Milán

Capítulo 20

Refugio había llevado el desayuno a Pedro como le fue indicado. Él estaba trabajando en su habitación.

—Permiso señor aquí traigo su desayuno.—dijo Refugio

—Gracias Refugio, ¿donde está Mahtob?—preguntó Pedro

—En la cocina conmigo, me pidió que la dejara preparar su desayuno.—respondió Refugio

—Baja y dile que se prepare para salir en cuarenta minutos, la llevaré a conocer la ciudad.—dijo Pedro

—Como usted ordené señor.—respondió Refugio

De inmediato bajó a la cocina para darle el mensaje a Mahtob.

—Señorita dice el señor que en cuarenta minutos salen a la ciudad para que esté lista.—dijo Refugio

—Creo ya estoy lista.—dijo Mahtob

Al verla Refugio se llenaba de ternura, y sabía que al señor le gustaba que la mujer que lo acompañe se viera linda.

—Vamos a buscar algo más adecuado que le parece, y se coloca su Hiyab.—dijo Refugio

—¿Crees que no le moleste, que lo use por esta ocasión?.—preguntó Mahtob

—Estoy segura que no le molestará señorita, vamos yo le ayudó.—dijo Refugio

Ambas subieron a la habitación de Mahtob, Refugio le ayudó eligiendo un pantalón negro acampanado de esos que estaban de moda, al igual que una blusa de mangas largas también Holgada color Perla, que la hacía ver muy elegante. Flats color oro que había de la señorita Paris. Mahtob cepillo su cabello y lo acomodo de manera que aunque usara velo pudiera quitarlo y seguiría perfecto. Esta vez usaría su Hiyab, el cual la cubría todo excepto el rostro y la hacía ver muy bonita. También delineó sus ojos y colocó un tono rosa ligero en sus labios.

—Se ve hermosa señorita y su Hiyab se ve lindo.—dijo Refugio

—Fue un regalo, son los que me trajo Pedro del Cairo, este es de Satin, lo compro en la tienda de mis hermanos.—dijo Mahtob

—Es muy lindo.—dijo Refugio

Primero bajó Mahtob, Pedro ya la estaba esperando. Al mirarla el quedó hipnotizado, el delineado resaltaba la belleza de sus ojos, aún con el hiyab resaltaba su belleza.

—Te ves muy linda, ¿lista para irnos?.—preguntó Pedro

—Si vamos.—respondió Mahtob

Mahtob camino detrás de él, eso fue extraño para Pedro. Entonces el se detuvo y le ofreció el brazo para que caminara junto a él.

—Perdón la costumbre es que yo vaya detrás de ti dos pasos, tú eres el hombre.—dijo Mahtob

—Entiendo, aquí no. debes caminar al lado mío. Serás mi compañera.—dijo Pedro

Era la primera vez que Pedro se portaba como un caballero con ella, para Mahtob era realmente extraño su comportamiento. A su vez intuía que conocer la ciudad la llevaría a conocer un mundo distinto.

Iba avanzando la camioneta, mientrasMahtob admiraba el paisaje había muchas casas como edificios de colores, había vegetación y las avenidas eran grandes. Pedro pidió que los llevaran a Galería Vittorio Emanuele II ahí podría comprar ropa Mahto, y que todo fuese a su gusto, y porqué no hasta su vestido de novia.

Mahtob admiraba el Duomo de Milán(catedral de Milán) era más grande que cualquier mezquita. Pedro le explicaba que pertenecía a la religión Católica. Mahtob no entendía nada sobre ello. Llegaron a su destino y Pedro volvió a ofrecer su brazo, en el centro comercial se encontraba las tiendas de ropa de alta calidad. Mahtob no sabía nada sobre marcas o moda, pero había ropa hermosa.

—Todo es muy lindo, pero debo vestir como yo se, o ¿como necesitas que vista?—pregunto Mahtob

—Pues eso lo debes decidir tú, solo no vistas provocativa. O si quieres usar vestidos cortos sería dentro de casa mientras te acostumbras.—respondió Pedro

Mahtob no sabía que elegir, así que Pedro solicito ayuda a una asesora. Mahtob se probó un vestido casual, ella jamás había mostrado sus piernas, ella no entendía Italiano así que Pedro le ayudaba con la traducción. Compro mucha ropa discreta y holgada. Zapatos, botines y skinys. Sobre todo ropa que en su vida soñaría ponerse alguna vez. También eligió un vestido largo de encaje para su boda. Era abismal la diferencia a los que usaban en los matrimonios en su tierra.

—Lista, vayamos a ver más tiendas.—dijo Pedro

—Creo que ya compre demasiado, no sé cuánto es pero son muchos ceros. No necesito tanta ropa.—dijo Mahtob

—Vamos te gustarán más cosas, tienes un armario enorme que llenar.—dijo Pedro

Para Mahtob era cansado ir de compras, lo que más le causaba conflicto era cuando se ponía la ropa que estaba prohibida por el Corán. La que dejaba mostrar sus piernas o sus hombros. No comprendía ¿Por qué las mujeres en esa ciudad podían mostrar su cuerpo?. Acaso Allah solo regía en su tierra, y existían otros dioses. Todo era tan confuso. Había notado mujeres conduciendo, en Egipto estaba prohibido. Era libre pero sin serlo. Tanta confusión era agotador, esa sensación de estar dividida la agotaba.

Pedro se esforzaba en que ella se viera como una reina, era bonita en demasía. Pero poco a poco aprendería a vestirse como una mujer europea.

—Vamos a comer, conocerás la comida italiana.—dijo Pedro

Ambos llegaron a un restaurante muy elegante. Pedro pensó en ordenar por los dos.

—Me dijo Refugio que no comes cerdo, algo más que no puedas comer.—preguntó Pedro

—Si cerdo no, lo que elijas lo probaré con gusto.—respondió Mahtob

Esa parte le gustaba a Pedro mucho de ella, que era sencilla, prudente y reservada. Aunque esperaba que poco a poco fuera desenvolviéndose. Danilo observaba que Pedro cada vez más se apegaba a ella, se preguntaba si realmente se estaba enamorando de esa mujer. Ya que nadie a excepción de él y Florencia sabían que se casaría con Mahtob.

Ambos eran de mundos distintos aún así Pedro se esforzaba para que se complementara, por eso iba paso a paso. Sabía que al dejarla ir a la universidad habría problemas, pero después encontraría la manera de controlar esa parte.