Los autobuces llegaron, eran cuatro. Suficientes para que todos los que llegaban desde Runna pudieran viajar. Jiren trataron de ubicar en cuál se subía Pyke, para ellas subirse a uno diferente y así no toparse con él. Los jóvenes se subieron a los autobuses y se dirigieron hacia la capital de Venturia. Desde lejos, pudieron ver los imponentes edificios de mármol que parecían tocar el cielo, cubiertos con ligeras placas se césped verde. La ciudad estaba rodeada por altos muros de piedra y torres de vigilancia, y por su puesto, los trenes bala que pasaban entre medio de los edificios. En términos de estructura era muy similar a Runna, solo que mucho más grande, lo que la hacía mucho más majestuosa.
Cuando se acercaron más, pudieron ver la gran cantidad de personas que llenaban las calles, y el bullicio de la ciudad se hacía cada vez más fuerte. Las calles estaban llenas de gente de todo tipo, desde nobles vestidos con lujosas telas hasta mercaderes que ofrecían sus productos en los puestos callejeros.
La ciudad estaba llena de vida y movimiento, con carruajes y carros tirados por caballos, músicos y artistas callejeros que animaban las plazas y las esquinas, y los aromas de los diferentes alimentos que se cocinaban en los restaurantes y puestos de comida callejera.
Pero a pesar de todo el ajetreo y el bullicio, la ciudad también tenía un aire de solemnidad. La gente se movía con determinación y se notaba que había una gran tarea que cumplir. Jiren y Sarah se sentían un poco abrumadas por la magnitud de la ciudad y las tareas que les esperaba en el cuartel militar.
Pero si hablamos de sorpresas, la verdadera llegó cuando llegaron al cuartel militar. Se veía como una fortaleza ridículamente gigantesca. De hecho la vista de ninguno de los chicos alcanzaba a ver hasta donde se extendía. En los muros de la entrada se observaban banderas de todas las provincias de Sythara, y en el centro, justo encima de la puerta principal, Una enorme bandera con el logo de Sythara flameaba de manera imponente. Los jóvenes por poco se rompían el cuello tratando de observar la altura de aquel muro.
- ¿Alguna vez imaginaste ver algo así? - Preguntó Sarah sujetando con fuerza el hombro de Jiren.
Jiren no respondió. Estaba anonadada como todos los demás. Finalmente, el autobús se detuvo y los jóvenes bajaron en la entrada del cuartel. Lo primero que se podía observar al bajar , era un enorme campus que se extendía ante ellos, rodeado por muros altos y sólidos. A medida que se adentraban, veían a los soldados en entrenamiento, realizando algunos circuitos de agilidad y velocidad. El capitán Galen se puso de pie delante de todos los jóvenes provenientes de Runna luego de organizarlos en filas.
- Bienvenidos al cuartel general - Dijo con una fuerte voz - A partir de hoy esta será su casa, y lo único que sus vistas podrán observar durante meses. Más vale que se acostumbren.
De repente otro hombre uniformado se acercó hacia el capitán Galen y se detuvo junto a su lado. Cuando llegó, nuevamente hubo murmullos entre los jóvenes, especialmente de parte de las chicas. Aquel hombre era casi igual de alto que Cody, aquel chico simpático de la estación. Su piel era cálida y desde lejos se podía notar lo suave que era. Su rostro estaba dominado por unos brillantes ojos azules, y su cabello negro y sedoso caía sobre una coleta que le llegaba hasta el cuello.
- Para facilitar nuestro trabajo durante su entrenamiento, dividiremos a los nuevos reclutas según la ciudad de la cual provengan. Yo junto al capitán Emeric guiaremos a los de Runna durante sus primeros días. Más tarde conocerán a su comandante en jefe, a quién deberán obedecer y seguir sin importar que - Dijo el capitán Galen.
El murmullo aumentó aún más cuando Galen presentó a su compañero Emeric. "Que guapo es" fue la expresión que más clara se escuchó.
- ¿Qué dijo eso? Quien haya sido de un paso al frente ¡AHORA! - Preguntó el capitán Emeric luego de oír eso. Su mirada cambió, y de repente todos se callaron. Todo el mundo estaba se sentía tan intimidado por su presencia que nadie se atrevía a decir nada.
- ¡SI NO ME DICEN QUIEN FUE AHORA MISMO HABRÁ GRAVES CONSECUENCIAS PARA TODOS! - El grito fue tan brusco y seco que todos sintieron lástima por quien fuera que haya dicho esas palabras.
