Capitulo diez

Ese día Maya no bajo a cenar, Henry no la obligaría, así que le ordenó a Judith a que le llevara la cena.

Lo cual ella agradeció, no había probado bocado en todo el día.

A la mañana siguiente Maya se levantó muy temprano, desayuno en silencio y salió.

Henry le pregunta a Judith por ella.

Ella le contesta que aún no se ha levantado. ¿¿Quiere que le hable para que baje a desayunar?? Pregunta Judith.

No, iré yo.

Henry sube las escaleras va directo a la habitación qué había elegido Maya.

La puerta estaba entre abierta y entró, la cama estaba tendida, era como si nadie hubiese dormido ahí.

Él baja corriendo y le dice a Judith que su esposa no está.

Va donde el guardia de seguridad, él le dice que la vio salir temprano.

Henry se preguntaba a donde iría tan temprano.

Se acordó que hace un tiempo tiene un rastreador en el celular de Maya, abrió la aplicación, vio la ubicación tomo su auto y fue por ella.

Llego donde le indicaba la ubicación y era en la Universidad.

Maya venía saliendo feliz. Él se baja del auto, la toma de brazo y la lleva al auto.

A Maya no le gustó nada la acción de éste , suelta de su agarre.

¿Que te pasa?? Suéltame, quien te crees que eres para tratarme así?? Le dice Maya.

Soy tu esposo y no me avisaste que saldrías, le dijo Henry.

¿Y se puede saber como me encontraste?? Le pregunta Maya.

Él no sabía que contestar, no le podía decir que le tenía un rastreador al celular.

Salí a buscarte porque nadie sabía donde estabas, no le aviste a nadie. Le miente Henry.

Eso no ha contestado lo que pregunte, le dice enojada Maya.

Solo pase por aquí y te vi, eso es todo.

Ahora sube. Le ordena Henry.

Maya sube echando chispas, no le había gustado nada lo que acaba de ocurrir.

La próxima vez que salgas hazlo en uno de los autos qué hay en casa o pídele al chófer que te lleve.

Dice, Henry más calmado.

No quiero usar nada que sea tuyo, le dice Maya. Yo puedo arreglármelas sola. Le dice Maya sin mirarlo.

Como quieras, pero lo necesitarás cuando tengas que llevar las maquetas a la universidad.

Y tú como sabes que estudiaré?? Pregunta Maya.

Por esto, le dice Henry, quitando de las manos los folletos de la carrera de arquitectura que llevaba Maya en las manos.

Ninguno de los dos no dijo nada más, camino a casa.

Llegan, entran a la casa.

Maya se iba directo a su habitación, se detiene de golpe cuando Henry le habla, diciendo que lo siga.

¿¿Soy tu perro a caso para que te siga, a donde tú quieras???

No, eres mi esposa no mi perro.

¿¿¿Esposa??? Ajá ... Le dice ella.

Será por obligación.

Da la media vuelta y sigue hacia su habitación.

Henry que no daba más de la rabia. Toma sus cosas y se va a la oficina.

Esa niña, me está colmando la paciencia, pensaba él.

A la oficina llego de muy mal humor, cuando eso pasaba, era mejor hacer las cosas bien y no llevar la contra. Su secretaria lo sabía muy bien. Ya había vivido varios episodios así.

Él solo quería mostrarle el estudio que uso el cuándo estudió. Ese espacio le serviría para hacer los trabajos. Si faltaba algo él se lo compraría.

Así que llamó a Judith y pidió que la llevara a ese lugar.

A la hora del almuerzo, Maya bajo almorzar. Judith le había puesto la mesa en un gran comedor, ella encontró que era algo frío, así que tomo todo y se fue a la cocina, por lo menos ahí estaría acompañada.

Almorzó con Judith, ella encontraba que Maya era una persona sencilla.

Maya preguntó que cuanto tiempo a trabajo con Henry.

Desde que nació, le dice Judith.

Como así, le dice Maya. ¿¿Y la mamá?? Le pregunta.

Ella falleció al nacer mi niño. Le dice Judith.

Creo que lo entiendo un poco como debe sentirse. Yo también no me críe con mis padres.

Aunque amor no me falto de mis abuelos, siempre se extraña el amor de una madre.

Le dice con mucho sentimiento Maya.

Terminaron de almorzar, Maya quiso lavar la losa.

Judith no la dejo, le dijo que necesitaba mostrarle algo.

Venga conmigo señora, le dice Judith.

Ya te dije, llámame Maya, me haces sentir vieja, le dice la chica con una gran sonrisa.

Están bien niña Maya, venga conmigo por favor.

Mucho mejor, le dice Maya.

Judith la llevo al estudio.

Entraron, en ese lugar había de todo lo que necesitaría Maya para estudiar.

Esto es lo que, mi niño quería mostrarle en la mañana. Le dijo Judith.

Maya quedó con la boca abierta. Aparte de tener todo lo que necesitaría, había una gran biblioteca.

Ahora, tenía que pedir disculpas a Henry por lo que pasó en la mañana.

Fue por su vieja computadora y se quedó en el estudio, indagando un poco sobre la carrera que eligió.

Ella eligió esa carrera por la alta rentabilidad, pero a medida que busca información en Internet y en libros, le encantaba más de haber elegido esa carrera.

Estaba tan concentrada viendo su computadora , cuando se le apaga.

Ella rabiaba, daba pequeños golpes. Pero no logro hacerla funcionar.

Henry que había visto todo, sin que ella se diera cuenta, sonreía de verla rabiar hasta con la computadora .

Buenas noches, dice de repente, Maya dio un salto del susto, no lo vio venir.

¿¿Tienes problemas con la computadora?? Le pregunta Henry.

Si, ya está un poco vieja, le dice ella.

Puedes usar la mía si quieres, le dice él. Está en mi escritorio.

Él iba a salir, cuando Maya dice... Disculpa…

Él se giró... Maya tenía la cabeza mirando sus pies, los dedos de sus manos los movía de tal manera que parecía que se iban a hacer nudos.

Finalmente, levanta la cabeza, lo mira y le dice que la disculpe por lo de la mañana.

Henry quedo estático.

Maya le dice que por esto, que querías que viera en la mañana.

Ah esto, le dice él. Él pensaba por haber salido y no avisar.

Está bien, le dice él. Disculpada.

Espero y te sirva, termina diciendo.

Y se va a su habitación.

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