Capitulo diesiseis

Henry, ve a Maya, corre adonde ella y la abraza.

No sabes lo preocupado que estaba si no te encontraba aquí. Le dice él.

Él no la pudo localizar en el celular. A Maya se le había agotado la batería y no lo volvió a cargar, con todo el trabajo que había en el campo, fue lo que menos se preocupó.

Estoy bien… Ella le iba a explicar.

Henry le dice... Y tu celular porque lo tienes apagado???.

Maya ya se estaba impacientando con la actitud de Henry qué no la dejaba explicar.

Su abuela que la conoce bien, les habla para que entren a la casa.

Así lo hacen, Mariane le sirve la cena a Henry y lo invita a sentarse a la mesa.

Henry lo hace en silencio.

Porque viniste hasta acá?? Le dice Maya.

Porque alguien no aviso donde había ido, y más encima tiene el teléfono apagado. Le dice Henry.

Maya le iba a contestar, cuando Mariane la interrumpe.

Hija cenemos tranquilos, ya tendrán tiempo de conversar. Le dice Mariane.

Después se dirige a Henry. Ud. se quedará, no dejaré que maneje de vuelta, ya es muy tarde. Le dice la abuela.

Así lo haré, le dice Henry.

Maya otra vez iba a hablar, la abuela la hizo guardar silencio. Maya obedeció, respetaba a su abuela.

Mientras cenaban, Maya repasaba por su cabeza donde dormirá Henry, si no hay cuartos disponibles, con ella no iba a dormir, su cama no era ni la mitad de la que dormía él.

La idea de imaginarse durmiendo con Henry en una cama tan pequeña, la hizo que se ruborizada.

Se tomó de un sorbo el agua qué estaba en la mesa.

Mariane ya se había dado cuenta lo que pasaba por la cabeza de su nieta.

De ver su reacción, se dio cuenta de Henry no le era indiferente a su nieta ni su nieta a él.

Ella vio la preocupación qué traía él al llegar.

Terminaron la cena en silencio, David que estaba muy cansado se despidió y se fue a su cuarto.

La abuela antes de retirarse, le dice .

Maya, lleva a tu esposo a tu antiguo cuarto, ahí podrán dormir los dos. Le dice a su nieta, despidiéndose para ir a dormir.

Maya solo obedeció la orden de su abuela.

Apago las luces y subieron al cuarto.

Maya iba un atado de nervios, Henry con una sonrisa en los labios.

Habré la puerta de la habitación y Henry ve una habitación con una cama pequeña, el papel tapiz era de flores, el pensó qué esa era la esencia de su esposa.

Al ver que Henry no decía nada, solo observaba, ella le dice que ella dormiría en el piso.

Claro que no, ya hemos dormido juntos en una habitación, no veo cuál sea el problema ahora, le dice Henry.

Si, pero en esa ocasión yo estaba sedada y tú no dormiste en una silla. Le dice Maya.

A que le temes, le dice Henry, acercándose peligrosamente a Maya.

Ella se escabulle y se mete al baño.

Maya no entendía la actitud de su esposo, después del beso qué se dieron él no se volvió acercar, tal parecía que no la quería ver.

Ella se dio una ducha y salió en una bata, Henry ya estaba metido en la cama, no traía nada puesto, él se da cuenta que lo mira y le dice, no traje ropa y la tuya no me queda, le dice con una sonrisa.

Maya toma su pijama y vuelve al baño, se lo coloca y sale.

Henry estaba acostado con una mano apoyaba su cabeza... Con la otra daba palmadas, haciendo entender que Maya se acostara al lado de él.

Maya muy tímida y nerviosa de ver a su esposo sin nada puesto, solo lo cubría un bóxer blanco.

Se mete a la cama, quedando muy juntos, el cuerpo de Henry era muy grande, su espalda era ancha, sus pectorales muy marcados. Lo que alcanzo a ver Maya es que era todo grande.

Él sonreía de ver las expresiones de Maya ella estaba roja como un tomate.

No te preocupes, no haremos nada esta noche, no me gustaría despertar a tu abuela, le dice al oído y se da vuelta quedando de espalda a Maya.

Ella hace lo mismo, quedan los dos dándose la espalda.

Maya piensa en que quiso decir, en que no quería que despertara a la abuela.

Me tenías muy preocupado, le dice Henry. Te busqué por la casa y no estabas, nadie sabía a donde habías ido. Por favor no lo vuelvas hacer. Le dice Henry.

Salí de prisa porque llevaba días tratando de comunicarme con mi abuela y no respondía. Fue cuando salí y no avisé a donde iría.

Llego acá y mi abuela estaba enferma en cama. La tuve que llevar al médico.

Y aca están en tiempo de cosecha y me quedé ayudar, le cuanta Maya.

Y tú, recién después de tres días te diste cuanta qué no estaba??

Le dice ella.

Estaba huyendo de ti, le dice Henry.

Porque lo haces, si me obligaste a que me casara contigo?? Debería ser yo la que huya de ti. Le dice Maya.

Henry guarda silencio por un minuto.

Luego dice, será mejor dormir, mañana hay una cosecha qué recoger, le dice Henry.

En vista que Henry no le dirá nada, ella apaga la luz y se duerme.

Henry no podía dormir, sintiendo el cuerpo de Maya tan cerca.

Él estaba casi conciliando el sueño, cuando Maya se da vuelta hacia él y lo abraza, él se dio vuelto despacio hacia ella, y lo único que logro que ella colocará una pierna encina se él, a la altura de la cintura.

El no se volvió a mover y se quedó dormido.

Empezó amanecer, Henry despertó primero, Maya aún estaba en la misma posición, ella seguía abrazada a él.

Henry tragaba grueso. Su amigo estaba en una posición difícil y empezó a despertar. El rogaba qué Maya no se diera cuenta. Maya se empezó a mover y eso no ayudaba en nada. Maya empezó abrir los ojos y él se hizo el dormido, Maya al ver en la posición en que estaba, sacar su pierna de encima de él, pudo ver el bulto qué había allí abajo.

Se tapó la boca qué tenía abierta, mira a Henry qué aún dormía.

Lo mira por un rato... eres tan guapo, dice en voz baja, para no ser escuchada, beso un dedo de ella y lo coloca en los labios de él.

Henry que ya no aguantaba más, abre los ojos, y en un movimiento rápido, se coloca encima de ella.

Así que soy guapo le dice él.

Maya se pone colorada al verse sorprendida. No dice nada, mira hacia abajo al sentir un bulto duro en zona baja.

Henry dirigió su miraba donde estaba la de Maya, y se sale inmediatamente de encima de ella.

Se sienta en la cama y se tapa con las sábanas. Ahora él estaba avergonzado.

Me daré una ducha dice él, toma su ropa se tapa con ella y entra al baño.

Maya estaba con la boca abierta de lo que acabada de ocurrir.

Se vistió rápido y bajo.

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