- Fui yo señor - Una joven de mediana estatura y cabello rubio dio un paso al frente. Emeric la observó con el ceño fruncido. Jiren observaba la situación con tanta incomodidad que deseaba no presenciar nada de ello.
- ¡NOMBRE! - Exclamó Emeric.
- Lumilla De Bleur, Señor - Respondió la muchacha con la voz temblorosa.
- Pues empezamos con el pie izquierdo, señorita De Bleur. Esta es su primera y única advertencia. Más le vale comportarse con seriedad, o yo mismo me encargaré de enseñarle como hacerlo. ¿Le quedó claro? Ahora vuelva a la fila.
Lumilla volvió a reunirse con el grupo. Todos estaban pálidos. La emoción que había representado el viaje para Jiren y Sarah había desaparecido bruscamente. Aquello les sirvió a todos para recordar que esto no era un viaje vacacional.
- Bien, escuchen con atención - Dijo El capitán Galen - A continuación, se dirigirán al comedor, en donde se servirá su almuerzo en unos minutos. Luego de ello, los guiaremos hasta sus cuartos donde dormirán durante su servicio. Allí conocerán a su comandante en jefe, se colocarán sus uniformes, y asistirán al gran templo sagrado donde se llevará a cabo su ceremonia de bienvenida. ¿Les queda claro? Bien, síganme -
Jiren y Sarah se miraron con los ojos bien abiertos. - Vamos a ir al templo sagrado - Insinuó Jiren.
¡Si! - Respondió Sarah - Eso significa que conoceremos a los miembros del Santo Conclave.
El enorme grupo de jóvenes seguía a los capitanes a través del campus, dirigiéndose a la gran fortaleza. En un extremo del campus, podían ver a los soldados manejando impresionantes máquinas de guerra o vehículos gigantes que nadie tenía la más mínima idea de que eran. Estaban poniéndolos a prueba en una amplia zona de pruebas. Los ruidos ensordecedores de los motores y las explosiones llenaban el aire. Luego de realizar un largo camino, finalmente habían llegado a la entrada principal. El interior parecía la recepción de un gigantesco hotel. Los nuevos reclutas cruzaron por un pequeño pasillo a la izquierda el cual daba directamente al comedor. Estaba repleto de jóvenes bulliciosos hablando entre sí. Jiren y Sarah se encaminaron hacia una mesa vacía de la fila 6. Mientras caminaron pudieron escuchar algunas conversaciones.
- Según dicen los rumores, hay reclutas que llegaron a perder la vida por la dureza de los entrenamientos -
- Bah, yo no creo que sea para tanto. Seguramente solo están exagerando.
Otros incluso ya habían aprovechado para conocer y entablar relaciones con personas de otras provincias.
- Se los digo en serio, los orbes dorados en la provincia de Stratos son los más grandes de todo el país.
- ¿Pero como lo sabes? ¿No se supone que el alcohol está prohibido para los menores?
- Pero, a quien diablos le importa eso.
Las chicas se sentaron y se relajaron un poco. Habían sentido muchas emociones en muy poco tiempo. Los cocineros, que se encontraban en sus puestos en un extremo del comedor, llamarían a cada mesa una por una para servirles la comida. De repente un grito llamó la atención de las dos amigas.
Oh, chica de Sefyra y chica del pelo azul - Era Cody, aquel chico que había ahuyentado a Pyke en la estación - ¿Qué tal estuvo el viaje?
- Hola Cody - Respondieron ambas - ¿Qué tal estuvo para ti?
- Pues no muy bien. Mi amigo Aljo estuvo vomitando todo el viaje. Ah por cierto, todavía no les presenté a mis amigos. ¡Oigan, Aljo, Kim, vengan aquí, quiero presentarles a unas amigas!
Un chico de cabello largo trenzado y una chica llena de pecas en el rostro se acercaron a la mesa.
- Chicas, ellos son mis amigos, Kim y Aljamain. Muchachos, ellas son... Em, ¿Me podrían recordar sus nombres? - Dijo Cody entre risas.
Soy Sarah, y ella es mi amiga, Jiren. Mucho gusto - Las chicas estrecharon mano con los amigos de Cody.
- No se preocupen, Cody olvida siempre los nombres - Dijo Kim - Durante varios meses fuimos la chica pecosa y el chico de las trenzas para él.
Las chicas se rieron e invitaron a Cody y sus amigos a sentarse en la misma mesa.
- Perdona la pregunta - Dijo Aljamain - ¿Ese es el famoso tatuaje de Sefyra?
Sarah, como siempre emocionada ante cualquier persona que mostrara curiosidad, procedió a contarle su historia de llegada a Sythara. Los amigos de Pyke escuchaban con atención.
