°°°°BLANCA°°°
—Ya me vas a decir que asías con Walker—pregunta Cristhian por décima vez —
—Y otra vez te respondo que no he estado haciendo nada—bufe un poca aburrida del tema.
—Si como no y yo soy virgen de labios—
—Woo, y como es que tienes novia y eres virgen no entiendo—
—J.A.J.A.J.A., Victoria ya es momento que comiences a hablar, no sabes los rumores que están corriendo por el instituto—
—Sabes, que detesto que me llames así y tampoco me interesa lo que hablen de mi Cris—
Cris me iba a responder, pero sonó la campana, literal, salvada por la campana, ingreso sin más no poder corrí al interior, dejándolo con la palabra en la boca.
Mi primera clase era Física, dios santo, esa clase no entiendo ni queriendo.
A quien le sirve saber el teorema de Ampere.
Mi siento en mi mismo lugar de siempre, los asientos son compartidos y como si tuviera algún tipo peste nadie se sienta conmigo.
El maestro comenzó hablando de las leyes de Newton.
—Buenos jóvenes, tras esta breve explicación vamos a, calcular la fuerza que debe comunicarse a un cuerpo de 300 kg— es interrumpido por el sonido de la puerta, por ella entra, el entrenador del equipo de futbol americano, le dice algo al profe de Física en su rostro se posa una mueca de desagrado.
Deje de prestar atención y me dedique a mirar mi libro, no tenía ni idea de como hacer este ejercicio.
—Señor Walker pase por favor— solo escuchar su apellido, mis alertas se activan, esta era la única clase que no compartía con Sebastián.
Unos suspiros por parte de las animadoras se hizo presente.
La sonrisa que había tenido a la llegada al instituto ya no estaba, ahora era remplazada por una mueca de disgusto.
La mirada de Sebastián se encuentra con la mía, una sonrisa se forma en sus labios, el resto de los estudiantes se dan cuenta de que me observa, el grupo de las cero neuronas comienzan a cuchichear entre ella.
—O’Connor, busque un lugar y siéntese— si las miradas mataran estoy más que segura que el calvito ya estaría tres metros, vago, tierra a quien le puede molestar que lo llamen por su apellido materno, bueno a él le molesta.
—Aquí hay un sitio si te quieres sentar— dice Rebeca, ella compartía sitio con una de las chicas más pilas del instituto, Mary, se levanta de inmediato y comienza a recoger sus cosas.
—No es necesario que lo hagas— dice Sebas— ya tengo sitio—
Comienza a avanzar hasta que llega a mi mesa, me muestra una sonrisa de boca cerrada— Hola princesa— quita mi mochila de la banca vacía y se sienta—
No digo nada.
No logro resolver el ejercicio, mi hoja del cuaderno en vez de números y fórmulas está llena, de flores y caritas.
—Difícil— dice en un pequeño susurro para que el profesor no escuche—
— No entiendo nada—
— Es fácil si quieres te ayudo—
— No mejor me prestas tu cuaderno y yo copio, si— le digo poniendo mi carita de perrito regañado—
Soltó una pequeña carcajada, y deslizo su cuaderno.
Comienzo a copiar, y se me ocurre preguntar algo
—¿Qué haces en esta clase?— pregunto.
— No tenía opción, era esta clase o teatro— lo miro sin entender nada— verás te explicó, cada miembro del equipo debemos escoger una clase extracurricular, para sustituir las horas de entrenamiento, y por eso estoy aquí-
— Eso no sabía, Cristhian no me ha comentado nada—
—Conoces mucho a Cristhian por lo que veo— Una mueca de desagrado se posa en su rostro.
—Desde jardín, es como mi hermano—
El momento se volvió silencioso, incluso hasta el aula estaba en completo silencio, al calvito no le gustaba para nada el ruido.
— Pero sabe que es lo mejor de estar aquí— me dice en un susurro.
