Antes de que el conde hiciera que Evelyn enviara una carta de disculpa, la condesa llegó a la mansión Caruso, pidiendo ver a Evelyn.
— he traído algunos remedios que ayudan a la salud y me gustaría poder dárselos.—
— no debió molestarse, fue un pequeño resfrío, pero para evitar que empeore, preferimos que no saliera.—
— entonces debió enviar un mensajero, en cambio me llego la desagradable sorpresa de ver a la hija de su concubina.— expresa con molestia.
— e-ella es mi esposa, la condesa, dejo de ser concubina, madam. Creyó que era lo mejor, Alondra solo fue a darle el mensaje, pero como es una niña, se emociono y no supo que hacer.— se excusa.
— por eso envíen un mensajero y no ha una niña ignorante.—
El conde no se atrevía a contradecir a la duquesa, hacerlo sería ofender al duque y es lo que menos quiere. Al ver que la duquesa se ve impaciente, manda a una doncella para que la guíe a la residencia de Evelyn, Leonor observa que el jardín de la albina estaba poco cuidado, incluso no habían guardias, ni otras doncellas ahí.
— ¿el conde siempre tiene tan descuidada a su hija?— le pregunta a la doncella.
— n-no, claro que no...los sirvientes están descansando...—
— por lo visto descansan mucho...—
Al llegar, es Lily quien las atiende y al ver de quien se trata, de inmediato va en busca de Evelyn, la duquesa es guiada a la sala por la otra doncella y ofrece servirle algo, mientras Evelyn baja, le han servido té y unos postres.
Evelyn ya sabía que tendría visitas, por lo que la duquesa no tuvo que esperar tanto, Evelyn se presenta ante ella saludando con una perfecta reverencia.
— que visita tan inesperada. Lamento haber podido asistir a la cita, la condesa, ella...— se detiene y mejor se sienta.
—¿la condesa que? Habla lady Evelyn...—
— ella dijo que Alondra estaba más calificada para ir, le juro que yo no quería faltar, perdóneme.—
Evelyn hace una expresión de tristeza y se inclina a manera de suplica, pero la duquesa la sostiene de los hombros y le pide levantar la cabeza.
— no es culpa suya pequeña. Tranquila, mi esposo ya ha mandando su queja, la próxima vez yo vendré por ti personalmente.—
— muchas gracias duquesa, es usted tan amable y comprensible.— suspira aliviada.
— es lo menos que puedo hacer por la hija de mi gran amiga.—
La duquesa no dudo en contarle un poco de Ophelia y en como se conocieron, además de lo valiente que era. Más tarde, cuando la duquesa se fue, el conde la mando llamar.
— espero que no hayas dicho nada innecesario.—
— no padre, solo me disculpe con ella por no haber podido asistir, ella comprendió, pero dijo que hablaría con el duque, porque no estaba de acuerdo con lo que la condesa hizo.—
— ¿que dices? ¿Sabes lo que significa eso? Si quedo mal ante el duque...— golpea con fuerza el escritorio.
— no es mi culpa padre, no podía desobedecer a la condesa...—
— retírate...—
Evelyn se retira, mientras que el conde sigue furioso, si no fuese por la imprudencia de Martha, no estaría pasando algo así, espera que con el castigo puesto, aprenda a no hacer nada sin su consentimiento. En la habitación, ambas mujeres estaban aterradas, la noche anterior no durmieron bien debido a aquella sombra y pronto se haría de noche de nuevo, ambas estaban temerosas de que pasará algo de nuevo y si, justo cuando todos se han ido a dormir, esa misma sombra las volvía atormentar. Evelyn estaba escondida cerca, escuchando sus gritos, lo que le hizo sonreír, torturarlas de esa manera era mejor que hacerlo con dolor físico.
Y así pasaron la semana, cuando el conde dio permiso para liberarlas, ambas salieron de prisa de ahí, sus rostros tenían grandes ojeras y la condesa tenía el cabello un desastre y las uñas lastimadas al arañar la puerta mientras suplicaba ser sacada de ahí, Alondra estaba igual, no podía ni hablar, el conde se sorprendió de verlas tan demacradas, no creyó que el castigó las dañara tanto.
— la vi...era ella, me culpa de su muerte...es ella...— se aferra al brazo del conde.
—¿pero de que hablas? Vete a bañar, apestas.—
— hablo de Ophelia, ella nos atormento en nuestro encierro.—
— padre es verdad, fue horrible, esa sombra no nos dejaba durante las noches.
El conde se aparta y le ordena a las doncellas que se lleven, para bañarlas, ambas se ven aun perturbadas, pero al fina eran libres de esa horrible habitación y lo que dicen es ilógico. Después de bañarse, Martha se dirige a su alcoba.