- Parece que te volverás mega popular - Dijo Jiren al oído de Sarah mediante un susurro. Ambas se rieron. El ambiente nuevamente era agradable. Las chicas no habían tardado mucho en encontrar a sus primeros amigos. Luego de un rato de charla, Un cartel luminoso enorme se encendió. En él, iban pasando uno a uno los números de cada mesa para servir los alimentos. Aquel primer día sirvieron un poco de pescado Horneado con una ensalada, y para beber, solamente agua.
Jiren y Sarah continuaron hablando con sus nuevos amigos mientras disfrutaban el almuerzo.
- Vaya situación incómoda con aquella chica hace un rato ¿No? - Preguntó Kim.
- Ni que lo digas - Contestó Cody - Yo realmente pensé que realmente le daría un puñetazo o algo así -
- No creo que hiciera algo así - Agregó Sarah - Se supone que deben motivar a los nuevos reclutas. Si comenzaran golpeándolos, pues entonces todo esto no tendría ningún sentido.
- ¿Quiénes son ellos? - Preguntó Jiren con curiosidad - Me refiero a los capitanes. Sé que son famosos pero ¿Por qué?
- ¿Es en serio? ¿A caso nunca viste la televisión? - Respondió Aljamain, impactado por la pregunta. Los capitanes Rosh Galen y Galtier Emeric, son leyendas. Ellos estuvieron en el equipo número uno de Los Espadas Celestiales en su generación. Son héroes de este país.
- Recuerda que lo vimos en historia Sythariana en la escuela - Agregó Sarah al notar la confusión en el rostro de Jiren - Los Espada Celestiales son el grupo de combate más numeroso del ejército de Sythara. Cada cierto tiempo se realiza un Ranking con todos los equipos según sus Hazañas en servicio del país.
Jiren recordó algo de lo que habían visto en la escuela - Ah es cierto. El ránking de esta generación estaba liderado por el equipo de una mujer muy famosa ¿No? -
- Lirianeth Alexzard - Respondió Kim - Es la soldado más condecorada de esta generación. La número uno - Todos se llenaron de emoción al hablar de aquella mujer.
- Según escuché, es muy probable que la conozcamos dentro de poco - Resaltó Cody.
De repente la conversación fue interrumpida por otro muchacho quién se acercó a la mesa.
- Disculpen - Dijo - Pero ¿Vieron una maleta de color marrón? - Cuando todos en la mesa negaron con la cabeza, se llevó una mano al rostro - Es que uno de nuestros compañeros la perdió al bajarse del autobús, pero supongo que ya aparecerá ¿No? Si por alguna casualidad llegan a verla, ¿Podrían avisarme? Soy de los que provienen de la provincia de Hardwood -
Todos en la mesa quedaron extrañados - ¿Cómo pudo perder una maleta si acabamos de llegar? - Preguntó Cody. Pero antes de poder pronunciar otra palabra, el muchacho nuevo Comenzó a ametrallar con palabras.
- Wow tu cabello azul es genial ¿Cómo conseguiste ese color tan prolijo? ¿Utilizaste algún producto?
- ¿Qué? No - Respondió Jiren con el rostro sonrojado - Es... Solo mi color natural.
Yo he intentado cambiar mi cabello muchas veces desde que mis padres me dejaron en el reformatorio infantil. ¿Tienen reformatorios en su provincia? Escuché que muchas no las tienen. Ami me ha servido muchísimo. Allí pude leer un montón de libros, y aprendí todo sobre la historia Sythariana y el mundo de Atherea. ¿Ustedes creen que el entrenamiento sea tan duro como dicen los rumores? Yo estoy bastante asustado sinceramente, pero no me quejo. Esto es un sueño hecho realidad para mí.
A Jiren le dolían los oídos de escuchar todo lo que decía el muchacho.
- Por cierto, Me llamo Axel. ¿Ustedes quienes son?
- Pues... Yo soy Sarah y ella es...
- ¿Qué? No puedo creerlo, ese tatuaje ¿Es lo que creo que es? Eres de Sefyra ¿No? Estudié todo sobre aquel tratado. Es increíble tener a una extranjera de frente. Normalmente, los que provienen de otro lado son mal vistos, pero ami me parece una idiotez. La diversidad cultural puede ser algo maravilloso. ¿Cómo fue para ti haber llegado aquí? No puedo ni imaginar lo que eso debió haber sido.
Sarah intentaba responder alguna pregunta cuando el muchacho hiciera silencio, pero no lo hacía.