— ¿Qué?— le pregunte, seguía copiando los resultados, de donde salen tantos números-
— Que estaré con mi princesa— en ese momento se acerca y me da un beso en la mejilla, dos en un día—y por si no lo sabes mi princesa eres tú—
Lo que sobro de clase pase tratando de prestar atención, todo el tiempo sentí la mirada de Sebas.
La clase terminó, comienzo a recoger mis cosas, mi acompañante apenas sonó, la campana de cambio de hora desapareció.
Comienzo a caminar por los pasillos del instituto, me urge ir al baño.
—Miren que tenemos aquí, la nueva zorrita de Sebastián— dice Rebeca— no sé que pudo ver en ti, si eres una mugrosa y sin gracia—
Trato de salir de los baños, pero, sus otras dos copias me sujetan de los brazos.
—Para donde ibas querida, sabes, nunca pensé que calleras tan bajo, acostarte con un Walker solo porque ya no tienes para pagar el instituto— me dice con arrogancia, unas lágrimas traicioneras amenazan por salir—
—No sé de qué estás hablando, suéltenme— me sacudo, pero mis intentos son en vano—
—No te creo nada, y más te vale que te alejes de el si no quieres más problemas perrita— sus amigas me sueltan, las lágrimas que estaba reteniendo salieron sin pena alguna.
Salgo corriendo de los baños chocando con estudiantes que buscaban sus salones, ya en el patio, busco mi árbol.
No ingresó a mi próxima clase, este es mi lugar favorito, detrás de un roble, hueco en donde está escondido mi mayor tesoro. Un diario que me regalo mi madre, la última navidad que pasamos en familia.
...........
Escribí en el todo lo que me había pasado, lo bueno y lo malo, la campana del final del receso me hizo salir de mi trance, guarde con mucho cuidado aquel cuaderno color rosa palo en el árbol.
Ahora me tocaba clase de educación sexual, esta clase era compartida por todos los estudiantes de último año.
Llego al auditorio donde ya se encontraban la mayoría de los estudiantes, busco con la mirada a Keyla, está en la primera fila, a su derecha está Cris, y el asiento de su izquierda está su buzo color blanco, aguardando mi llegada. Me acercó esquivando a algunos estudiantes.
—Hola chicos—saludo, los dos clavan sus miradas en mí—
—Dónde estabas, te buscamos todo el receso—dice mi amiga, no me da tiempo a responder, ya que Cris, lo hace—
— Tú— me señala de manera acusadora— tenemos una conversación pendiente—
No le tomo importancia, me siento en las butacas rojas de terciopelo, la maestra hace su presencia, de inmediato las luces se apagan y comienza la clase.
— Muchos de ustedes, se habrán preguntado alguna vez, ¿por qué los hombres y las mujeres no ven el sexo de la misma forma?—dice la maestra—¿por qué nos resulta tan difícil adivinar las verdaderas intenciones de nuestros amigos, novios y compañeros varones?—los estudiantes comienzan a murmurar entre ellos, la maestra pide silencio—
— La ley de Pareto para las relaciones, diría:Los varones, reaccionan 80% con sexualidad y 20% con romanticismo. Las mujeres, en cambio, 80% romanticismo y 20% con sexualidad, esto no significa que los hombres sean entes lascivos y las mujeres Ángeles idealistas, significa que nuestro diseño integral
como individuos, sexualidad y romanticismo se entremezclan arrojando una amalgama especial—todos tenemos caras de no entender sobre esa ley— en palabras más entendibles, tanto hombres como mujeres cometen el garrafal error de considerarse iguales el uno al otro, y con esas bases se relacionan—
No pude comprender la importancia de sus conceptos, quien diría que tiempo después me fuera posible calibrar la grandeza de cuanto escuche esta tarde…
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Comments
Elba Stabile
Entiendo su punto. pero vaga y baja son 2 palabras distintas
2024-01-11
1
Adriana Araceli González Alonso
las faltas de ortografía no son el motivo para dejar de leerla todos tenemos y cometemos errores mejor disfruten la novela está genial
2023-04-27
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Adriana Araceli González Alonso
ya pegaste chicle princesa
2023-04-27
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