Capitulo 3

Ding dong.

Pedido en sus pensamientos, no escuchaba el timbre de su casa, hasta que el timbre del teléfono lo volvió a la realidad.

- ¿Qué sucede? - le dice a su amigo y le abre la puerta.

Con cara de interrogación ve a su amigo y le bombardear de preguntas.

- ¿De verdad es Bianca? - aún sorprendido.

- Si, al parecer perdió la memoria, ahora no recuerda nada - su cara es de tristeza.

- ¿Qué piensas hacer? - se sienta en el sofá.

- No lo sé, por ahora debo mantenerla aquí y no dejar que nadie la vea - Intenta pensar en un plan. Quiero que averigües, exactamente donde estuvo todo este tiempo y porque estaba trabajando en el hotel - le ordena.

- No te preocupes, me pondré a trabajar, pero tu.. ¿estarás bien? - le toca el hombro. ¿Que pasara con Lorena, sabes que ella esta obsesionada contigo y además están comprometidos? - le hace la gran pregunta.

- No sé - pone sus manos en la cara llena de frustración. Por ahora ayúdame con eso y después ya vere que hacer, pero te pido que nadie se entere, ni su padre.

- Listo, me marcho - se levanta para irse.

- por cierto, borra todas las imágenes de ese momento, no dejes registro alguno, no quiero exponerla, sobre todo ante el gerente. - Con esa orden se va.

Debia mantener la identidad de su esposa en secreto, por lo menos hasta encontrar las pruebas suficientes de los que le hicieron daño.

Al ya no escuchar los gritos de su esposa, se puso nervioso temiendo volver a perderla, pero al verla dormida en una esquina de la habitación, su miedo desminuyo.

Colocándola en la cama, la admiraba acariciando sus cabellos, pues era aún mas hermosa de lo que había recordado, ante ella no pude evitar darle un beso en la frente.

- Nunca jamás te dejaré sola, vayas donde vayas siempre seré tu sombra - la abraza.

"Su aroma es delicado, es tan cálido, no quisiera que se aparte, pero ¿por que me siento segura en sus brazos? debería salir huyendo, pero me siento triste al pensar en irme, apenas y lo conozco y ya siento compasión de él, quizá sea por que se ve lamentable y piensa que soy su esposa y, si realmente lo soy ¿que hago? no lo recuerdo, por más que lo intento, no puedo recordarlo" - piensa y siente como le acaricia la cabeza.

- ¿Puedes contarme nuestra historia? - Abriendo los ojos. Bueno, si es que la hay - Se safa de sus brazos.

- Por su puesto, aunque no se por donde empezar, pues nuestro primer comienzo no es nada agradable - la observa.

- Puedo soportarlo, pues no lo recuerdo - se acomoda a escucharlo, pues esperaba recordar algo si escuchaba del cómo se conocieron.

Ciertamente la química surgió de inmediato, apesar de estar ahí en contra su voluntad, sentía esa confianza que la hacía sentir que estaba segura y no le mentía, sobre todo era la curiosidad de saber exactamente qué pasó.

4 años antes del reencuentro (El principio de la historia)

- Señora encontramos a la mujer - dice el hombre de barba blanca.

- Perfecto, traiganla aquí e informale a mi nieto - ordena al hombre.

"Por fin te encontré, ahora no habrá nada ni nadie que impida hacer contigo lo que quiera" - son los pensamientos de la mujer de cabellos blancos, con ojos agudos y fríos.

Dos horas más tarde

- Por favor ayúdeme se lo ruego, no permita que le hagan daño - suplica la dama desesperada al hombre sin expresión alguna.

Con una sola mirada hace que la aparte de su lado, se alinea su traje e ingresa a la mansión Arslan.

Ciertamente es un hombre que no permite que nadie lo toque, pero solo el simple tacto de esa mujer lo había echo sentir incomodo.

Los gritos suplicantes de una mujer de edad pronto llegaron a sus oídos, observando la situación, hace eco a su abuela.

¡Detente abuela! - le impide que le siga pisando la mano.

- Hijo, así se les enseña a las bivoras como esta a no robar - regresa a mirarla.

- No le robe nada señora, se lo juro - llora desesperada.

- Claro que lo hiciste - le da una bofetada. Todos estos años te he buscado sin parar, me jure que no moriría hasta verte revolcándote a mis pies, solo haciendote pagar por tu traición puedo morir en paz.

- No fui yo, no fui yo - repite una y otra vez.

El hombre sin expresión solo observa como su abuela de ser una dulce mujer, se a convertido en alguien cruel.

- abuela es..... - es interrumpido.

- Por favor señora se lo suplico no le haga daño a mi abuela, nosotros no le debemos nada señora - su nieta llega corriendo y se arrodilla ante la señora.

- Abuela ¿Quienes son estas mujeres y que es lo que te han robado? - pregunta.

- esta mujer - le toca el mentón con el bastón. Es quien robo el tesoro de esta familia y la razón del porque tu madre murió. - abriendo los ojos con odio.

Con odio en su mirada las ve fijamente, sin emoción alguna desvía su mirada hacia la joven que abraza a la mujer de edad.

- ¡Jared! - Grita a su hombre de confianza. Llevate a esta mujer al establo y envía a su abuela a su casa - ordena fríamente.

- ¿Pero qué piensas hacer hijo? esta mujer es la causante de la muerte de mi nuera y aún así la vas a dejar ir así sin pagar el precio por su pecado? - exasperada por la rabia.

- A partir de hoy, yo tomaré la decisión sobre esta mujer - la mira fijamente a su abuela. Matilde - grita a la empleada. lleva a mi abuela a su habitación - con eso sale de la mansión.

La rabia desorbitaba en su pecho, su respiración agitada subía y bajaba, nadie más que el sabía el dolor que era perder a su ser más querido, pero ese dolor no lo iba a convertir en un asesino, si tenía que hacerle pagar a las personas que causaron la muerte de su madre, no sería una anciana, sino su nieta, ella pagaría el precio de su abuela.

Las llantas rechinantes del coche se detienen fuera del establo.

Con un aura helada baja y se dirige hacia la mujer que estaba tirada en el granero.

- ¿Dónde está mi abuela? llévame con ella por favor - llora suplicando.

Solo la observa sin expresión alguna.

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