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...

Por el rabillo del ojo y sintiéndose irritado, vio como Víctor caminaba en dirección a ellos, con la evidente intención de pelear.

Poco faltaba para que el alfa se pegara en la frente una banda que dijera “busco pelea y tú eres el elegido”.

“Con una mier...No fui el único que escuchó todo”, maldijo. A decir verdad, escuchar a ese grupo lo molestó, pero no tenía planeado detenerlos. No por cobardía, sino más bien porque al menos por hoy ya estaba cansado de discutir en público. Su talento para la actuación se había agotado hasta nuevo aviso.

Noah casi quería golpearse la frente y sobre todo, golpear la de Víctor. Sabía que el alfa era impulsivo en ocasiones. Bajo su bandera de honestidad, podía llegar a ser imprudente e inoportuno. Pero aún así, ¿en qué estaba pensando?

Apenas había regresado a su verdadero hogar por menos de una hora, y ya se sentía con la confianza de buscar justicia para otros…o mejor dicho, para su orgullo herido, ¿es qué era demasiado egocéntrico?

Con el corazón reacio, decidió intervenir, puesto que no quería más peleas que lo involucraran. Sobre todo si deseaba salir de dicho banquete lo más limpio que pudiera.

Alcanzó a Víctor antes de que comenzara un nuevo escándalo y con rapidez le tomó del brazo, empujándolo hacia Aleida, que seguía de pie sin ver a nadie. Cuando ella sintió que había alguien a su lado, levantó la mirada encontrándose con los ojos similares a los suyos. Casi pega un grito al darse cuenta que era su verdadero hijo.

Su corazón perdió un par de latidos. Si era sincera consigo misma, tenía bastantes sentimientos encontrados luego de enterarse que recuperó algo, que ni siquiera supo que había perdido.

Miró al chico alto, el mismo que en un par de ocasiones había desdeñado.

Noah se lo presentó desde que se hicieron amigos en la secundaria, y ella pudo ver los verdaderos sentimientos del niño que  había criado. En ese momento, Aleida supo que las cosas terminarían con ellos dos juntándose.

En el fondo de su corazón, ella se sintió reacia de que su hijo aceptara a alguien de clase baja como pareja. La vida sería más difícil en comparación a si hubiera elegido a alguien de su misma posición, aún así nunca dijo nada para separarlos. Incluso llegó a considerar la posibilidad de que su esposo tomara al novio como un aprendiz en la empresa, para que al menos de esa manera, su hijo no se alejara de ellos y siguiera viviendo conforme al estilo de vida que estaba acostumbrado.

Pero ahora, tal parecía que la misma vida la había puesto en su lugar. Aquel chico a quién subestimó, resultaba ser su verdadero hijo.

Vio al alfa joven a su lado, y se sorprendió aún más cuando se dio cuenta de que era el mismo Noah quien lo lanzaba en dirección a ella.

—Solo llévatelo —dijo el pelinegro. —No quiero más escándalos por hoy. —Su voz era fría y distante, Aleida nunca había recibido un tono de voz similar por parte de su hijo, y su corazón se sintió ácido. ¿Era el lazo entre madre e hijo, tan fácil de romper por un simple papel?

Y entonces se sintió como una persona hipócrita. Ella misma se había molestado con una sola mirada al chico, luego de leer la prueba de maternidad, y ¿menos de cinco minutos después se entristecía por recibir un mal tono de él?

La omega, mejor que nadie, sabía lo sensible que era Noah a su entorno, así que era obvio que el chico había notado como lo miró en ese instante. Aleida nunca supo que su corazón fuera tan desagradable. En su propia percepción, ella era una persona bondadosa e inteligente…tal parecía que de eso no tenía mucho.

—¡Noah! —Se negó Víctor, tomándolo del brazo sin soltarlo. El chico lo miró con descontento. Era obvio que quería ser soltado, por lo que el alfa no pudo hacer más que obedecerlo. —Ellos dijeron cosas malas de ti.

—¿Y qué? No es como si puedan hacerme daño con eso. O como si tuviera algo que ver contigo para empezar.

—¡Eres mi novio!

Noah por poco estalla en un ataque de risa. No podía creer lo estúpido que era Víctor para decir algo así con tanta confianza.

—Creo que no me escuchaste bien hace unos minutos. Ya NO somos nada, ni amigos, pareja, NADA —dijo el chico, poniendo énfasis en ciertas palabras.