— madre ¿y si esa cosa nos sigue? No quiero estar sola...— se aferra al vestido de su madre.
— n-no...no es posible...—
— madre, no quiero estar sola.—
Martha sabe que esa cosa podría seguirlas fuera de esa habitación, así que decide quedarse con Alondra. Durante la cena, el conde les hace saber, que espera que con ese castigo aprendan a comportarse, pues la duquesa estaba muy molesta y esto le puede afectar, pues el duque es un hombre aferrado a su esposa y si ella le dice que no debe hacer tratos con él, el duque sin duda le hará caso a su esposa.
— y espero no vuelvas a decir otra tontería, creí que eras una mujer más inteligente.— le reclama.
— me disculpo por todo, no volverá a pasar.—
No quiere volver a esa asquerosa habitación y menos sabiendo lo que le espera. En la noche, Martha decidió dormir en la habitación de su hija, con la excusa de que Alondra aún sigue asustada por el encierro. Ambas temían que esa cosa las haya seguido, por lo que en toda la noche pudieron dormir, pero nada se apareció y así pasaron las noches, hasta que todo era tranquilo y ambas creen que ya no serán atormentadas. Así todo volvía a la normalidad, por supuesto, Evelyn solo las esta dejando tranquilas a propósito, por el momento no hará nada más y es que sería tan fácil acabar con ellos, pero el problema es que siendo una niña, ella quedaría bajo el cuidado de los familiares del conde, lo cual no es conveniente, si los mata también, sería sospechoso que solo ella sobreviviera a una masacre o un accidente.
Evelyn estaba en el jardín, cuando ve venir a Alondra, luciendo un vestido nuevo, de eso no había duda.
— de que sirve que la duquesa Smirnova te trate bien, sigues siendo una basura.—
— tus palabras me tiene sin cuidado, así lleves los vestidos más clamorosos, la duquesa nunca pedirá tu mano para su hijo.— sonríe con burla.
— ¿eso crees? Yo soy más hermosa que tú, cuando te conozca mejor, se dará cuenta que quien vale soy yo.—
— bien, entonces ya veremos.—
Evelyn se pone de pie, ya no piensa seguir ahí, la presencia de esa mocosa es bastante molesta.
Alondra trata se seguirla, pero algo se atora en su pie y cae, cuando voltea para ver, se da cuenta que su propia sombra sostiene su tobillo y muestra una sonrisa con filosos dientes, ante esto la niña se levanta. Evelyn sonríe ante lo sucedido, mientras ve como Alondra huye.
— pobre niña, desde pequeña su madre le ha podrido la mente...—
Así que todos en esa familia, están en su lista negra. Nuevamente la invitación para una reunirse con la reina llego, así que el conde ordenó que esta vez debe ir Evelyn, pero no esperaba que fuese la misma duquesa quien fuese a recogerla.
— de este modo no habrá inconvenientes ¿cierto?—
— por supuesto que no, Evelyn estará aquí pronto, si gusta pasar...— agrega el conde.
— no hace falta. Y condesa, espero la próxima vez solo envíe un mensajero si lady Evelyn no esta disponible.—
— por supuesto, no volverá a ocurrir.— Martha hace una reverencia, pero aprieta las manos en su vestido.
Evelyn no tardo en llegar y dio una reverencia para saludar a la duquesa, quien puede notar que el vestido que lleva la niña es bastante simple y de hace tiempo, pero por el momento no dirá, ordena al cochero ayudar a Evelyn a subir, la duquesa se despide y sube, mientras que la condesa se aleja de ahí furiosa, si esa mocosa no existiera, su Alondra sería quien estaría yendo ahora a conocer a la reina, quien tuviera mayores oportunidades.
En el palacio, la reina, Verónica, Evelyn al verla saluda, dando una reverencia perfecta ante ella, Verónica sonríe ante su educación.
— saludos a la madre del reino, su majestad la reina.—
– saludos lady Evelyn. Mírate, eres tan hermosa como tu madre.—
Verónica se inclina sosteniendo el rostro de Evelyn, para observar su rostro, la niña tenía era la viva imagen de su madre.
— me recuerdas tanto a Ophelia cuando era niña.—
—¿de verdad? Espero su majestad pueda hablarme un poco más de mi madre.— menciona emocionada.
Las doncellas les sirven el té y postres, mientras las tres se sientan, la reina y la duquesa le hablan un poco de su madre.
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Comments
Elizabeth Bustamante Gaona
Bueno, al menos esta vez si llegó ante la reina 👍👍🌹
2025-03-26
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Silvia Tenorio Mosqueda
Cuando se enteren q es una bruja la mandan a quemar jajajaja JAJAJAJA
2024-10-30
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Martha Padilla
Por mi parte no me gustó que la víbora de la condesa lleve mi nombre 😬😬😬
2024-10-22
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