Capitulo 15

Desde lejos observaban como esa mujer hablaba muy íntimamente con la enfermera, después de un abrazo se despide y se va como si nada a pasado.

Haciendo una seña con la mano a su hombre, le indica que siga a la enfermera.

Minutos después el hombre de negro trae a la enfermera hasta la terraza del hospital.

- ¿Cuánto? - pregunta fríamente.

- No sé de que habla señor - se defiende la joven enfermera.

- Te vuelvo a repetir y no te conviene mentirme ¿cuánto? - La mira oscamente.

- No se nada señor, solo soy una enfermera no.......

- Te dije que no te conviene mentirme - la interrumpe tomándola por el cuello, su mirada se había vuelto sombría, las pupilas de sus ojos palpitaban.

- Tranquilo hermano - le toca el brazo y trata de hacerle aflojar el agarre. Esta mujer ¿la conoces? - le enseña una foto a través de su móvil.

Con el asentimiento de cabeza diciendo que si, la suelta bruscamente.

- Cof, cof, sí, hace un momento vino y me pidió que administrará una vitamina en especial en el suero - saca una ampolla de su bolsillo. Dijo que sufría de epilepsia y si no le administraba esto, podía morir y que su esposo me mataría si algo le pasaba - lo mira temerosa.

- Continúa - el temperamento de su voz la hizo temblar.

- Me dio instrucciones específicas y también esto - saca un sobre bien grueso. Se lo debía colocar justo a la hora indicada 7 am.

- Es mucho efectivo - silva Arnold de ver todo ese dinero. ¿Por qué a las 7 am? - pregunto.

- No lo sé, se lo juro, no lo sé. - se deja caer de rodillas llorando por el miedo.

- Toma - le devuelve el dinero. Si vuelves a hacer algo fuera de las indicaciones médicas, me aseguraré de que no vuelvas a ver la luz del día.

- Si señor - Agarra el dinero y se va corriendo.

- ¡Maldita Lorena! - Sus puños se aprietan y sus venas resaltan en sus brazos. Averigua para qué es ese frasco.

- No hay necesidad de averiguar, estoy seguro que es veneno - lo dice mientras observa detenidamente el frasco.

- Necesito alejar a esa mujer lo antes posible - se da la vuelta y los tres hombres bajan hasta la sala de espera donde está su nana y su hermana. Arnold, llévatelas a descansar, yo me quedaré esta noche.

- Cuida mucho de tu esposa hijo mío - Su nana muy preocupada.

- Volveré mañana después de la escuela - se despide.

- Nos vemos mañana hombre y me llevo esto - le señala la ampolla.

Sin decir nada ve como se pierden en las cuatro paredes del hospital. Una larga noche había sido para Andrew, sus ojos rojos por el cansancio, pero firme al cuidado de su esposa odiada. "Te pido perdón, ahora más que nunca sé que tú y tu familia son inocentes" - pega su cabeza contra la ventana de cristal, al verla le da un sentimiento inexplicable, no sabe como sentirse, lo único que quiere es verla dormir en su cama y admirarla cada noche.

- Buenos días, hermano - le saludo su amigo por detrás. Te traje algo de comer - le enseña una pequeña lonchera, no fue idea mía, es de tu nana - se defiende al verlo fruncir las cejas.

- ¿Averiguaste el contenido? - pregunta tomando la lonchera.

- Te lo dije - Le entrega un sobre. Son los resultados de las muestras de ese veneno, a simple vista es vitamina, pero en realidad es un veneno muy poderoso, que al mezclarlo con cualquier medicamento, su efecto puede ser letal - Le explica mejor las cosas.

- Esto no se va a quedar así - Arruga el papel y lo devuelve a su amigo. - Quédate aquí hasta mi regreso - Se marcha del hospital sin decir nada más.

Conduce a toda velocidad que en menos de media hora ya está en la mansión.

- Señor - se topa con Jared quien estaba a punto de salir hacia el hospital.

- Dilo - se para a escucharlo.

- Su abuela obligó a callar a todos incluso los había amenazado y también les retuvo sus móviles para que nadie pueda informarle. - informa con cautela.

- ¿Qué hay de Lorena? - Pregunta furioso.

- Antes de que todo pase había estado en el salón con su abuela y después solo observaba con una gran sonrisa, es lo que me informa mi hombre - abre una caja donde están todos los móviles.

- Muy bien, ve al hospital y monta seguridad - Se va dando sus órdenes.

Abriendo la puerta entra furioso, pero se detiene al escuchar una pequeña risa.

- Para estas horas ya deben estar anunciando su muerte abuela - se ríen como propias víboras.

- Ojalá, Dios te escuche hija, no soporto a ni una mujer que lleve esa sangre - su sonrisa se apaga cuando ve a su nieto parado al frente de la sala.

¿Qué pasa abuela? - pregunta y regresa a ver a la persona que camina hacia ellas.

A cierta distancia las mira directamente a los ojos, su abuela por su lado solo ignora su presencia mientras que Lorena finge estar asustada.

- No imagine que tu audacia llegara tan lejos - primero se va contra Lorena.

- No te entiendo Andy ¿Por qué me hablas así? - se hace la desentendida.

- No finjas ser inocente conmigo, tú y yo sabemos perfectamente lo que hiciste - Su mirada sombría hizo que un escalofrío helado baje por la espalda de aquella mujer. No tienes derecho a pronunciar mi nombre, no tienes derecho a dirigirte a mí, no tienes derecho a poner un pie en esta casa y mucho menos tienes derecho a meterte con mi esposa porque si le haces algo, también me lo haces a mí y créeme que no me temblará la mano para acabar con tu vida. - la mira fijamente y esta cae sentada en su propio asiento.

- ¿Qué es esto Andrew? - Refuta su abuela.

- No te metas abuela, luego ajusto cuentas contigo - Le señala con la mano sin regresar a verla.

- No sé de que estás hablando, no hice nada para ofenderte - trata de defenderse, pero es en vano.

- Quiero que ahora mismo desaparezcas de mi vida y la de mi familia, si no quieres probar lo que es una prisión - le da una salida ante todo.

- ¿Por qué? ¿Por qué debo ser yo quien me aleje, después de que yo siempre estuve a tu lado? - sus lágrimas de cocodrilo empiezan a caer. Esa mujer no se compara conmigo, yo siempre fui tu prometida y me cambiaste por ella - se acerca más para que vea sus lágrimas.

- Por respeto a tu madre no te mando a matar por lo que hiciste, pero eso sí te advierto ¡no vuelvas a acercarte a mi esposa y no intentes nada que yo mismo me encargaré de hacerte arrepentir! - ignora por completo lo que ella acaba de decir y le de una advertencia. Ahora largo de mi casa y de nuestras vidas.

- ¡No!, yo de aquí no me voy, soy tu prometida y mi deber es estar junto a ti - sigue aferrándose a lo imposible.

- ¡Matilde! - grita a su empleada quien corre al primer grito. Acompaña a esta mujer fuera de la mansión.

- ¡Hijo te has vuelto loco! - sale en defensa. Es mi invitada y nadie la saca de aquí.

- ¡Elías! - grita a su hombre y este viene corriendo. Saca a rastras a esta mujer y después ya sabes que hacer. Con su orden regresa su mirada a su abuela.

En medio de gritos y pataletas es arrastrada hasta fuera de la mansión y metida a una camioneta que la sacara fuera de la ciudad.

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