La situación se volvía angustiosa, mientras una mezcla entre gritos de dolor de los reclutas que eran electrificados, y el grito de desesperación de los jóvenes que observaban como el agujero enorme se acercaba a ellos, invadía el entorno. Jiren trataba de mantener la calma, pero con tanto lío era muy complicado. Hasta que de golpe, alguien la sujetó del hombro, y se la llevó hasta un rincón. Era Edward Mendy, el misterioso muchacho moreno de Venturia, quien estaba intentando formar un pequeño grupo para así crear un plan. Sarah venía detrás de ellos, agachada y en silencio. Era algo que Jiren no se esperaba, pero viendo la situación en la que se encontraban, decidió seguirlos.
- Vamos a mantener la calma - Dijo Edward al pequeño grupo - Hay que descifrar una manera de pasar -
- Algunos se están lanzando muy a lo loco - Agregó otro joven - Tal vez si solo caminamos con cuidado seamos capaces de localizar las minas y esquivarlas -
- Imposible - Respondió Sarah - Esas minas están bien ocultas, sería estúpido que estuvieran a la vista -
- Además de eso, no podremos avanzar lentamente cuando el resto de gente comience a caminar - Agregó una chica del grupo - El agujero aún está lejos. Cuando los demás comiencen a avanzar, será imposible mantener el orden -
- ¿Y no podemos simplemente rodearlas? - Preguntó Jiren, temerosa - Todos están yendo en línea recta. Nadie lo ha intentado por los costados -
- Podríamos intentarlo, pero es demasiado arriesgado - Edward intentaba analizar todas las opciones en su cabeza - Un solo toque de esas minas, y estaremos inconscientes durante horas -
El resto del grupo asintió, sintiendo la necesidad de buscar cualquier opción que les brindara una oportunidad de éxito. Con cautela, avanzaron hacia los bordes del campo, observando atentamente cada paso que daban.
- Parece que otros tuvieron la misma idea - Dijo uno de los reclutas. Otro grupo de reclutas, con la misma idea en mente, se aproximaba desde el lado opuesto. Edward, quien inconscientemente, estaba ejerciendo como líder de grupo, intentó gestar un plan junto al otro grupo.
- Lo único que se me ocurre es cruzar uno por uno - Exclamó Renzo Ironheat, el joven recluta que lideraba el otro grupo - Yo iré primero
Al principio los demás se negaron. Pero luego de una corta pero intensa discusión, los dos grupos intercambiaron miradas de complicidad y decidieron turnarse para cruzar, aumentando sus posibilidades de éxito. Renzo, un joven valiente de cabello oscuro, se adelantó y comenzó a caminar por el borde del campo. Parecía que la estrategia estaba funcionando, ya que las minas no se activaban a su paso. Sin embargo, la tensión flotaba en el aire como una sombra amenazante. De repente, un temblor sacudió el suelo, haciendo que todos los reclutas se tambalearan. Un pozo profundo se abrió frente al valiente recluta, engulléndolo en un instante. Gritos de sorpresa y miedo resonaron en el campo mientras el grupo observaba impotente la desaparición de su compañero.
- ¡Renzo! - Los demás reclutas del grupo intentaron acercarse todo lo posible hasta el pozo, y así tratar de rescatar a su amigo, pero era inútil.
- ¿Qué carajos fue eso? - Gritó Sarah desesperada.
- No lo sé - Dijo Cody, completamente impactado -
- Pero... El de la voz no mencionó nada cerca de pequeños agujeros en la tierra - Agregó Jiren, sin saber ya en que pensar.
EL grupo de Jiren, Sarah y Edward se agruparon junto al otro grupo de reclutas, decididos a avanzar uno a uno por los costados del campo minado. Sabían que era una estrategia arriesgada, pero no tenían otra opción si querían llegar al otro lado. Con corazones acelerados y miradas llenas de determinación, se turnaban para dar el siguiente paso. Uno de los reclutas del otro grupo dio el primer paso, avanzando con precaución. Cada segundo que pasaba se volvía más y más tenso.