- ¿Es verdad que Sefyra es tan grande como dicen? Si hay algo que deseo es poder entrar en los Espadas Celestiales y así poder conocer otras regiones. Ustedes tienen suerte. Logré ver que los capitanes Galen y Emeric los estaban acompañando. Según lo que he oído son muy estrictos, pero no se comparan a los comandantes en jefe. Seguro que son personas de temer. Por cierto si ya terminaron de comer deberían ir hacia sus cuartos y ponerse los uniformes. De hecho yo ya me iba. ¡Nos vemos!.
- Si en algún momento tenemos que realizar alguna tarea en equipo, espero no estar con el - Dijo Cody una vez el muchacho se marchara.
Cuando se estaban levantando de la mesa, se escuchó un golpe desde el otro extremo del pasillo. Todos giraron sus cabezas en esa dirección. Un recluta había empujado a otro con tanta fuerza que había chocado con una mesa, volteándola. Todos los que estaban en el comedor se acercaron para ver la contienda. Sarah y Jiren se miraron pensando lo mismo. Seguramente Pyke ya estaba causando problemas.
- ¡Que te pasa tarado! - Gritó desde el suelo el muchacho que había recibido el empujón.
- Eso te pasa por cretino. ¿Crees que puedes venir aquí y decirme que hacer? - No era Pyke. Era un muchacho rubio, tan rubio que su cabello brillaba como el sol. Tenía el flequillo engominado hacia atrás, y una notoria sonrisa de maldad.
- ¿De que hablas? - Solo te dije que bajaras los pies de la mesa. ¿No ves que estabas faltándole el respeto a todos con tus modales?
Aquel joven se levantó del suelo y se puso delante del chico rubio, pero antes de que pudiera decir algo, le dio un puñetazo con el que lo volvió a tumbar.
- ¡Estás loco Lingerhart! - El tumulto se hizo cada vez más grande.
- Escúchenme pendejos inferiores - Gritó El chico rubio con su sonrisa maliciosa - Dejaré algo bien claro. A partir de ahora, nadie se meterá en mi camino, porque no tengo problema en pisarlos a todos si tengo que hacerlo. Todos ustedes caminarán detrás de mí ¿Les queda claro?.
Todo el comedor se quedó en silencio, hasta que Axel, el chico hablador de hace un rato se hizo lugar hasta llegar al lugar del conflicto.
- ¡Oye Félix! ¿Qué estás haciendo? Acabamos de llegar y ya estás peleándote - Dijo Axel.
- ¿Y a ti quien te llamó, Nerd? - Respondió el chico rubio mientras se marchaba. Axel se fue detrás de él, tratando de calmarlo.
Jiren y Sarah observaron la escena sorprendidas y preocupadas. "Otro Pyke, ¡Genial! Justo lo que necesitábamos" fue lo que ambas pensaron en ese momento.
- Que desagradable - Expresó Jiren en voz baja - Y yo que creía que Pyke era el único abusón psicópata.
- ¿No viste su collar cierto? - Respondió Sarah - Eso explica todo.
- No, no lo vi - Dijo Jiren, una vez más sorprendida por la capacidad de observación de su amiga - ¿Su collar tenía algo?
Era un collar dorado con el logo de Sythara. Ese tonto debe ser miembro de la nobleza. Quizá es hijo de algún general importante. Supongo que no nos conviene acercarnos a él.
Luego del conflicto Los capitanes llegaron y guiaron a los reclutas a sus dormitorios. Los capitanes Galen y Emeric guiaron a los jóvenes de Runna a través de un pasillo enorme decorado con cuadros y pinturas espectaculares, sobre algún que otro famoso ex miembro del ejército.
Finalmente llegaron. Los capitanes habrieron las puertas de los sormitorios, los cuales era absurdamente enormes. Habían un montón de literas bien acomodadas a través de el largo pasillo. Los enormes ventanales hacían que la luz del sol iluminara todo el dormitorio, y al final del pasillo, un monton de armarios gigantes se encontraban delante de las puertas de lo que parecía ser el baño.
Bien - Dijo el capitán Galen - Este será el dormitorio de los de Runna. Tantos chicos como chicas dormirán aquí. Las chicas utilizarán las literas del lado izquierdo y los chicos las del lado derecho. Lo mismo con los armarios del fondo. Allí encontrarán tres uniformes diferentes para cada uno. Realicen una fila ordenada, y vístanse. Tienen menos de diez minutos -
Los capitanes cerraron las puertas y se marcharon. Los jóvenes hicieron filas lo más ordenadas posibles y se encaminaron hacia los armarios. Jiren y Sarah localizaron disimuladamente a Pyke, y trataron de seguirlo con la mirada para ver en que litera se quedaría él, para así ellas poder ubicarse lo más lejos posible. Había un trecho bastante grande entre un extremo a otro, pero era mejor prevenir cualquier situación incómoda.
