Capítulo seis

Maya vuelve al hospital, su abuela estaba intranquila, no sabía dónde había ido su nieta, al verla llegar se le pasaron los nervios.

Hija, adonde fuiste, me tenías preocupada. Le dice la abuela.

No te preocupes abuela ya estoy de vuelta.

Me comprometeré con el ese hombre abuela, le dice Maya.

¡¡No hija!!! No te puedes comprometer con ese hombre malo. Tú te mereces algo mejor. Le decía su abuela llorando.

Abuela, ahora lo más importante es que no pierdan las tierras, yo no podría perdonarme que se quedaran sin nada.

Se abrazaron y lloraron juntas.

Estaban en la sala de espera, cuando trasladaban al abuelo a una habitación, lo llevaron a una habitación vip.

La abuela alarmada porque no podrían pagar una habitación así, les dice que lo lleven a una habitación común.

Uno de los enfermeros le dice que le ordenaron que lo llevasen ahí, qué ya estaba todo cancelado.

Ella ya se imaginaron de donde venía la orden.

Abuela no te preocupes, solo preocupémonos que el abuelo se recupere y sea bien atendido, la consolaba Maya.

Ella no quería que su viejita también enfermara.

Henry le escribe a Maya, que su abuelo estará bien, que la espera en oficina a primera hora, para firmar el contrato.

Maya no contestó al mensaje.

Le dijo a su abuela que la iría a dejar a la casa, que descansara, ella se quedara con el abuelo.

Así lo hicieron, Maya fue y volvió, cuando el abuelo despertara ella iría por ella.

Maya cada vez más odiaba al que sería su prometido.

Ella se quedó cuidando a su abuelo.

Paso toda la noche despierta, fue la noche más larga de toda su vida.

Espero a que pasaran los médicos, para que le dijeran como estaba el abuelo.

Ella se fue al baño se aseó y se fue a las oficinas de los Font.

Llego y no tuvo que anunciarse se fue directo a la oficina de Henry.

Él la esperaba con el contrato listo para ser firmado.

Ella entró con cara de pocos amigos.

Buenos días, le dice él.

No se que tienen de buenos, fue la contesta de ella.

Él miró sus ropas, era la misma del día anterior.

El cabello de la chica esta vez lo llevaba tomado en una cola.

La chiquilla era hermosa, a pesar de su corta edad, tenía un cuerpo bien desarrollado, era alta y delgada, ojos azules y cabello rubio. Tenía cara de ángel.

Maya se dio cuenta que él la observaba más de lo debido, ella le tronó los dedos para que dejara de observarla.

A él no le gustó nada lo que acabada de hacer ella. Lo cual le molesto.

Así te diriges a tus mayores, niña, le dice él.

Si, solo lo hago con las personas que no me agradan y usted es una de ellas.

Maya era una chica amable y cariñosa con los adultos, siempre atenta con ellos. Pero con este señor lo único que se merecía era su desprecio.

Henry solo rodó los ojos y le entrego la copia del contrato para que lo firmara.

Puedo leer, le dice ella.

Adelante le dice él, puedes leer.

El contrato decía.

Que sería su prometida durante dos años, que cuando cumpla su mayoría de edad se casarían si fuese necesario.

Ella en esos dos años viviría con los abuelos en el campo, no se le permitía tener novio.

Se tendrían que ver si en alguna ocasión amerite la presencia de ella.

Si intentaba escapar, las tierras de los abuelos serían rematadas al mejor postor y ellos serían echados a la calle.

Ella con ese contrato estaba atada de manos.

Henry le paso un lápiz para que firmara.

Firmaré esto solo porque no tendré que verte. Y ojalá eso de casarnos no se dé, y así librarme de ti.

Maya se levanta para irse de ahí. Cuando él la detiene.

Espera esta noche abra una cena en mi casa, tendrás que acompañarme como mi prometida.

Te enviaré ropa para que te cambies para que estés a la altura.

A las 8 te recogerá el chófer.

No hace falta que envíes por mí, solo envíame la dirección y yo llego sola. Le dice Maya.

Está bien, le dice él, pero si enviare la ropa. La mira de pues a cabeza.

Maya que solo quería salir de ahí, abre la puerta para salir y se encuentra con un hombre que le obstruía él pasó, solo paso por su lado sin mirarlo.

El hombre se dio la vuelta para mirarla como se iba.

Quién es esa belleza, le dice Matthew, ese olor a flores silvestre me mató dice él, aspirando el aire.

Es mi prometida, le dice Henry. Le molestó que se expresara así.

Matthew no dijo una sola palabra más.

Que te trae por aquí, le pregunta Henry.

Únicamente pasaba a recordarte que se aproxima la junta directiva y hoy cerramos trato con la compañía más prestigiosa de arquitectos.

Si, no te preocupes que ahí estaré.

¿¿Algo más??

A Henry le molestaba su primo, siempre le recordaba la famosa junta directiva.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***