Capítulo cinco

Maya, ya más calmada, su abuelo había sido atendido y los médicos lo habían estabilizado, pregunto a su abuela lo que había pasado y quien era ese hombre.

La abuela le pidió que fueran a la cafetería para hablar más tranquilas.

Llegaron allí, pidieron dos te, y se sentaron a conversar.

Ya, abuela

Cuéntame lo que paso.

La abuela le contó lo que paso.

Maya no podía creer lo que la abuela le contaba.

Daba ideas de como reunir dinero para pagar la deuda.

La abuela le dijo, que ese hombre le dio tres días.

Pasado los tres días si no tenía una respuesta él personalmente se haría cargo que el banco nos embargaran.

Dice la abuela, llorando.

A Maya se le partía el alma ver sufrir sus viejitos.

No los podía ver perder sus tierras.

Donde vivirían si no tenían a nadie más. Ella aún no terminaba ni la preparatoria, así no conseguiría un buen trabajo como para mantenerse los tres.

Maya en un arranque de ira, le pide los datos del hombre.

La abuela le dice que en casa quedo toda la información en la carpeta que dejo el abogado.

Abuela, no te preocupes, yo resolveré esto.

Cuida del abuelo. Le dijo, tomo las llaves de la camioneta. Y se fue.

Maya se fue al campo, busco la carpeta saco la información que necesitaba y se fue a la ciudad a las oficinas del aquel hombre que estaba haciendo sufrir a los que más quería en el mundo.

Maya llega a un gran edificio, pide que la anuncien con Henry Font.

La recepcionista pregunta quien lo busca y si tiene una cita.

No, no tengo sita, soy la prometida, le dijo Maya muy seria. Fue la única idea que se le ocurrió para que la dejaran pasar.

La recepcionista la hizo seguir, Maya se fue al los ascensores y no sabía a qué piso tenía que ir. Así que como en todas sus novelas que leía, siempre los Ceos tenían las oficinas en el último piso.

Tal como pensaba ella, así era.

Llego y no hubo necesidad de decirle a la secretaria quien era. La recepcionista ya le había dicho que la prometida de su jefe iba subiendo.

La secretaría levanta el fono y le dice al hombre que su prometida lo busca.

Él intrigado le vuelve a preguntar, que quien lo busca.

La secretaria se vuelve hacia Maya y le pregunta el nombre.

Ella le contesta Maya Fritz muy seria.

Henry qué escucho por la línea, le dijo a la secretaria que la dejara pasar.

Maya entra, Henry estaba apoyado delante del escritorio con los pies cruzados se veía relajado.

Ella llevaba la carpeta en su mano.

Al entrar le tiro los papeles en la cara.

Eres un maldito como puedes hacerle algo así a mis abuelos... Ellos qué nada te han hecho, como puedes despojarlos de lo único que tienen. Acaso no tienes corazón??? _gritaba Maya.

Henry de lo relajado que estaba, se le fue en cuanto le llego los papeles por la cara.

Mira niña, tus abuelos perderán todo y yo les estoy dando la oportunidad de que no lo pierdan...

Sí... A cambio de que me comprometa contigo, le interrumpe Maya.

Sí, contesta sin ningún pudor Henry.

Tus abuelos necesitan que alguien pague sus deudas.

Y yo necesito una esposa, en este caso sería una prometida porque aún eres menor de edad.

Soy hombre de negocios, dice enojado Henry.

Nos sabes como te detesto, debí dejar que Baltasar te comiera ese día, le dice ella.

Maya se dio cuenta de que con ese hombre no conseguirá nada.

¿¿Cuando saldarías la deuda con el banco??

¿Si accedo a comprometerme contigo?? Le dice Maya.

En cuanto se firme el contrato. La deuda se estará saldando, le dice Henry con aires de triunfo.

Más te vale que cumplas tu palabra y reza a que mi abuelo sobreviva, porque de no ser así, olvídate que firme algún contrato.

Avísame cuando este lista mi condena para firmarla. Le deja anotado el número de celular y sale de la oficina dando un portazo.

Henry se quedó pensando en lo último que dijo Maya.

Llama a su abogado y le dice que averigüe si paso algo a los Fritz y pide que rastree un número de celular y que le envié el enlace a él.

Y termino la llamada que quería respuestas para hoy.

Al cabo de dos horas ya tenía respuestas, el abuelo de Maya había sufrido un ataque cardíaco, estaba internado en el hospital. Se encontraba estable, pero no fuera de riesgo.

Ahí comprendió las palabras de Maya.

Vio el enlace del rastreo y la ubicación le daba en el hospital.

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