Cuando lograron llegar al armario, vieron tres uniformes diferentes, tal como lo había dicho el capitán Galen. Los tomaron y se dirigieron a buscar alguna Litera vacía.
- Chicas, aquí hay una libre - Kim llamó a las amigas señalando una litera que se encontraba al lado de la suya.
- ¿Quién dormirá arriba? - Preguntó Sarah a Jiren. Por alguna razón a ambas les hacía ilusión dormir en la cama de arriba. Lo decidieron con un duelo de piedra, papel o tijeras. Ganó Jiren, quien celebró con el puño apretado mientras su amiga se cruzaba de brazos decepcionada.
Cuando Jiren subió hasta su cama, observó con más atención los tres uniformes. El primero era un conjunto de una camisa blanca con detalles dorados y rojos en el cuello y en los hombros, y con el escudo brillante de Sythara en la parte superior izquierda. Junto con una falda muy elegante de tela ligera y cómoda en color gris. Calcetines rojo oscuro, y zapatos negros. El segundo era un conjunto de camiseta y pantalón largo de tela transpirable en color gris oscuro, con detalles en rojo y dorado, y el escudo de la milicia en la parte superior izquierda de la camiseta. Y además unas zapatillas increíblemente resistentes de color blanco. Y por último el tercero, el cual era el más extraño de todos. Un traje ajustado de tela resistente en color gris oscuro, con protecciones en los codos, rodillas y hombros, y el escudo de la milicia en el pecho y en la parte superior de la manga derecha. También incluía botas de un material muy extraño, el cual era muy duro.
Jiren observó a las demás chicas para observar cuál se estaban poniendo. Todas parecían haber intuido que el que correspondía era el elegante. Pues se suponía que estaban a punto de asistir a su ceremonia de bienvenida. La vergüenza que sintió Jiren al cambiarse fue indescriptible. Jamás había tenido una habitación compartida, por lo que no estaba nada acostumbrada a cambiarse de ropa con tanta gente a su alrededor. Pero lo peor era imaginarse que los chicos desde el otro extremo la observaran mientras se quitaba los pantalones. Se cambió lo más rápido posible con el rostro enrojecido.
Cuando se terminó de vestir, se dirigió hasta los baños, para así poder verse en el espejo. No le disgustaba como le quedaba el uniforme. Pero si era algo incómodo. Sarah entró al baño para hacer exactamente lo mismo. Jiren la observó, y se deslumbró. A Sarah le quedaba genial el uniforme. Pero no se sorprendió en absoluto. Ella tenía un don para lucir bien cada ropa que se ponía. Quizá era su estilo de cabello, o su tatuaje, pero definitivamente tenía algo que le hacía lucir genial.
- ¿Qué te parece?- preguntó Jiren, girando para que Sarah pudiera verla de cuerpo entero.
- Te queda muy bien - respondió Sarah, sonriendo- Pero no te mires tanto al espejo, pareces una princesa obsesionada con su apariencia jajaja -
Jiren se ruborizó y se alejó del espejo, sacudiendo la cabeza - No es eso, es solo que me siento un poco extraña vistiendo esto. Creo que está algo pesado.
Después de cambiarse, los jóvenes se reunieron de vuelta en el dormitorio para hablar y conocerse entre ellos. Jiren y Sarah se encontraron con Kim, y más adelante se sumaron Aljamain y Cody, quienes estaban muy disgustados por como les quedaban los uniformes. El uniforme de los chicos tenía el mismo diseño, solo que en vez de una falda, tenían un largo y ajustado pantalón gris.
Todo era risa y buen ambiente en la habitación de Runna. Hasta que la puerta principal se abrió de golpe, y un hombre apareció. No se presentó, pero su presencia es tan intimidante que todos los jóvenes se quedan callados y firmes. El hombre los escanea con una mirada fría y despiadada. Tenía también una altura considerable, y su rostro estaba cubierto de una barba gris.
Nadie se atrevió a decir nada. Los jóvenes se quedaron allí, temblando por la inquietante presencia del extraño. Sarah se voltea hacia Jiren, con una expresión de preocupación en su rostro.
- Buenos días - Dijo el hombre con la voz más grave y ronca que nadie había oído jamás - Me presento, yo soy quien será su peor pesadilla -
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