ME AMAS, YO TE AMO AUN MAS

LAO

Ya eran las 2 de la tarde y Daniel no salía de la cirugía. 6 horas en el quirófano. Me estaba empezando a estresar, se que él grado de complejidad de la cirugía es bastante grande pero 6 horas eran demasiado. ¿Será que le pasó algo a Daniel? ¿Qué pasaría si Daniel queda con alguna secuela?

Me dolía el abdomen. Fui a buscar los analgésicos que me había dado el doctor. Cuando regresé a la sala de espera, el doctor salió del quirófano.

— Me atrevo a decir que la cirugía ha sido un éxito, hemos podido retirar todo el tumor. Él estará en cuidados intensivos en observación. Esperando en Dios que responda bien.

— ¿Doctor pueden quedar secuelas?— le pregunté.

— La cirugía es compleja y lo que se está tocando es una parte delicada. Después de la cirugía él estará en rehabilitación porque se verá afectado el lenguaje y la motora pero con la rehabilitación todo volverá a ser como antes.

—¿Cuánto tiempo llevará la rehabilitación? — Preguntó el padre de Daniel.

— El tiempo puede variar pero el tiempo estimado es de 2 meses a un año.

— Entiendo.

— Ahorita llevaremos a Daniel al UCI. Pueden entrar a verlo pero guarden silencio, ya estará dormido.

Llevaban a Daniel en la camilla, iba sedado aún. Llevaba sondas un respirador e iba canalizado. Tenía rapada una parte de su cabellera. Tenía tantas preguntas. ¿Qué pasa si él nunca vuelve a ser como antes?

—Pueden entrar ustedes primero para que puedan verlo. Cuando ustedes salgan yo me quedaré a cuidarlo hasta que despierte.

— Pero Lao, usted está herida y también necesita descansar.

— Si yo se pero hasta que él despierte yo estaré tranquila.

Los padres de Daniel entraron y estuvieron un par de horas con él. La mamá salió corriendo cuando Daniel despertó. Me levanté y corrí hasta la habitación. Mi herida se abrió y empezó a soltar una gotas de sangre que marcharon mi camisa.

Entré y vi a Daniel que entreabría los ojos. Me acerqué a él. Él trataba de hablar pero no entendía nada.

— Daniel. No digas nada.

El doctor entró. Nos hicimos a un lado.

— Aparentemente está bien.

El doctor miró mi blusa.

— Señora Lao vamos a que le ponga una puntada. Su herida se abrió. Debería descansar, no le hará bien al bebé.

Mis suegros me miraron con asombro.

—¿Estás embarazada?— Preguntó mi suegra.

Solo asenté con la cabeza. Daniel dijo algo pero no entendí. Así que dirigí a él. Le di un beso en la frente.

— No te preocupes por mí. Estamos bien. Ya regreso. No olvides que te amo.

Salí con el doctor al área de enfermería.

Me pusieron nuevamente una puntada. El dolor me estaba matando, la falta de alimentos porque no había probado ni desayuno ni almuerzo y el estrés hizo que me desmayara.

Desperté y estaba canalizada. Sentía mi cuerpo arder.

— Por fin despertaste— dijo mi suegra — tenés que cuidarte, más ahora. Me alegra saber que pronto habrá un niño en nuestra familia.

— No me siento bien. Siento fiebre.

Mi suegra tocó mi frente. Salió a buscar a una enfermera. Me pusieron un medicamento para la fiebre.

— Quiero ir donde Daniel.

— Primero descansa. Además, él está dormido.

— Me quedaré quieta y descansaré pero después quiero estar con Daniel.

— Está bien.

Cerré mis ojos pero mi cerebro se activó. Tenía miedo, dudas, me sienta ansiosa y preocupada por nuestro futuro. La suegra no me dejaba moverme. Me pusieron un tranquilizante para dormir.

Escuché la voz del doctor y abrí los ojos. Ya había pasado un par de días desde que me pusieron el tranquilizante. Necesitaba descansar y ese fue la unica forma para que lo lograra.

—Lao, Daniel quiere verte. Iremos en silla de ruedas, nada de forzarse.

Me llevó en silla de ruedas a la habitación de Daniel.

— Ao. Ai eta— hablaba Daniel.

Miré al doctor. Puse una cara de tristeza y me solté en llanto. Daniel me miró con tristeza también. Los padres de Daniel salieron, ya que él doctor ya había hablado con ellos.

— Lao— dijo el doctor— esto es normal después de este de cirugía, por eso hay una rehabilitación después. Queda afectado el lenguaje, la motriz y aveces la memoria. En un par de meses, Daniel se recuperará.

Me levanté de la silla de ruedas y abracé a Daniel. El quiso limpiar mis lágrimas pero su movimiento fue disperso. Su mirada era una mirada de tristeza.

— Sabes que es lo más importante de todo Daniel. Que saliste bien de la cirugía. Qué estaremos juntos y verás como te vas a recuperar.

El doctor salió un rato como para darnos un momento a solas.

Toqué sus mejillas y me acerqué para darle un beso en sus labios. El cerró sus ojos.

— Daniel no ha cambiado nada entre nosotros. Mi amor por ti es inmenso. Te amo de aquí a hasta la galaxias.

— acias— Trato de hablar.

Tomé sus manos y las dirigí a mi cara, cerré mis ojos.

— e am— Daniel seguía intentado hablar.

Sonreí.

— ¿Me amas? Yo te amo más— Coloqué su mano cerca de mi abdomen— Con cuidado que vieras como duele. Aquí está tu bebé que cada irá creciendo. Puedo y me atrevo a decir que nosotros te amamos.

Daniel sonrió. Trató de abrazarme pero sus movimientos eran un poco desordenado. Yo lo abracé.

— Acuéstate— le dije y me acomodé a su lado con cuidado— aquí estaré contigo. Me hacía falta sentirte cerca, así. Durmamos un ratito, ¿te parece?

— Ssssi.

Daniel se quedó dormido primero. Me incomodaba el dolor pero quería estar con él.

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