Capítulo 18 ATREVIMIENTO

...KILIAN CERVANTES...

Me he quedado pensando en la señorita Osorio y en su manera de hablarme, ¿Por qué es así de fría y por qué parece odiarme? Eso me resulta mucha intriga, no tanto como por qué Vero me rechaza, pero de igual manera despierta mi curiosidad. No voy a despedirla porque es una trabajadora excelente y dedicada, pero aún así sería mejor si no cargara tanta hostilidad.

Ella es muy linda, delgada y siempre se ve bien arreglada para venir a la oficina, aunque es muy seria y profesional. Ni Lupe quien está prometida es así, en sus primeros días de trabajo tampoco lo fue, llegué a pensar que seguramente podría tener una pareja muy celosa por lo que no puede establecer vínculos sentimentales ni relaciones amistosas con nadie. Pobre mujer, debe ser terrible no poder estar cerca de nadie sin un escándalo.

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Vero me llamó y me dijo que vendría a cenar a casa. Ella traería la comida y yo pondría el buen vino acorde a lo que ella escogiera para los dos. Tenía condones en mi mesa de noche y siempre uno en mi billetera por si se presentaba la posibilidad. Pensé en encender velas o comprar flores aunque no creía que ella quisiera hacerlo; pero albergaba esperanza de que si lo deseara tanto como yo y tuviéramos una linda noche juntos.

Vero llegó y estaba vestida de un modo que imaginé para recibir un delivery, tal vez hasta un simple repartidor se vería mejor. No me importa como se vea al menos podría demostrarme que quería verme y que se vestiría más linda para venir a cenar conmigo.

-Te extrañé- le dije apenas entró y la atraje a mi para besarla con pasión, algo que poco duró porque se apartó

-Vine a cenar contigo, nada más- con eso me detuvo y fue a buscar los platos

-¿No deseas ir al final? Son meses Vero- la abracé desde atrás y besé su cuello pero se apartó para ir a colocar los platos sobre la mesa

-Hay hombres que esperan años y tú no puedes unos simples meses- parecía fastidiada y no podía evitar sentirme molesto por eso

-Vero, si voy a esperar dime por qué, ¿Qué es lo que falta para que desees que estemos juntos? No te esmeras nada por verme, yo trabajo pero siempre tengo tiempo para ti, se que no mucho algunas de las veces pero aún así busco el momento para que podamos vernos- Me sentía más desanimado y por eso no podía evitar hablar así dejara mi orgullo olvidado

-Porque eso debería de ser así, ¿Crees que me dan ganas si lo único que me dices es que quieres hacerlo? No piensas en nada más que en eso, fue un error venir- se puso de pie y comenzó a caminar hacia la puerta pero la detuve, no quería que se fuera, últimamente pasábamos días sin vernos

-Cenemos, no te vayas molesta- le pedí y lo pensó algunos segundos antes de sentarse a cenar finalmente

Comimos sin hablar, no sabía que decir sin que se ofendiera. Terminamos la comida y yo llevé los platos a lavar mientras ella buscaba una película sentada en el sofá.

Me senté a su lado y pasé mi brazo por sus hombros para atraerla a mi. La sentí tensarse por unos segundos hasta que se relajó. Al sentir su tensión no pude evitar pensar en mi secretaria que vivía así de rígida pero no comprendía los motivos, ¿Será así con su pareja?

Cuando acabó la película la atraje a mi para besarla despacio, quería convencerla y si las palabras no tenían el efecto deseado ni tampoco que me portara apasionado, tenía que cambiar de táctica. Con un ritmo tan tranquilo metí una de mis manos bajo su playera y con la otra la atraje a mi. Acabé acostandola sobre el sofá y yo me puse sobre su cuerpo. Besaba su cuello y después su boca, Llevé una de mis manos a su jean para desprenderlo y tocar más allá pero ahí se rompió la magia. Ella se sentó y yo la quedé mirando desconcertado.

-No puedo- hizo una pequeña pausa- Tengo mi período

Lamentaba no haberla tocado para saber si eso de verdad era cierto. Yo tenía una erección que no podía disimular, no me importaba que se diera cuenta de mi excitación.

-¿Quieres que te ayude con eso?- señaló la parte más abultada de mi pantalón

-¿Lo dices de verdad?- le pregunté imaginando que su boca haría magia en mi, la esperanza era lo último que debía perder

-Si quieres- le respondí, no quería actuar como un desesperado, así que la dejé tomar la iniciativa a su ritmo .

La ayudé a desprender mi pantalón y ella se a poco comenzó a tocarme haciéndome desear aún más.Era la primera vez que ella me tocaba. Puse mi mano sobre la suya para que marcara el ritmo y entendió a la perfección lo que deseaba.

Aparté su mano para liberarme y no mancharla. Fui al baño a limpiarme y cuando volví ella ya se había ido, ¿Se avergonzó por algo? Al menos algo hizo esta vez para no dejarme con tantas ganas pero eso no sería suficiente para acabar con el deseo que por ella siento, uno que se ha estado acumulando por largos meses.

Esta era la primera vez que ella se tomaba el atrevimiento de hacer algo y esperaba que las veces que decidiera dejarme esperando al menos me calmara de esa manera o que hiciera mucho más.

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