CAPÍTULO 16

Lightning se levantó de la cama, observando como el duque palpaba su cuello, mientras ella se lamía sus labios. Estaba acostumbrada al sabor metálico de la sangre, pero aquella ocasión era extraña: la sangre del duque sabía a chocolate, ¿Estaba ella empezando a alucinar?

—¿Qué hiciste?—preguntó al sentir el cuello de su camisa húmedo.

—Un pequeño enlazamiento, con el fin de evitar tragedias por si comete alguna locura—respondió terminando de lamer sus labios.

"Necesito intentar dormir más, ¡Esto es una locura!"

Fue lo que pensó antes de salir de los aposentos del duque, sin esperar alguna palabra por su parte. La reina, al ver que ya había salido, ingresó de inmediato para ver a su hijo, tenía mucha curiosidad por saber lo que había pasado, a puertas cerradas, entre ambos.

La noche para ambos adultos fue extremadamente larga, en especial para el duque, quien estaba comenzando a sentir un malestar a causa del alcohol y el ardor mismo de la marca que aquella extraña mujer del futuro le dejó en su cuerpo. Mientras tanto, Lightning estaba teniendo pesadillas rememorando su pasado.

—¿De verdad piensas que él va a querer a una prometida cómo tú?—fue la voz que escuchó de su antiguo esposo en la oscuridad de las pesadillas.

Poco a poco todo comenzó a volverse más claro, hasta ver que se encontraba en la casa que había heredado y que antes de "morir" por primera vez, era de ella. Al frente suyo se ubicaba un espejo de cuerpo completo, mostrándola en pijama, con una barriga casi prominente. Se trataba de uno de los pocos embarazos que casi llevó a término, pero que al final terminaría perdiendo.

Como si de un cruel recordatorio se tratara, no solo no podía acabar el sueño, sino que su subconsciente le estaba obligando a hacer todo lo que hizo ese día.

"¿De verdad era así de patética?"

Se preguntó en su mente mientras preparaba un pastel de cumpleaños para ella, de modo que cuando su esposo llegara pudieran festejas su cumpleaños. Esa mañana en específico, él había salido enojado con ella, ya que le preguntó si tenía otra familia y esposa. Por lo que temerosa de que él le pidiera el divorcio, estaba intentando contentarlo para arreglar sus diferencias.

—¿Cariño?—preguntó una vez lo vio entrar.

Sintió un enorme terror al ver como entró con uno de sus compañeros, estando ambos borrachos. No obstante, lo que más la asustó fue ver como este recibía unos cuantos billetes del otro hombre, mientras él sonreía.

—No pensé que tuvieras esos gustos con las embarazadas, pero disfruta toda la noche con ella—respondió volviendo salir.

El compañero de él, que trabajaban en el mismo turno en la comisaría, al verla su mirada aumentó en maldad. Lamiéndose los labios, la arrastró para encerrarla en el cuarto. Esta, asustada, intentó salir, pero el hombre no solo la cacheteó, provocando que cayera en la cama, sino que la lastimó al subirse encima de ella y comenzar a quitarle la ropa.

—¡Basta!—gritó al intentar parar el recuerdo de uno de los tantos abortos que sufrió.

A medida que sentía como el hombre comenzaba a ultrajarla a la fuerza, una ira interna estalló en su corazón, provocando una onda de fuego que empezó a quemar la pesadilla, como si trozos de un espejo partido, consumiéndose en el fuego, se trataran.

—Así que eras tú, ¡Maldito!—gritó al despertar.

Encima de ella se encontrabas un daimonio, con su cuerpo cubierto de humo negro, pero sus característicos ojos rojos observándola. Ese tipo de daimonio, que se caracterizaban por influir pesadillas hasta morir a sus víctimas, la había acosado desde que ella renació como un "ángel".