Duque, y al estar en una misión de rescate de los niños por alguna razón hubo un salto en el tiempo de casi mil años y rescata a un hombre de los daemonios

2024-07-11

2

LaRouxy 🌹💞

LaRouxy 🌹💞

es la oración exorcista de San Benito, santo protector contra los demonios y sus influencias

2024-03-07

2

Gladys Vitola

Gladys Vitola

??

2023-12-29

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