Capitulo 13

Las horas parecían que se hubiese detenido, el grito constante de las mujeres por salir de su encierro era agotador, la sonrisa triunfante de las damas por cumplir con su objetivo era emotivo, la luz de la luna anunciando que el sol se había ido y junto con él, la esperanza de que una persona siga con viva.

- Luciana, ve a verificar si esa culebra sigue respirando - Le ordena a su fiel empleada.

- Si mi señora - corre a ver si hay buenas noticias.

Los guardaespaldas no habían cambiado de rondas, desde ese día, nadie salía y nadie entraba. Por lo que los guardaespaldas de turno entrante no se habían encargado de completar su trabajo del día.

Con una linterna y con mucha cautela camina hacia el baldío, asegurándose de que el cuerpo de la mujer aún siga ahí, sonríe complacida y murmura para sí misma. "Te dije que te echarían a los perros, pero aun así fuiste una trepadora y engatusaste al sexy y apuesto del jefecito, esto es poco para lo que te mereces" y vuelve a dar las buenas noticias, pero lo que ella no vio y no escucho era el murmullo de Bianca pidiendo ayuda.

Como de costumbre a la misma hora, la puerta principal de la mansión se abría de par en par, dejando ver la gran figura de Andrew.

- Bienvenido señor - saluda con respeto y temor.

- ¿Dónde está Lola que no viene a recibirme? - extrañado por su ausencia.

- Señor yo...... La señora la encerró - ante todo los empleados le eran más fiel a él que a su abuela.

Frotándose las cejas, se abre paso por la sala y se va hasta la habitación de su nana.

- Hijo, hijo, esto es grave muy grave - cae rendida a los pies de Andrew, llorando y pidiendo perdón. No pude cuidarla, no pude.

- ¿Qué quieres decir nana? ¿Dónde está Bianca? - se exalta preocupado.

- En el baldío - no dice nada más.

Sale corriendo a buscar a su esposa, pero su abuela lo detiene en medio camino.

- ¿A dónde crees que vas? Ella ya no está aquí, me encargué de que sea vengada la sangre de tu madre. - le suelta con toda fiereza.

- ¡¡Apártate de mi camino abuela!! - La ve como ver a su peor enemigo. Si algo le hiciste a mi esposa, te juro que no me importara llevar tu sangre, no tendré compasión de ti. - De sus ojos se puede ver las chispas de ira.

- Muy bien, puedes ir a verla, yo enviaré a que construyan una caja de tablas para el entierro - sin importarle nada se hace aún lado y ve la espalda de Andrew desaparecer en medio de la oscuridad.

Todos los guardaespaldas al ver a su jefe, agachan la cabeza y no sé atreven a pronunciar palabra alguna, lo único que pueden hacer es seguirlo.

- ¿Dónde está? - grita a todos los hombres parándose de golpe.

- En la mitad señor, pero... nosotros la hemos mantenido hidratada, no nos atrevimos a tocarla. - inmediatamente informa.

- ¡Quién esté a cargo de la seguridad de mi esposa me rendirá cuentas! - grita furioso y corre hasta encontrarla tirada en medio de baldío fangoso.

- Pero que te hicieron - se arrodilla y la toma en sus brazos abrazándola, pero el leve olor a sangre y escuchar un pequeño gemido le sacude el corazón. Que no sea lo que estoy pensando. - Vuelve a tocar su espalda y su mano se mancha de sangre. ¡Maldita sea abuela! Ve y arranca esa maldita camioneta. - ordena a su hombre quien sale corriendo, acomodándola entre sus brazos, la amarca y la lleva lo más rápido que puede.

- Hijo - se encuentra con su nana en medio camino. Mi niña - solloza.

- Andy - se tapa la boca con sus manos.

Caminando todos de prisa llegan hasta la camioneta que ya los está esperando. Todo esto es visto por Lorena que está en una esquina observando con odio a la mujer en brazos, su plan había fallado.

- No se preocupe señorita, tengo un plan, estoy segura de que esta vez no saldrá viva - Luciana hablando a su espalda.

- Continúa - Alza una ceja y la voltea a ver.

- Con esto - le enseña una pequeña bolsita. Después de beberlo por tres días morirá por un ataque al corazón y nadie sospechará que fue envenenada.

- ¿Por qué haces esto? ¿Cuál es tu interés? - pregunta asombrada, ya que una simple empleada, quiera acabar con alguien.

- Porque usted y yo tenemos el mismo interés - le responde con toda la calma del mundo. Pero no se preocupe, prefiero verlo con usted, que con esa recién aparecida. "Se que el no te ama y si logras tu objetivo, yo seria su consuelo" - bien dicen que nada se hace por el interés propio.

- Entonces ten buena suerte y después te recompensare - le guiña el ojo y se va.

- Claro que la suerte está de mi lado - murmura ella sola.

La situación en el hospital era alarmante. Los médicos iban y venían, la cara osca de Andrew observando el gran letrero "EMERGENCIA" parpadeando, con su corazón apretado reprimiendo cualquier impulso de entrar y verificar la situación con sus propios ojos.

- Señor - llega Jared.

- Investiga que paso y dales una lección - se refiere a sus hombres. De mi abuela y Lorena me encargo yo - Su fría voz hizo temblar al hombre, conocía muy bien a su jefe y sabía que no tendría compasión con quien lo hacían enojar.

- Si señor - Se va por donde vino.

La llamada telefónica de su amigo lo hizo recobrar sus sentidos.

- Si - un simple sí. Ven al hospital central, aquí hablamos. - le cuelga la llamada.

Su nana y Sofía no se atrevían a acercarse, ya que temían ser reprendidas por no cuidar bien de su esposa, a pesar de que al principio solo se había casado por odio y quería hacerla sufrir, el impulso de su corazón lo había engañado, su tacto lo hizo sentir que ella era alguien especial, su mirada llena de tristeza, su ternura al dormir, cada detalle le había echo cambiar de opinión, con seguridad un cariño empezaba a nacer y las ganas de protegerla de todos lo hacía sentir aún más ansioso, no podía verla sufrir, le dolía el corazón verla así.

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