CAPÍTULO IV

°°°°****Blanca°°°°

Me acerco a paso lento a la entrada del instituto, los brazos abiertos de Cristian me reciben.

Me quiebro totalmente.

Odio llorar.

Ya lo dice Cristian, las lágrimas son asquerosas, siempre van acompañadas de mocos, de gestos torcidos, manchas rojas en la cara y en la voz, notas falsas que no dejan entender bien las importantísimas cosas que se suelen decir en estos momentos.

—Tranquila, mi pequeña, todo estará bien, nunca más te tocará— Me susurra.

Suena la campana que da inicio a las clases, me separo de Cristo y me saludó de un beso a Keyla camino a pasos apresurados en busca de mi horario, luego de conseguir mi horario me dispongo a ir a mi primera clase.

— Cuál es tu primera clase— pregunta Cristo

— Literatura y la tuya— preguntó

— Me tocó matemáticas y amor   cuál es su primera hora, cariño— le pregunta a Keyla

— Igual bebe mate—

Nos despedimos y nos pusimos de acuerdo en encontrarnos en la hora del almuerzo.

Por suerte el maestro no había llegado la mayoría, los asientos están disponibles camino en medio de las bancas vacías, me siento en una esquina del salón, saco mi libro favorito y lo comienzo leer un poco en espera del maestro.

Una pregunta brinca mi mente.

¿Existe eso que se llaman poderes o dones extrasensoriales?

Por ejemplo, eso de sentir el ambiente pesado como dicen. ¿Pero qué es el ambiente pesado? ¿Puede pesar el ambiente?

Todas mis clases pasaron con normalidad a la hora del almuerzo No aparecí en la cafetería, me escondí en un árbol que es como mi mejor amigo, mi confidente donde tengo guardado lo más preciado de mi vida.

Las tres últimas horas transcurren con normalidad Cuando veo mi reloj de muñeca son exactamente las 2 de la tarde tengo 15 minutos para llegar a mi trabajo.

Horas después.

—Hasta mañana jefe—

Caminar por las calles desoladas me tranquiliza, no es que trabaje en un barrio peligroso Pero igual hay que tener sus precauciones al llegar al umbral de mi casa noto que el auto de papá está encendido.

Subo a paso apresurado a mi habitación. Mi padre irrumpe en el recinto.

—¡Tienes que venir conmigo!—Era una orden

—¿Qué ocurre?—

— No hagas preguntas, Apresúrate—

¡— Te estoy esperando…!

—Ya voy.—

Sin decir, palabra papá, camino decidido a la puerta exterior.

— A donde vamos—

No contestó, tenía el rostro desencajado, la respiración alterada, manejo rápidamente, casi con enojo, se dirigió al cementerio de la ciudad.

—Papá, ¿Qué te pasa?—

Terminamos caminando alrededor de 5 minutos y me conocía muy bien este camino que sabía que estábamos ante la tumba de mi madre.

—Lo ves?— mi padre se hallaba fuera de sí.

Negué con la cabeza, no entiendo qué pasa.

—¿Qué quieres que vea?—

—Observa bien—

Miro la lápida de mamá Lorena Collins. 14 de febrero del 2015.

La mejor madre y esposa.

—Vámonos— dije temblando por el repentino terror, causó el recordar la muerte de mamá—No sé que tratas de enseñarme.

—Observa, ella está hay por TU CULPA—me dice gritando y jalando de mi cabello.

—¿Ahora sí lo ves?—

Me manda contra el piso, mis lágrimas comienzan a salir.

Escucho que el carro de papá alejarse

Una angustia lacerante comenzó a asfixiarme.

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