La Reunión

Sander Scott

La semana fue extenuante, los entrenamientos físicos agotadores, ese mes de vacaciones, nos estaba pasando factura.

El entrenador técnico creaba nuevas estrategias, siempre con el fin de sorprender al rival. Los entrenamientos se habían extendido al doble, ya no sufrimos solo los titulares y suplentes la reserva, también entró en juego.

A algunos esos días de vacaciones los había subido de peso, ahora a pagar por eso y como equipo todos respondemos. Así que una hora de trote paso a dos.

Las pruebas físicas eran más severas, nuestros músculos estaban al tope. Lo que más amaba de terminar los entrenamientos era poder relajar mis extremidades.

Patrick es un excelente físico-terapeuta, por fin en el consultorio.

—Hola, Patrick — Lo saludo feliz de poder recibir mi terapia.

—Hola Sander, ¿Cómo estuvieron esos entrenamientos hoy? —

—Mortales te juro que no siento mis piernas, estoy muriendo — digo mientras me quejo del dolor.

—Súbete sobre la camilla, quítate las zapatillas, ya sabes el procedimiento, y déjame ver — Hago lo que él me indica, comienza a examinar mis extremidades. Me hace ciertos ejercicios.

—Juro que el dolor me esta torturando — le digo ante la presión que ejerce.

—Tienes esos músculos tensionados, por eso duelen, haremos terapia de frío y calor, luego te haré unos masajes de relajación. Sander hoy no puedo estar contigo los 90 minutos, tenemos un asistente menos y mientras llega el nuevo entre todos estamos cubriéndolo — Lo último que me dice me deja molesto un poco.

—¡Me vas a abandonar! Sabes que en estos momentos estas terapias, las necesito —

— Lo sé amigo, voy a extenderme un poco más contigo hoy porque tienes esos músculos hechos un desastre y si eso eres tú, ¿tus compañeros como estarán?-

—No lo sé — Respondo con sinceridad.

Comenzamos con la terapia de frío y calor utilizando una máquina especial que cada 3 minutos cambia de frío a calor, esos son los primeros 20 minutos. Luego comienza a ayudarme a realizar algunos ejercicios, por último masajea mis piernas soltando algunos nudos que se han formado, ese proceso es doloroso.

—¡Ay! ¡Ay! Mierda — No dejo de quejarme. Terminando realiza unas maniobras de quiropraxia.

_¿Cómo te sientes, mejoro?—

—Vaya que sí, aunque por momentos no sabía si era mejor sentir el dolor que traía — En sus terapias hay momentos que ejerce fuerza dejándome sin aliento.

—Para la próxima te tendré la tina con hielo preparada, espero que llegues y no los mate antes, el entrenador—

— Ja, ja, ja — Los dos carcajeamos.

— También espero lo mismo — Nos despedimos, lo único que quiero es llegar a mi apartamento, comer algo y dormir.

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Con el domingo vino la reunión tan esperada, donde se encontraban todos los directivos del equipo, los socios y jugadores.

Como ya era costumbre , el primero que hablaba era el presidente y dueño mayoritario del equipo, pero esta vez hubo una sorpresa, quien subió fue una rubia de unos 25 años, un cuerpo muy bien trabajado y con un aura muy intimidante.

—Buenos días, sean bienvenidos todos — Nombro a los directivos, uno por uno y continuo.

—Para quienes no me conocen soy Soledad Massin, estaré como presidente interino, mientras mi padre Robert Massin , tiene una pequeña cirugía, nada por lo que preocuparse, así que en su ausencia nada cambiara. — La sorpresa de los que estábamos allí no paso desapercibida.

—Aunque a partir de ahora me verán muy seguido—. Las murmuraciones comienzan ella está muy altiva, llama la atención.

—Señores, yo no estoy aquí preguntando si les gusta o no mi presencia, así que el mismo respeto que yo les brindo lo exijo, si alguno quiere preguntarme algo adelante, pueden levantar la mano.— En la sala de conferencias no se escucha nada todo es absoluto, silencio. Después de 5 minutos ella vuelve a intervenir;

—Perfecto ya que nadie tiene ninguna pregunta, les aclararé, soy Soledad Massin, graduada con honores en finanzas y negocios internacionales de la universidad de Harvard, con una maestría en Ciencias del deporte, de la misma. Con un doctorado en ciencias financieras, de la universidad de Oxford. Como experiencia laboral soy la presidenta del club de fútbol femenino manches del cual soy su fundadora.—

—Había escuchado hablar de la hija de Massin, que es una mujer de Hierro. — Comenta el asistente del director técnico. Mientras ella toma un poco de agua y vuelve a hablar.

— Si señores el equipo femenino que durante las dos temporadas anteriores ha sido el ganador de la liga nacional y la temporada anterior además ganamos la Liga European. Como ven señores, tengo la experiencia y la capacidad de dirigir el legado de mi padre, No me subestimen. Aclarado esto continuemos con las presentaciones Gracias.— Vemos como ella baja y se ubica en la mesa de los directivos.

— Vieron que esa rubia está más preparada que un kumis — Dice Kevin. Sacándonos una carcajada, pero veo que Stefano no le ha quitado la vista de encima.

La reunión continua con las presentaciones, algunas preguntas que responden los directivos.

También se hablan de los presupuestos, nuevas contrataciones, de los pases vendidos.

Se informa que la reserva a mediados de temporada deberán algunos asumir a la suplencia, y los suplentes serán titulares, es el momento en que las nuevas figuras brillaran. Los titulares iremos con nuestras selecciones para los dos primeros partidos de eliminatorias mundialistas.

La mayoría de las veces se trata de que esas fechas no coincidan con partidos de la liga.

Algunos que ahora son compañeros, allí serán rivales.

La reunión trascurre, en aparente normalidad, luego de saber que la rubia estará al frente.

Algo muy poco común en el mundo del futbol masculino, creo que como la mayoría de los deportes donde los jugadores son hombres, es muy difícil ver que una mujer dirija.

Creo que hay dos equipos masculinos solamente donde su presidenta es una mujer.

Anuncian que podemos seguir al restaurante, que tendremos una hora de descanso para almorzar y luego continuar,

-El restaurante está dentro de la sede del equipo así que todos nos dirigimos allá.

Pasamos al bufé y escogimos nuestra comida, como es costumbre nos sentamos con Kevin, Stefano y yo.

Sentimos la ausencia de Stefano, anda como en otro planeta, cosa que no desaprovecha Kevin.

-Te diste cuenta de que cupido lanzo sus flechas y creo que tuvo tan mala puntería que a Stefano lo golpeo en la cabeza, lo dejo bobo.-

Miro a Stefano y sonrió, meneo mi cabeza con las babosadas que dice Kevin, veo que tiene razón Stefano no ha reaccionado hasta cuando escuchamos una voz.

Soledad Massin

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