De repente, un escalofrío recorrió la espalda de todos cuando el suelo tembló y un nuevo pozo se abrió justo debajo del recluta. Sin tiempo para reaccionar, cayó en el abismo y desapareció de la vista de los demás. El grupo contuvo la respiración mientras el siguiente recluta se preparaba para avanzar. Cada paso era calculado y lento, tratando de evitar cualquier indicio de peligro. Pero a pesar de su cautela, otro pozo se abrió y atrapó a una joven recluta, arrastrándola hacia la oscuridad desconocida.
El enorme agujero se acercaba rápidamente hacia los jóvenes reclutas. La tierra temblaba bajo sus pies, y la desesperación se reflejaba en sus rostros. Algunos intentaban saltar sobre las minas en un frenético intento de avanzar, pero no todos tenían éxito. Uno tras otro, los reclutas caían en los abismos, desapareciendo en la oscuridad sin dejar rastro. Sus gritos de terror se mezclaban con el sonido de las explosiones, creando una cacofonía de angustia. Mientras tanto, un grupo de valientes reclutas seguía el ejemplo de Jiren y su grupo, intentando esquivar los pozos y avanzar por los costados del campo. Cada paso era un desafío, ya que las minas parecían multiplicarse a su alrededor.
La tensión era palpable en el grupo de Jiren y sus amigos. Sabían que en cualquier momento podrían ser ellos los que caigan en uno de esos agujeros mortales. Sin embargo, no podían detenerse. Se miraron entre sí, buscando fuerza y apoyo en sus ojos, y continuaron avanzando uno a uno. Con cada paso, la incertidumbre crecía. Los segundos parecían eternidades mientras esperaban que el suelo se mantuviera firme bajo sus pies. Cada recluta se esforzaba por mantener la calma y enfocarse en el objetivo final: alcanzar la bandera dorada al otro lado del campo.
Mientras tanto, Félix Lingerhart no quería perder el tiempo cruzando lentamente el campo. Él había decidido cruzar por el centro, pero de una forma poco amistosa.
Oye tú - le dijo al primer recluta que se encontró - Ven conmigo, ya sé cómo pasar -
El muchacho lo siguió, inocente, pensando que Félix le decía la verdad. Pero, en el momento que caminaron un poco hacia el centro del campo, Félix le propinó un golpe terrible, con el que lo noqueó. Aprovechando que estaba inconsciente, lo arrojó hacia el centro, haciéndolo explotar. Repitió el proceso unas tres veces, golpeando a sus compañeros y arrojándolos al centro del campo. Así fue haciéndose camino a través de las minas. No era la forma más correcta de cruzar, pero le estaba resultando efectiva, así que no le importaba tener que lastimar a sus compañeros.
Por otro lado, Cody y sus amigos, Kim y Aljamain, avanzaban lentamente sobre el campo minado. Los amigos de Cody avanzaban con desesperación, ante el gran agujero acercándose poco a poco. Mientras que Gallagher estaba distraído, no parecía poner la suficiente atención a todos los problemas que los rodeaban.
- ¡Cody! - Estalló Kim al verlo tan disperso - ¿Se puede saber que pasa contigo? Podrías decir algo, aportar una idea, o... Algo -
- No lo había notado antes - Dijo Cody en un tono tranquilo, nada acorde con la situación - Estoy viendo esa nube - Dijo con el cuello doblado y la mirada hacia el cielo.
- ¿En serio te pones a mirar las nubes en un momento como este? - Estalló Aljamain - ¿No tienes otra maldita hora para ponerte a admirar el paisaje?
- No hablo de eso idiota - Dijo Cody, furioso. Señaló con su dedo directamente hacia el cielo - Me refiero a eso ¿No lo ven?
Aljamain y Kim miraron hacia arriba, y quedaron impactados. La mayoría de las nubes eran normales, pero había una en concreto que no lo era. Esa única nube tenía una forma para nada habitual. Era redonda, con detalles demasiado específicos, de diferentes figuras pequeñas. Parecía que esa nube formaba algún tipo de aparato electrónico extraño.
