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...

Aleida terminó de leer los papeles, pero se detuvo algún tiempo en las palabras “Probabilidad de maternidad: 99.99999%”. Sin poder creer del todo dicho porcentaje, leyó una y otra vez los nombres en letras resaltadas, buscando algún tipo de error. ¡Tal vez no se trataba de ella! Pero “Aleida Esquivel de Ballestero” y “Víctor Monroe” resaltaban demasiado en el papel blanco.

No podía mentirse a sí misma. El chico a lado de Erminia era su verdadero hijo. Y Noah…

Alzó la mirada, sintiendo un vacío en el pecho. Sus ojos tenían una mezcla de desconcierto, tristeza…y sobre todo resentimiento. No sabía hacia quién. Si a dios o la vida, por permitir esto; a quién hubiera cambiado a su hijo…; o a ese pequeño que creció a su lado, suplantando el lugar de su verdadero hijo.

O tal vez solo estaba enojada consigo misma por no haberse dado cuenta antes, de que crió a un niño que ni siquiera era suyo.

Con mil sentimientos encontrados, no supo como enfrentar a todos los presentes, así que solo dejó que los demás siguieran viendo el espectáculo de Erminia. E intentó reducir su sentido de presencia lo más posible, algo difícil pues aunque era una omega recesiva, no dejaba de ser hermosa visualmente.

Fue entonces que se topó con la mirada de Noah, quién en algún momento había volteado de nuevo en su dirección. Ambos pares de ojos grises vieron al otro. Él pareció leerla como un libro abierto, descubriendo cada pensamiento que cruzaba por su mente, y ella no pudo evitar sentirse avergonzada. Sin poder sostenerle la mirada, ladeó la cabeza y se concentró en Víctor, el joven que sostenía a Erminia. Aleida se dio cuenta de que con un simple vistazo, podía encontrar varias similitudes entre el joven y su esposo. Similitudes que nunca podría tener Noah.

Apretando los papeles en su mano, incluso odió a Erminia por provocar todo este espectáculo, pero ella conocía mejor que nadie a su amiga, a la cual le gustaba llamar la atención más que nada. Sus motivos podían ser buenos, pero sus acciones siempre daban que desear.

.

Noah percibió la incomodidad que su presencia representaba para Aleida, y así se despidió de su madre. Ese era, probablemente, el último abrazo sincero que se darían. Ya no habría complicidad, ni fines de semana en el lago. Tampoco viajes sorpresas. No lamentaba la ausencia de esas cosas, solo de la presencia de una madre. Pero ahora era un adulto y podía vivir con eso.

El chico miró hacia sus pies, cubiertos con un calzado sofisticado.

Si. Realmente había vuelto. Noah casi quería reír.

En su primer vida, él había considerado que este había sido su punto más bajo. Donde perdió su poder y estatus. Y sobre todo, el momento exacto donde perdió a su familia. Cuando los años transcurrieron, él podía pasar días enteros recordando esta escena, lamentándose de dejar que todo explotara frente a los invitados. Tal vez no habría resultado tan humillado si todo se hubiera revelado en privado, pero el hubiera no existía y ahora se encontraba aquí de nuevo, repitiendo la misma escena. Tal parecía que luego de vivir años de sufrimiento, esto no era tan aterrador como creyó la primera vez.

Así que le dio un vistazo a Aleida, se prometió que esta sería la última vez que añoraría su amor.

Y sin remordimiento, dos segundos más tarde apartó la mirada de la mujer que fue su madre durante diecinueve años, y se concentró en lo que debía hacer a continuación. Vio al joven que tenía delante.

Un alfa de diecinueve años, piel morena y cabello corto, casi rapado. Ojos grises y cejas delgadas. Complexión delgada, aunque con un par de músculos escondidos bajo la ropa. Su aspecto general era juvenil y vigoroso, lo que se podría esperar de un joven alfa.

Victor…su novio desde hace dos años, en la línea temporal actual.

En realidad habían sido amigos desde la secundaria, cuando el alfa —gracias a su inteligencia—, fue becado y pudo asistir a una escuela de renombre, donde por supuesto, sufrió bullying, puesto que no tenía ni el estatus ni el dinero para sobresalir. Y donde, a pesar de las adversidades, salió adelante.

