El Circuito De Róyale Apeex

Luego de finalizar la ceremonia, los reclutas fueron trasladados nuevamente hacia el cuartel. Todos estaban agotados, con los pies y hombros adoloridos. Estaban contentos de llegar al comedor para disfrutar de la cena. Un sabroso filete de pollo los recibía aproximadamente a las 8 de la noche. Sin embargo, el disfrute duró poco, ya que el sargento Falcon pegó un fuerte grito, con el cual los mandó a la cama. Los reclutas de Runna se reunieron en el dormitorio, y a las 9 en punto, las luces se apagaron y las puertas se cerraron junto con las cortinas de los enormes ventanales. Se suponía que al día siguiente empezarían sus entrenamientos desde muy temprano, así que debían descansar lo máximo posible.

Mientras Jiren intentaba dormir en su litera, reflexionaba sobre el increíble día que había transcurrido, y eso que solo era el primer día. Sin embargo, la joven también sintiendo cierta intranquilidad, debido a que seguía sin comprender muchas cosas. ¿Por que adelantaron tantas fechas de enlistamiento? Ella creyó que en la ceremonia les informarían sobre aquel misterio. No solo no lo hicieron, sino que además, la expresión de los miembros del Santo Conclave parecían preocupadas. ¿Qué podría ser tan serio como para adelantar tantas fechas y para ser algo tan confidencial? Todos estos pensamientos daban vuelta por la mente de Jiren. Además, estaba decepcionada porque no había visto, y tampoco pudo comunicarse con Kael. Aun así lograba encontrar algo de tranquilidad al observar el retrato de hermanito Ren, la cual había colocado en su almohada. Sabía que debía ser fuerte para afrontar todos los desafíos que le deparaba el futuro, y su hermanito, de alguna forma lograba darle valor.

El reloj marcó las 5 de la mañana. De repente, una sirena estruendosa comenzó a sonar en toda la habitación. Los reclutas se despertaron de golpe, con lagañas en los ojos. Antes de que las luces del dormitorio se encendieran por completo, el sargento Falcon entró a gritos:

- ¡Despierten! ¡Despierten! ¡Vamos! Quiero que abran los ojos en este instante. Hoy es su primer día, y mis compañeros ya los están esperando en el campo de entrenamiento. Quiero sus literas limpias y los quiero ver con sus uniformes deportivos. Para arreglo personal tienen un minuto. ¿Está Claro?

Los muchachos se cambiaron lo más rápido posible y siguieron en una fila ordenada al sargento. Atravesaron los largos pasillos del cuartel hasta que finalmente, tras subir y bajar escaleras como si no hubiera un mañana, habían llegado al campo de entrenamiento. El olor a tierra mojada los recibió. Era un terreno de varios kilómetros, adornado con hermosos árboles en el cual ya se encontraban los demás reclutas de las diferentes provincias. El campo era muy variado. En algunos extremos había diferentes obstáculos meticulosamente organizados. En su mayoría, el terreno era completamente de césped húmedo, pero había ciertos charcos de agua y otros de barro en algunos sectores. La mañana estaba fresca. Jiren notó de inmediato que los uniformes no eran precisamente cálidos, así que podía sentir el frío del viento que corría ligeramente por todo el terreno. Algunos jóvenes estaban bostezando, y a otros les costaba abrir los ojos. Entre el sueño y el frío, los muchachos luchaban con todas sus fuerzas por mantenerse firmes.

Los sargentos guiaron a los reclutas hasta un pequeño tinglado bastante oscuro, pero suficientemente grande como para que todos los jóvenes pudieran entrar. Nadie entendía que se suponía que harían allí, pues los sargentos no dieron ninguna explicación. Solo los organizaron y les dieron la orden de quedarse quietos. Jiren no comprendía nada. Solamente observaba a todos sus compañeros, los cuales seguían bostezando. Cuando menos se lo esperaron, desde el techo, una enorme compuerta se abrió, y una descomunal cascada de agua helada calló sobre ellos. La única reacción de los reclutas, fueron gritos desaforados de desesperación. Jiren sintió como si sus huesos se rompieran y sus pulmones se petrificaran.

- Creo que con eso ya están más que despiertos - Dijo uno de los Sargentos - ¡Ahora sígannos! Van a comenzar su entrenamiento.

Los muchachos salieron de a poco, mojados y temblorosos, a recibir el frío de la mañana. Los rostros estaban pálidos, y algunos hasta tenían lágrimas en los ojos. Jiren jamás había tenido una sensación tan horrible en toda su vida. Por más que lo intentara, no era capaz de respirar por más de un segundo, y sus piernas apenas se movían.

- Ahora conocerán el circuito de Róyale Apeex - Exclamó uno de los sargentos - Se llama así, ya que ese es el nombre del capitán que lo diseñó.

