CAPÍTULO XVII

°°°Sebastián°°°

Celos es lo que siento en estos momentos, observando como imbécil dice que Blanca es su chica. Joder hoy estaba hermosa, el uniforme del Inverno le quedaba como un guante.

Los veo alejarse antes de perderlos de vista, pregunto sin pensar.

—He, barman, has dicho que es tu chica—no espera dos veces se gira, me muestra una sonrisa con tanta arrogancia, Blanca no lo hace agarra la mano del barman. La sangre me corre tan rápido por el cuerpo—

— Si es mi chica, tienes algún problema con eso—su mirada no se despega de la mía, siento la necesidad de partirle la cara de galán que tiene.

—No hay ningún problema—respondo, siguen su camino.

—Joder, eso estuvo intenso—dice Shane, le lanzo una mirada asesina como se atrevió a ponerle una mano encima—pero chicos no me lo pueden negar, está bien buena.

Era lo que necesitaba sin reflexionarlo dos veces, me abalanzo sobre él dándole un buen derechazo, el resto del equipo no se entromete, ya que saben que lo que hago es lo correcto.

—En tu puta vida le vuelves  a poner una mano encima, estamos claros, Shane—asiente con la cabeza, ellos saben que no soy de los que amenaza, soy más de los que actúa.

Regreso a mi lugar, uno, dos, tres tragos de tequila, unas cuantas cervezas y ya estoy ebrio.

Llevo casi una hora recostado en la baranda del segundo piso, por lo cual tengo la vista precisa de todo el bar, en especial de Blanca.

Ahora está en la barra, con el idiota. El bar ya está casi vacío, son como las tres de la mañana.

—He, amigo, ya es hora de irnos—la voz de Connor me trae a la realidad.

Me doy cuenta de que solo quedamos tres de los diez que habíamos venido al bar. Comenzamos a bajar las escaleras noto que Blanca ya no está solo el barman y una pelinegra.

°°°Blanca°°°

Luego de aquel momento incómodo, sigo mi trabajo, la mayoría de la noche sentí la mirada del innombrable como lo llama Dracul.

La noche está por terminar como es costumbre, mi turno termina cuarto para las tres de la mañana del domingo. Entro en los vestidores del bar y me cambio aquella ropa por la mía, la cual solo deja ver mi rostro.

Salgo por la puerta trasera la cual da a un callejón.

Cruzo mis brazos en la altura de mi pecho, comienzo a caminar solo siendo alumbrada por algunas lámparas de la avenida principal.

No sé si estoy paranoica, pero desde aquel terrible incidente mi mente me juega malas pasadas, veo a aquellos chicos que abusaron de mí en todos lados.

Llego a casa por fin, busca mis llaves en mi suéter. El auto de papa no está es decir que ya regreso a sus viejos vicios.

Me recuesto en mi pequeña cama mañana, bueno hoy en unas pocas horas amanecerá tengo que hacer las tareas para el lunes.

Comienzo a cambiarme de ropa, hoy me fue bien con las propinas casi cien dólares.

Entro en mi cuarto de baño necesito una buena ducha.

Salgo envuelta en mi toalla, busco mi pijama. Estoy a punto de cambiarme cuando siento que una de las esquinas de mi habitación hay una sombra o mejor dicho un hombre.

—Creíste, que te librarías de mi gatita—

Me sobresalta al escuchar aquella voz, mis recuerdos viajan tres meses atrás. Es uno de los hombres que abuso de mí. Lo miro, sus ojos están tan rojos que siento que son rayos, me muestra una sonrisa tan siniestra que me paraliza.

De mis ojos comienzan a salir lágrimas, estoy asustada, no quiero que se me acerque, no quiero que me lastimen.

—Vete, no me lastimes por favor—digo entre sollozos—No me ajas daño—le grito con todas mis fuerzas, que siento mi garganta arder.

—Blanca, hija—es la voz de papá, lo busco con la mirada y lo encuentro a mi lado—mi niña que tienes.

Estoy hecha un ovillo en una de las esquinas de mi habitación, no puedo reaccionar.

Miro a mi padre, el cual repite una y otra vez mi nombre.

Me levanto y salgo corriendo al cuarto de baño, cierro la puerta y me deslizo hasta caer al suelo, mis lagrimas no cesan.

No sé si lo que acabo de pasar fue real o es una mala pasada de mi mente.

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Diario

*Querido diario, no sé lo que me está pasando. Me duele mucho la cabeza, apenas he probado bocados estos días parezco un zombi, tengo unas horribles ojeras que parezco un mapache, hoy me toco día de instituto.

Y las burlas no se hicieron esperar, ya todo el instituto se enteró de que trabajo en un bar. Me han dicho de todo, pero eso realmente no me importa, en estos momentos, solo quiero desaparecer.

Mi padre no ha parado de preguntarme que me pasa, que porque estoy llorando todo el tiempo, que por qué no he probado alimento. Preguntas tras preguntas y por mi mente solo cruza una, porque me dejo aquella noche en el cementerio.

Mary se dio cuenta de mi estado, no fue necesario decir algo, ella simplemente me abrazo y me volví a derrumbar. Kayla, me pegunto que porque estaba así, pero no tenía, ni tengo fuerzas para responder.

Que más te puedo contar, ahora estamos en el segundo receso, Cristhian me pidió perdón con un helado de coco, es nuestra firma de amistad cada vez que uno se enojaba con el otro era la manera de disculparnos.

Y si es lo que estás pensando, si lo perdoné, porque lo hice, porque me di cuenta de que no puedo con todo lo que me está pasando.

En cambio, con Sebastián las cosas son tan diferentes, hoy lo busque con la mirada, solo necesitaba que sus ojos conecten con los míos, pero no lo hicieron, en estos momentos se está comiendo a Rebeca con la boca y mi corazón se destroza. 

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Comments

Rosalinda Quintanilla

Rosalinda Quintanilla

pues que pasa con Sebastián, si la quiere porque se aleja?

2024-02-20

1

Adriana Araceli González Alonso

Adriana Araceli González Alonso

x k no se lo cuentas quizá te sientas mejor

2023-04-27

1

Adriana Araceli González Alonso

Adriana Araceli González Alonso

cada quien a su casa todos son iguales de patanes

2023-04-27

1

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