- Y ahora ¿Qué se supone que es eso? - Dijo Kim, completamente confundida.
Cody corrió por todo el campo, hacia todas las direcciones posibles. Comenzó a hurgar la arena del suelo, buscando algo desesperadamente. Sus amigos pensaron que había perdido la cabeza, e intentaron detenerlo. Finalmente, Cody sacó algo de la arena.
- ¡Es esto! - Sacó una de las minas que ya habían explotado - Es la forma que tienen las minas -
- ¡Es cierto! Pero... Parece que no tienen exactamente la misma forma - Señaló Aljamain
Era cierto. La forma que mostraba la nube era más redonda, mientras que la mina del suelo tenía una forma más hexagonal, aunque las figuras del centro eran idénticas.
- Entonces... - Cody continuó pensativo - Significa que debe haber alguna con esta forma en algún lado -
Los tres se lanzaron en la búsqueda de la mina con la forma que señalaba la nube. No tenían ni idea que sentido tenía, pero Cody estaba convencido de que serviría para algo.
Al mismo tiempo, Jiren seguía su camino a través del costado del campo, esquivando los pozos. Miró hacia el frente, y vio la bandera dorada cada vez más cerca. Sin embargo, el enorme agujero también estaba pisándole los talones, pero estando tan cerca, no podía caer, no ahora. En medio de la frenética carrera, Jiren vislumbró un movimiento repentino en su campo de visión. Volteó la cabeza y su corazón se detuvo al ver a Axel, el extraño amigo de Félix, agarrado desesperadamente del borde de un profundo pozo. Estaba sosteniéndose con la fuerza de sus piernas, mientras arrastraba sus manos sobre la arena con angustia.
- ¡Ayudaaaa! - Gritó - ¡Por favor!
El tiempo pareció detenerse por un instante mientras Jiren observaba la lucha de Axel por no caerse. El dilema se instaló en su mente: la meta estaba tan cerca, la victoria al alcance de su mano. Sin embargo, Axel se encontraba en peligro y necesitaba ayuda. Jiren no comprendía por qué de repente surgían dudas en ese preciso momento. La bandera estaba cerca. Hasta ahora, siempre había hecho el ridículo en todas las pruebas físicas, y ahora, en una de las pruebas principales, tenía la oportunidad de mostrar que no era una inútil. Pero, por otro lado, también sentía empatía con Axel. Siempre lo veía fracasando en todas las pruebas, siendo humillado y maltratado por los Sargentos.
El peso de la decisión la abrumaba, pero finalmente, Jiren dejó de lado su ambición personal y tomó una resolución audaz. Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia el pozo, extendiendo su mano hacia Axel, quien luchaba por mantenerse aferrado al borde.
- ¡Toma mi mano! - Dijo mientras se extendía con esfuerzo.
La tensión en el aire era palpable mientras Jiren y Axel se aferraban desesperadamente a no caer en el borde del pozo. La distancia entre ellos y la seguridad era mínima, pero cada segundo se sentía como una eternidad. Jiren tiró con todas sus fuerzas el brazo de Axel, para finalmente, lograr Sacarlo de ahí.
- ¡Corre, Deprisa! - Gritó con desesperación mientras ambos se ponían de pie. El gran agujero estaba casi junto a ellos. De hecho, ya podían sentir como la arena de sus pies comenzaba a deslizarse.
Pero antes de que pudieran moverse, Jiren se tropezó, dándose un fuerte golpe en la cabeza. Aturdida, escuchaba como Axel le gritaba desde lo lejos, llamándola con fuertes gritos. Intentó moverse, pero su cuerpo comenzó a inclinarse. Su sangre se congeló, y comenzó a jadear desesperadamente, mientras se arrastraba tratando de aferrarse al suelo. Pero no sirvió de nada. Lentamente, comenzó a caer por el gran agujero.
- ¡Jireeeeeeen! ¡Nooooooooooo! - Sarah chilló con angustia, viendo como su amiga se caía por el abismo.
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