4

...

Varias imágenes y sonidos se interponían ante él, y el chico era incapaz de concentrarse en una sola cosa. Sentía que iba en caída libre, y al mismo tiempo se le revolvía el estómago.

—¡Es falso! —Acusaba alguien en su mente. Él cerró los ojos con fuerza e intentó calmarse, pero las voces no le daban tregua y lo enloquecían. —¿Ahora, con qué trucos saldrás? //Me has decepcionado. //¡Nunca te amé! //¿Crees qué alguien te creerá? //¡Él solo me ama a mí! //Él siempre vuelve a mí por las noches.

—Basta… —Pidió él, apretando las manos contra los oídos. Pero las voces seguían escuchándose y lo aplastaban.

—¡Vete, nadie quiere que continúes en la familia! //Siempre te desprecié. //Déjame reformularlo para ti, ¿quién querría creerte?//Solo eres una falsificación.

—¡Basta! —Con su grito, las voces pararon y una sobrepasó a todas, llegando a sus oídos como un susurro.

—Nunca podrás ocupar su lugar.

Su corazón se rompió cuando escuchó esta última frase, pues recordaba esa escena casi a la perfección. Aunque ya no escuchaba más voces, se sentía destrozado.

La sensación de caída libre se detuvo por fin. La calidez del ambiente calentó su cuerpo y lo hizo sentir a gusto.

—¿Qué está pasando? —susurró, dándose un ligero masaje en las sienes.

—¡No es un Ballestero! —gritó una mujer, tan alto que casi perfora los tímpanos de Noah. Él no pudo resistirse y se cubrió los oídos. —¡Solo está fingiendo!

Noah fue sostenido por alguien, y ayudado a levantarse. Intentó abrir los ojos pero la luz era demasiado deslumbrante y tuvo que permanecer a oscuras un poco más.

—¿Cómo te sientes? —preguntó una voz ligeramente conocida. Noah intentó reconocerla, pero falló. Indefenso, solo pudo apoyarse en el otro y masajear sus cienes.

—Yo…hmm…bien. ¿Dónde estoy?

—¡Vean todos! ¡Solo está fingiendo para desviar la atención!

—¿Quién tiene una voz tan chillona? —Se quejó Noah. Casi al instante, sintió como su camisa era jalada hacia abajo. Sorprendido, abrió los ojos y vio el contorno de un rostro, que fue aclarándose con los segundos. Frente a frente, tenía un rostro bonito, pero lleno de tanto maquillaje que perdía el encanto.

Se trataba de Erminia Hernán de Craso, la mejor amiga de Aleida, y quién le estaba dando una mirada furiosa, casi podía ver el vapor salir de sus fosas nasales. El pensamiento por poco lo hace reír, aunque resistió el impulso.

—Señora, por favor suélteme —pidió Noah, con voz monótona.

Él dio un paso vacilante hacia atrás, haciendo que la mujer soltara su agarre. Fue entonces cuando Noah se dio cuenta de que estaba siendo sostenido en la cintura por alguien. Al alzar la vista a su ayudante, se sorprendió y dio un paso lejos, como si se tratara de una peste.

—Estoy bien, no necesito tu ayuda.

—Noah… —La mirada del alfa era casi lamentable. En otra vida, mientras fuera llamado así, Noah habría caído rendido, pero ya había aprendido la lección. Esa mirada lamentable y esa voz amable no eran más que una vil actuación.

La mujer pronto volvió a gritar, como si Noah le debiera una gran suma de dinero.

—¡Eres un estafador! Y crees tener derecho a burlarte de mí —chilló. Las lágrimas corrieron por su rostro excesivamente maquillado, y la imagen general fue muy desagradable. Lo peor es que la mujer extendió la mano y tomó el brazo de Noah, clavando sus costosas y feas uñas en la piel blanca. Él no necesitaba bajar la mirada para saber que habían herido su piel.

—Suéltame.

—¡Ahora me estás amenazando! —graznó Erminia. —¡Vean todos como me amenaza!

Noah no aguantó más, pues el olor de las margaritas que emanaba de ella, era demasiado irritante.

Alejó a la mujer con la mínima fuerza que poseía, pero por alguna razón, ella casi termina en el suelo. Si no hubiera sido por Víctor, que le empujó y la atrapó en el último segundo, habría sido una fuerte caída.

—¡¿Cómo puedes actuar así Noah?! —reclamó él, con voz solemne y una mirada llena de disgusto; tan diferente de su apariencia lamentable anterior. —Comprendo que no te guste lo que dijo, pero no por eso debes actuar de una manera tan cruel. ¡Ante todo, es una dama!

Noah ignoró al alfa y mientras sobaba su hombro golpeado, paseó la mirada por el lugar, intentando descubrir en dónde estaba.