—Noah…

—Aleida, solo llévate a tu hijo e impide que siga haciendo el ridículo —interrumpió el pelinegro, al ver que el alfa no estaba comportándose.

Sin darles otra mirada, dio media vuelta y se alejó. Estar cerca de ellos lo hacía sentir enfermo.

El chico regresó a su antigua posición, y en breve escuchó las burlas bajas del grupito que cuchicheaba, y se sintió fastidiado. Le lanzó una mirada al grupo que estaba perdiendo el miedo a la muerte, invitándolos a callarse, al menos si querían conservar sus buenas vidas para cuando llegara la noche. Se detuvo en cada uno por algunos segundos. Cualquiera podría notar que eran unos tontos niños mimados a simple vista.

Dando unos cuantos pasos en su dirección, los alcanzó en poco tiempo. Con una sonrisa deslumbrante saludó al grupo, quienes se callaron, ligeramente intimidados por su presencia.

—¿No es una buena señal del destino qué el líder de Barlovento viniera? ¿Por qué los jóvenes no aprovechan para entablar una buena amistad con mi…? —Noah se mordió la lengua cuando casi pronuncia la palabra “esposo”.

—¿Mi qué? —preguntó un chico con orejas grandes, mientras miraba con atención al pelinegro.

Noah se enfadó consigo mismo. ¡Estaba tan acostumbrado a defender al alfa siempre en las reuniones, que en algún momento se había vuelto una acción inconsciente!

Su rostro se sonrojó. Queriéndose golpear la frente, recompuso lo mejor que pudo su expresión y aclaró su garganta.

—Ejem. —Fingió un ligero ataque de tos. —Como decía, ¿por qué no van a presentarse ante el líder Barlovento? —sondeó con desinterés mientras alisaba un par de arrugas inexistentes en su saco blanco.

—¿Cómo nos atreveríamos?

—¿Por qué no? No es una bestia devoradora de hombres. —La incomodidad entre el grupo era evidente. No estaban acostumbrados a ser confrontados por el objetivo de sus burlas.

—¿No debería preocuparse por cuestiones más locales, joven Noah, en lugar de ocuparse de nosotros? —dijo un pequeño pez gordo entre el grupo. Era un alfa regordete y lleno de granos. La confianza en sí mismo se veía a leguas, aunque era obvio que no tenía nada más para jactarse que el apellido de su familia.

El pelinegro le lanzó una mirada desafiante y una sonrisa burlona. Lo reconoció de inmediato. Recordaba un par de historias turbias del alfa.

En su primer vida, este chico fue acusado de acoso y varios cargos más graves. Muchas denuncias no procedieron debido a que los omegas afectados eran pobres y sin ningún respaldo, y su familia siempre arreglaba el desastre. Con eso, el alfa se volvió más desenfrenado, hasta que ofendió a una chica omega que si contaba con una familia más poderosa que la suya.

Fue hasta ese momento que ella –y todos los demás afectados–, pudieron tener justicia. El tipo terminó en la cárcel poco después y su familia arruinada. Fue una lástima que a pesar de todo eso, la joven omega no pudiera soportar el estigma de lo sucedido y pusiera fin a su propia vida.

Noah miró al joven que tenía enfrente. Una sensación desagradable lo recorrió luego de ser mirado por esos asquerosos ojos libidinosos, que parecían desnudarlo con la vista. El pelinegro no había venido con la intención de pelear, pero al notar la mirada repugnante, quiso que la estúpida sonrisa en ese feo rostro fuera borrada.

—¿Preocuparme? A pesar de todo, ¿no es a mi banquete de cumpleaños al qué ha asistido el líder Barlovento? ¿A cuántos banquetes tuyos ha asistido? —Se burló el chico.

...

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Comments

Car_olineBooks

Car_olineBooks

LO MATÓ CON UNAS SIMPLES PALABRAS 😦

2024-05-11

1

La Loca

La Loca

¡DIOS MÍO! Míriam trae la tetera! 😝

2023-06-05

24

Dios Kook

Dios Kook

Esto se pone más bueno.

Por cierto, me acabo de dar cuenta que las imágenes del inició de cada capítulo, llevan el nombre del mismo capitulo ◉⁠‿⁠◉

2023-04-23

3

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