CAPÍTULO XIV

°°°Mary°°°

—Amor, si traes el frasco de Nutella—pregunto a José, estamos haciendo el súper el carrito está a medio llenar y solo de dulces.

—Sí, cariño—dice dejando un beso en mi frente.

Donde diablos está el jamón siberiano, los gustos de la madre de mi novio son un poco raros, llevamos como diez tipos de quesos, y yo bueno apenas conozco uno.

—Lo encontré, vamos a la caja—dice mi sexi novio, lo dejo avanzar y me deleito un rato viendo sus pompis, sí que me gustan las nalguitas de mi bebe.

—Sabes que es de mala educación verles el trasero a las personas—dice poniéndose frente a mí— tendré que castigarte por ello, lo sabes—suelta, coqueto.

Le muestro una sonrisa picarona.

—Ya quiero ver que lo intentes— odio que sea más alto que yo, eso le da una ventaja, me atrae a él, nuestros labios rozan, sin previo aviso nos perdimos en un beso delicado pero exigente.

—Los muchachos de ahora yo no tienen pudor—nos separamos de inmediato, un grupo de monjas nos observan, siento el color subir a mis mejillas.

....................

—Vamos, José, ya no quiero ver más esta película—

Llegamos del súper, y enseguida estamos viendo la maratón de Toy Story a quien le puede gustar unos juguetes que hablan.

—Amor te puedo hacer una pregunta—

—Ya la hiciste, vale amor dime—

—Sabes que se trae Sebastián con Blanca— José enchina los ojos como odio que haga eso, se lo ve tan tierno.

—Creo que están saliendo, porque lo preguntas—dice metiéndose a la boca una rebanada de pan tostado con Nutella.

—Curiosidad—

Mi novio me iba a responder, pero fuimos interrumpidos por el sonido del timbre.

—Maldito traidor, ya estás viendo las películas y no me esperaste—hablando del rey de roma y este que se asoma—Hola enana—maldito sabe que detesto que me llame así.

—Hola, tarado—soltó una sonora carcajada.

José le lanza una almohadilla la cual impacta directo en la cara del tarado.

—Que para mí no hay saludo—

—Claro que lo hay querido amigo—Sebastián le muestra el dedo del medio—así está bien o te saludo con beso—

—Grosero—dice el otro.

Pasamos la tarde entre películas y palomitas.

Me entra una llamada, me levanto del cómodo sofá y salgo al balcón a contestar.

—Hola madre—

—Hija, como estás—no me da tiempo de responder—espero que bien mi niña te llamo para avisarte que no estaré en casa, te amo, hablamos, luego—y colgó, qué demostración de amor.

Una motocicleta frena en seco, de ella vaga nada más y nada menos que Cristhian O’Connor, y no se ve para nada feliz.

°°°Sebastián°°°

José se levantó a abrir la puerta, estoy más que concentrado en la película.

—Donde, esta—mis alertas se activan de inmediato—Sebastián, sal pedazo de basura—

—Aquí no hay nadie, Jack, más te vale que te retires de mi casa—mi amigo, como siempre tratando de arreglar mis problemas.

—Sé que está aquí, nana, me lo digo—Nana traidora, pensé, le hago frente, están en el living, me busca con la mirada hasta que sus ojos conectan con los míos.

—Me buscabas, hermanito—muestro mi mejor sonrisa.

—Te advertí que te alejes de ella, y ahora me entero de que la llevas a la cabaña, en que carajos estabas creyendo—lo tengo frente a mí para ser mi hermano mayor, estamos de la misma estatura.

—Ese es el problema que tu hermano no piensa—suelto José de repente.

Le lanzo una mirada asesina, de inmediato levanta sus brazos en señal de rendición, regreso mi atención al idiota.

—Y yo también fui claro contigo, no me voy a alejar de ella porque tú me lo ordenes, estamos claros.

Sus ojos color avellana toman un color café oscuro.

—Vamos a ver que opine Blanca, cuando le cuente todo, trate de hacer las cosas por las buenas, pero contigo no se puede—amenaza.

— Si hacer las cosas por las buenas es andar de vieja chismosa con tu madre lo haces muy bien—me defiendo.

—Nuestra—dice señalándonos mutuamente—madre.

Camina a la salida, no puedo dejar que cuente la verdad, no estoy listo para afrontar mi pasado.

Camino rápido lo agarro bruscamente del brazo asiéndolo quedar ante mí.

—No, vas a decir nada—digo con voz amenazante—llegas a decir una sola palabra y…—me interrumpe.

—Que me aras, me vas a matar como lo hiciste con Alicia—la poca cordura que me quedaba la pierdo, lanzo un puño el cual impacta en su mandíbula.

—No la vuelvas a mencionar, y sabes muy bien que eso fue un maldito accidente—siento mis ojos picar, me prometí no volver a llorar recordándola, salgo de casa de mi amigo, no sin antes patear la moto de mi hermano alias el Idiota.

LOS TRES INVOLUCRADOS NUNCA SE ACORDARON QUE NO ESTABAN SOLOS EN LA CASA, BIEN DICEN QUE LAS CORTINAS TIENE OÍDOS O ALGO ASÍ…

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