Primer día de trabajo.

Milagros Sarmiento.

Pasaron 25 días, como dijo el doctor Sommer, realice pruebas psicotécnicas, entrevista con el psicólogo, los exámenes de rutina, la visita domiciliaria de la trabajadora social en mi apartamento además realizó una videollamada tipo entrevista con mis padres y hermanos.

La trabajadora social me informó que son protocolos de seguridad, que siempre los realizan, ya que deben salvaguardar el bienestar y seguridad de los jugadores.

Así que, hasta el día de ayer firme contrato por la temporada, serán 11 meses, trabajaré como asistente de Fisioterapeuta en el equipo, el salario es de lo mejor.

Con este trabajo me ayudaré a pagar mi estadía en este país y abono al préstamo de mi doctorado.

Me levanté muy de madrugada, debo estar a las 7.00 en la oficina del doctor Sommer y espero que mi memoria me ayude a no perderme en la sede.

Llegué una hora antes, anticipándome a cualquier imprevisto, nuevamente está Carlos en portería.

—Buenos días, señor Carlos.

- Buenos días, señorita Sarmiento, veo que ya cuenta con su carnet, por favor colóquelo en el escáner para que le dé ingreso.

—Gracias.

—¿Se dirige a las oficinas de recursos humanos?

—Sí, señor.

—¿Recuerda la ubicación?— Sinceramente es muy confuso, así que pienso antes de responder.

—Más o menos —le respondo de manera tímida.

— ¿Puede esperarme 10 minutos? Entrego el turno a Arthur y la acompaño —afirmo moviendo mi cabeza. El señor Carlos, es un hombre de aproximadamente 55 años, piel clara, ojos azules como la mayoría de las personas de este país. Además, es alguien muy cortes. Durante el camino me cuenta que lleva en el club 30 años, que tiene dos hijos profesionales, que su esposa murió hace 10 años y que vive muy agradecido con su trabajo, siente que el Club es su casa. Llegamos al edificio de recursos humanos, voy memorizando el lugar, no siempre estarán para salvarme.

—Muchas gracias, señor Carlos.

— De nada, niña, el doctor Sommer es de los más madrugadores, ya que vive cerca y se viene caminando desde su casa. Así que siga y toque la puerta de su oficina, su secretaria ingresa a la misma hora de los de oficina a las 8:00 AM.

— Gracias —Me despido con una sonrisa, don Carlos es muy comunicativo y sonrió para mí. Ingreso al edificio, voy hacia la oficina y en el camino me lo encuentro con una taza de café.

—Buenos días, señorita Sarmiento, veo que madrugo.

—Buenos días, doctor Sommer.

—Vamos a mi oficina, ¿desea una taza de café?

— Sí, señor, gracias.

— Milagros, bienvenida, estarás trabajando directamente con los jugadores. Esta semana será de inducción para que te familiarices con las instalaciones y conozcas a tu grupo de compañeros. Aquí todos somos parte del equipo, se te proporcionarán los uniformes, cualquier duda que tengas, puedes venir y hacérmela saber.

Vamos, te llevo a la sede de fisioterapia.

— Gracias — Respondo. Pasamos por el lado de tres canchas de fútbol donde están entrenando los jugadores, veo que en una está entrenando el arquero titular y asumo que es el mejor delantero.

En las otras dos, en cada una, están disputando un partido de entrenamiento. Todo esto me emociona, me hace sentir tan viva, que no puedo disimular mi felicidad.

Llegamos a las gradas, entramos a la parte inferior. Es toda una pequeña ciudad futbolera, dentro de mí me reprendo, es el equipo más grande del mundo, tiene su propio estadio que esperabas.

Salgo de mis pensamientos cuando ingresamos a un pabellón que parece más un hospital. Nos dirigimos a la oficina principal. En su puerta está el letrero. "Dirección Médica" ingresamos.

—Milagros, te presento al doctor Oswart, él es el director de esta área — Es un hombre de unos 48 años, alto, de una contextura gruesa, cabello plateado, ojos azules, su mirada es de asombro. Me ofrece su mano para saludar, la cual acepto.

— Mucho gusto— Respondo, él es más intimidante que el doctor Sommer.

—Siéntate, por favor —me indica la silla.

— Te dejo, Oswart, te la encargo, nos vemos a la hora del almuerzo —se despide el doctor Sommer con una sonrisa.

—De acuerdo, Benjamín.— le dice el doctor Oswart.

—Señorita Sarmiento, estaba leyendo su currículo, por lo que vi, no es la primera vez que trabaja para un club deportivo de soccer junto a los jugadores.

—Así es, señor—

— Eso me agiliza mucho más mi trabajo, le explicaré de una manera más breve. Aquí trabajan 10 fisioterapeutas, todos con títulos profesionales en medicina fisiatra y con doctorados en el deporte; 5 médicos fisiatras con especializaciones en el área del deporte. 2 Médicos ortopedistas, 2 médicos, Deportólogos de doctorados, 5 psicólogos, un psiquiatra, 10 enfermeros.— La presentación se realiza por medio de un video, donde se observa el organigrama.

— Toda una clínica — interrumpo.

— Contamos con personal médico de la más alta categoría, las piernas de nuestros jugadores son valoradas por encima de los 300 millones de euros, como entenderá, necesitamos a los mejores— Yo asiento. Sé que los Clubes Deportivos de gran elite invierten millones en el bienestar de sus deportistas.

— Entiendo, señor, que deben cuidar su inversión.

—Así es, lo más importante son los jugadores, debemos estar preparados para un accidente, sus pies valen millones de dólares, así que no podemos darnos la oportunidad de descuidarlos. Esta semana será de inducción, el doctor Patrick Valderrama estará a cargo de usted, le enseñará sus funciones, la sede, y a qué jugadores atenderá. — En ese instante tocan la puerta e ingresa, es un hombre de unos 35 años, trigueño, fornido, vestido con uniforme médico.

—Adelante — Ellos se saludan con mucha confianza, por lo que aprecio que llevan mucho tiempo trabajando juntos.

—Hola, Patrick.

— Hola, Johan.

—Te presento a la señorita Sarmiento, desde hoy formará parte de tu equipo de trabajo, será tu asistente, ya te envié copia de su currículo —Él frunce su frente y lo mira con sorpresa.

—¿Primera vez que contratan a una mujer? —pregunta Patrick.

—Órdenes de arriba— dice Johan. Interactúan olvidando mi presencia.

— Señorita, vamos, por favor —me habla el doctor Valderrama, enseñándome la salida.

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