“Esto…”

La situación era demasiado conocida, y cierta suposición que se formó en su corazón fue suficiente para hacer que comenzara a temblar. A pesar del dolor en el hombro, y los rasguños en el brazo, disimuladamente se pellizcó el brazo y el nuevo dolor le hizo saber que no se trataba de ningún sueño. ¡Él realmente había vuelto!

No sabía cómo, o por qué, y poco le importaba. ¡Había vuelto! Y esta vez cambiaría las cosas para sí mismo. No se dejaría utilizar por nadie de nuevo. Viviría solo para sí mismo, sin preocuparse por nada más.

Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que volvía en el momento en que todo fue a peor. Habría deseado volver al inicio y alejarse de lleno de este estúpido alfa, pero regresar en este momento, ya se consideraba una bendición.

Noah observó la delicada organización del lugar, la elegante vestimenta de los invitados, y las luces que otorgaban al ambiente de una atmósfera cálida y familiar. Si…era obvio que quién organizó el evento tenía un don, y se veía la dedicación y amor que había detrás. Y esto había sido echo para celebrar su cumpleaños número diecinueve. Fue la última vez que recibió un trato tan amable por parte del mundo.

El chico giró la cabeza y a su lado, vio a la bella mujer que tenía un sobre blanco en la mano, dudando en si abrirlo o no. Él no necesitaba acercarse más para saber de qué se trataba. Era la prueba que demostraba que él siempre fue una pieza falsa.

Esa parte del cambio entre los dos hijos de dos familias que nunca llegaron a conocerse, era explicado en el libro que por alguna razón, estaba incorporado en su memoria. No sabía en que momento había llegado, solo que él era un villano que moría a la mitad del libro.

Noah recordó lo que se relataba. Él era el hijo biológico de un hombre pobre, que perdió a su esposa durante el parto. Temeroso del futuro de su hijo, vio que en la cuna de a lado estaba el bebé de una familia adinerada. Con lo último de su coraje, se adentró a escondidas en la sala de maternidad y cambió los gafetes de ambos niños. ¿Quién habría adivinado que un acto tan sencillo cambiaría la vida de dos personas y sus familias?

Atormentado por la culpa, pero sin el deseo de rectificar, el hombre acabó con todo desde la cima de un puente. Esta era su disculpa para la familia del otro niño, y un intento de pago por su crimen. Así, cada niño creció en la familia equivocada. El pobre creció entre la opulencia, y el rico entre la inmundicia de una familia abusiva.

El recuerdo terminó y el chico suspiró. Necesitaba tiempo para organizarse y ver que haría a continuación, pero aún con la información del libro y sus propios recuerdos, siempre hubo algo de lo que se lamentó.

Noah apretó los puños y tomó una decisión. Se acercó a su madre, e impidió que siguiera abriendo el sobre.

—¿Noah? —Lo llamó ella.

—¡Miren! ¡Miren como se niega a dejar que Aleida abra el sobre! —gritó Erminia a su espalda. Noah pudo sentir las miradas resentidas de casi todos los presentes. Hubo quienes incluso quisieron dar un paso al frente para empujarlo, aunque a él no podía importarle menos. No quería impedir que ella leyera los papeles, pues lo que es falso al inicio, también lo sería al final. Tan solo quería despedirse de esa calidez. Este era uno de sus pocos arrepentimientos.

Después de que Aleida leyera ese sobre, el amor que había sentido durante diecinueve años se extinguiría por completo, y la madre amorosa que había conocido, dejaría de existir. Al menos, para él.

Noah abrazó a su madre y aspiró su fragancia por última vez, la delicada esencia del jazmín que lo había envuelto desde que era un niño, y la que solo había podido percibir luego de su cambio de género, le dio la despedida.

—Gracias por la fiesta mamá, la decoración era muy hermosa. Me gustó demasiado.

El corazón de Aleida se rompió por alguna razón que no alcanzó a comprender. Y justo cuando quería decir algo, Noah ya se había alejado y le daba la espalda. Sentía que había perdido a su hijo, aunque estaba al alcance de su mano.

Con la curiosidad picando sus manos, levantó el sobre y sacó los papeles del interior. Cuando vio que era una prueba de maternidad entre ella y el joven a lado de Erminia, comenzó a leer como loca.

...

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Comments

Elizabeth Moreno

Elizabeth Moreno

nadie tiene la culpa del cambio solo su padre

2024-05-24

3

🤗Finita💖💫

🤗Finita💖💫

Mmmmm esa parte del cambio de bebés lo leí en otra historia. 😅

2024-03-03

4

Topy71 🇦🇷

Topy71 🇦🇷

Y que culpa tiene el que lo hayan cambiado? El no se cambio solo... Porque castigarlo a él? 🤮😐

2023-12-08

12

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