Noah se enamoró de eso, de su persistencia y fuerza. Pero podía percibir el desprecio escondido en los ojos grises de Víctor. Él pensaba que si se esforzaba en mostrar su sinceridad, Víctor vería algo más que su estatus tarde o temprano; y cuando pasó el tiempo, la renuencia del joven alfa disminuyó…hasta el punto en que un ingenuo Noah creyó que había desaparecido.

Lo que él no sabía es que Víctor solo había aprendido a fingir y ocultar todo en su corazón.

Por eso, durante los últimos dos años pudo fingir miradas cariñosas y palabras dulces, todo para conseguir la ayuda monetaria de Noah. Ayudó el hecho de que Noah creció como un beta y no se veía afectado por feromonas, lo que facilitaba sus mentiras. Un omega, por otro lado, habría podido notar que había algo mal en sus interacciones.

El chico suspiró al recordar todo eso. No porque fuera necesario, dejaba de ser incómodo. Había sido tan ingenuo durante su primer vida, que era casi ridículo.

—No la toqué, ella se lanzó sola al suelo —dijo con desinterés al cabo de unos segundos. Sabía que de cualquier manera él sería enmarcado como el villano por Erminia, pero no deseaba quedarse callado y dejarla salirse con la suya tan fácilmente.

Por su parte, Víctor no esperaba que él replicara sus palabras y la molestia fue obvia en su rostro, algo que sin duda alegró a Noah. Él nunca supo que hacer enojar al alfa fuera tan placentero.

—¡Noah! —gritó.

—Calla. No pronuncies mi nombre con tu sucia boca. —Se quejó, casi sintiéndose asqueado. No podía creer que había pasado años enamorado de este tipo. Es como si la muerte le hubiera quitado por fin el velo que cubría sus ojos. El alfa ni siquiera era tan guapo o sobresaliente, solo más inteligente que el promedio, además no era el primero en esforzarse en un entorno difícil, ni sería el último. ¿Qué le había visto en primer lugar? El chico se sentía un poco avergonzado de sus gustos pasados.

“¿Sería debido al halo del protagonista, y luego de morir fui liberado?”, las preguntas se arremolinaban sobre una pila, pero no eran tan fáciles de responder. Aunque ciertamente, no le interesaba tanto obtener una respuesta. Era un simple humano que intentaba sobrevivir al papel que los dioses o el destino le impuso.

Siempre que no cometiera los mismos errores del pasado, no terminaría igual y encontraría un camino feliz para sí mismo. Y dichos errores eran acercarse a Víctor, aferrarse a los Ballestero, y casarse con Jerome. Si no hacía ninguna de esas cosas, sin duda sobreviviría a su destino.

Y no debía desaprovechar ningún segundo. Su vida era demasiado valiosa para eso. Así que debía expresar sin reparos su desagrado al protagonista, su renuncia a la familia, y su renuencia al matrimonio.

Cruzó miradas con el alfa, y su firmeza era casi perceptible al ojo humano.

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Víctor fue sorprendido ante las palabras frías del beta que siempre había estado a su lado, casi como una cucaracha. No podía creer que arruinar un simple banquete absurdo, haría lo que sus acciones crueles en la secundaria no pudieron. Hacer enojar a Noah y que se alejara de él.

Un sentimiento de pérdida cruzó por su pecho y tuvo el instinto de soltar a Erminia y acercarse a Noah para tomarlo entre sus brazos, reafirmando su estatus en el corazón del otro. Es solo que cuando estaba a punto de hacerlo, una delicada mano lo alcanzó, haciendo que su efusividad se extinguiera en menos de un segundo.

Al voltear, se encontró con la mirada dulce de unos ojos cafés y el sentimiento de culpa lo azotó. ¿Realmente había pensado que Noah valía el esfuerzo? No. El beta solo era un ser repugnante que estaba ocupando su lugar.

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Comments

Gertrudis Abreu Robles

Gertrudis Abreu Robles

perro sucio y sarnoso!!!! 😠😠😠

2024-06-11

1

lizmoon20-1

lizmoon20-1

Hombre IDIOTA

2024-06-12

0

Elizabeth Moreno

Elizabeth Moreno

me das pena victor

2024-05-25

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