El Sargento procedió a indicar como estaba compuesto el circuito. Lo primero era un largo camino por el cual los reclutas debían correr a toda velocidad. Justo al final, comenzaba la dificultad. Varios aros de madera se encontraban en el suelo. Los reclutas debían atravesar el extenso camino, saltando de pie a pie sobre cada aro, mientras sostenían en sus hombros uno de los troncos de roble apilados en un costado, así hasta llegar al final. Luego de los aros tenían que seguir corriendo, pero cada vez había más obstáculos en el camino, los cuales debían saltar o esquivar. Al final del camino, un enorme trepador de hierro los esperaba. Tenía tantos fierros que parecía infinito. El próximo gran obstáculo era un bastísimo túnel el cual se encontraba bajo el agua. Los reclutas debían sumergirse, y arrastrarse bajo el agua lo más rápido posible hasta el otro extremo. Sarah casi se desmayó al escuchar aquello. Siempre trataba de ocultarlo, pero desde pequeña había desarrollado una cierta fobia al agua. El siguiente obstáculo era un mural absurdamente enorme, con ligeras rocas que sobresalían. El objetivo era escalar el muro y cruzar hasta el otro extremo. Más adelante, el objetivo era arrastrarse por un gigante camino de barro, por debajo de unos barrotes de hierro. El espacio era demasiado pequeño. Y por último, luego de un largo camino, se encontraba el último obstáculo. Una plataforma a la cual solo se podía acceder trepando por una larga soga.

Las reacciones de los reclutas fueron diferentes. Algunos tragaron saliva a aterrados, pero otros, sin embargo, se prepararon con determinación. Jiren todavía estaba temblando del frío, así que no tuvo demasiado tiempo como para pensar.

- ¡Solo aquellos que logren superar este circuito podrán ser llamados soldados de Sythara! - El sargento Falcon tomó la palabra - Además, solo el que logre superar este circuito, podrá disfrutar de un placentero desayuno. Todos los que fallen, se quedarán toda la mañana cumpliendo con su castigo. Les advierto que el castigo es muy doloroso, así que les recomiendo no fallar. A la más mínima caída, serán eliminados. ¿Entendieron Todos?

- ¡SEÑOR, SI SEÑOR! -

Los reclutas se colocaron en posiciones. Jiren observó nerviosa a sus compañeros. Algunos tenían posturas y expresiones de excesiva competitividad. Trató de localizar a Sarah, pero antes de que pudiera encontrarla, una poderosa trompeta sonó, y los reclutas comenzaron a correr. Los reclutas se lanzaron a correr. Sus pasos resonaban en el suelo mientras se adentraban en el extenso camino que les esperaba.

Jiren sentía el peso de su cuerpo, todavía afectada por el agua helada de hace un momento, pero se esforzaba por mantener el ritmo. La distancia parecía interminable, pero se repetía a sí misma una y otra vez que debía seguir adelante. Trataba de correr lo más deprisa posible, pero a su lado, sus compañeros parecían aviones. Tardó aproximadamente unos 5 minutos, cuando finalmente logró llegar al primer obstáculo; el camino de aros. Cuando llegó, sintió como su corazón latía cada vez más rápido, y su respiración era muy difícil de controlar. El sudor ya corría por su frente, pero no se detuvo a pensar. Se adelantó hacia la pila de troncos y trató de tomar uno rápidamente, pero se encontró con una desagradable sorpresa. Los troncos eran increíblemente pesados, y además, eran muy difíciles de tomar gracias a su áspera textura. La joven se sintió abrumada al ver que algunos compañeros recogían los troncos como si nada. Trató de darse prisa, y seleccionar cuidadosamente el tronco más pequeño. Los Sargentos gritaban a los reclutas con ferocidad y violencia a los reclutas para que se dieran prisa.

Luego de micho esfuerzo, Jiren logró cargarse un tronco al hombro. Entre su abrumador peso, su horrible textura, y los gritos desaforados de los sargentos, nunca se había sentido tan agobiada en su vida. Comenzó el camino a través de los aros, pero en ese momento se encontró con una nueva sorpresa. Los aros estaban repletos de barro. Cuando Jiren piso uno de los aros, se hundió en barro hasta la rodilla. El esfuerzo que requería sacar un pie del barro, meterlo en el siguiente aro, todo mientras sujetaba el pesado y áspero tronco, era inhumano. Trató de seguir los consejos de su tío Theron, recordando aquellas tardes de meditación. Intentó respirar profundo y seguir adelante, pero era imposible. Los demás reclutas pasaban por su lado con mucha velocidad y determinación. Jiren se torció los tobillos varias veces, y el tronco comenzó a lastimarle las manos. En ese momento comenzó a desesperarse. Miró hacia adelante y se dio cuenta de todo lo que faltaba para llegar al otro extremo. El dolor de sus manos y pies ya comenzaba a ser insoportable, y tan solo iba por la mitad del camino.

Finalmente, luego de casi 20 minutos de agonía, Jiren logró llegar al final del obstáculo. Inmediatamente, se desplomó en el suelo dejando caer el tronco, cubierta de sudor. Sus piernas estaban cubiertas de barro, y sus manos llenas de heridas. Estaba intentando recuperar el aliento de forma desesperada, hasta que escuchó el grito de un Sargento llamándole la atención.

- ¡Arriba recluta! ¿Tan rápido se va a dormir? Ni siquiera hemos comenzado la mañana -

Jiren se sintió abatida. Todas esas conversaciones que tuvo con Sarah de camino a Venturia, todo eso acerca de afrontar con determinación los desafíos que les esperasen, poco a poco se iban desvaneciendo. Ya no tenía fuerzas ni energías para moverse, y únicamente había completado el primer obstáculo. ¿Cómo se suponía que iba a lograrlo?

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