Capítulo 11

—No hace falta que finjas una sonrisa conmigo ¿Estás bien?

—Si señora, gracias por preguntar —contestó ella con educación

—Sabes, tengo un hijo de tu edad también, pero casi nunca sonríe, les vendría muy bien combinar sus cualidades —dijo con una sonrisa y puso su mano sobre la de Anna quien la sacó rápidamente con una mueca de dolor, la mujer extrañada se preguntó el motivo.

—No es nada, será mejor que entre ya —La mujer, no convencida de esto terminó insistiendo para que le contara.

—¿Qué sucede? —Pregunta su esposo acercándose a ellas, Amalia le explicó la situación y ambos insistieron en que les contara.

Anna no muy convencida decidió contar que es lo que le había sucedido para salir de esa situación y volver adentro.

—Mis padres quisieron que aprendiera Latín, dicen que es un idioma lleno de historia y mis maestros son muy exigentes, estuve escribiendo un ensayo para presentar, pero me equivoqué en una palabra. De todas formas fue mi culpa por estar distraída, como castigo mis maestros me golpearon con una regla en las manos, así ya no vuelvo a distraerme.

—Qué imbéciles, esto es absurdo —comentó Amalia con enojo.

—Tranquila cariño, no te enojes. Escucha Anna ¿Tus padres están al tanto de la situación?

—Anna ¿Qué haces afuera? Entra rápido —dijo la madre de Anna interrumpiendo desde la puerta del jardín.

—Fue un gusto conocerlos, por favor no se molesten por asuntos sin importancia —se despidió Anna y se fue rápidamente.

 La pareja, luego de la reunión que tuvieron hablaron con los padres de Anna sobre lo que habían visto, ambos actuaron sorprendidos e indignados, le agradecieron por informar eso y llamaron a Anna.

—Buenas noches —habló Anna una vez que estuvo frente a los seis adultos, la pareja, sus padres y sus tíos.

—Anna, discúlpate enseguida con el señor y la señora Wahlberg por molestarlos con tus asuntos infantiles.

—Me disculpo señores Wahlberg, no fue mi intención incomodarlos, lo lamento mucho —dijo Anna con la cabeza baja

—Esto no me parece correcto —contestó Amalia

—Anna, arrodíllate para pedir disculpas —habló su tía enojada por lo que la pareja, especialmente Amalia casi atraganta de la furia.

—No te arrodilles Anna, no queremos tus disculpas, queremos la de ellos. —Contestó el hombre enojado, ninguno entendía bien el porqué querían sus disculpas.

—No puedo creer que una familia "respetable" como la suya le haga esto a su hija menor, esto es el colmo ¿Cómo pueden maltratar así a una niña? Pensamos qué no sabían sobre las heridas de Anna, pero veo que apoyan ese comportamiento. No vamos a realizar ningún negocio con gente así.

 Los cuatro adultos pidieron perdón y juraron que no se volvería a repetir, sin embargo, la pareja se fue ofendida con Amalia prometiendo volver para ver a Anna.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Volviendo a lo anterior, Anna estaba frente a sus tíos quienes estaban más que preparados para golpearla, sin embargo, el padre de Anna irrumpió en la habitación y detuvo la situación.

—Salgan, par de Idiotas —ordenó él dejándolos algo confundidos ¿Por qué detenerlos?

—Papá

—No me llames así niña, yo no quiero tener nada que ver contigo.

—¿Por qué lo evitaste?

—Porque esos dos prometieron volver, no quiero que me traigas más problemas, ya es suficiente con los que tengo.

—Entiendo

—Eres completamente inútil niña, no sirves para nada.

—...

—Di algo al menos, intenta defenderte, algo

—Lamento haberlo molestado con mi existencia, señor, el día de hoy me quedó claro que nuestro vínculo es nulo. No tengo más para decir.

—Te crees inteligente ¿verdad? —Anna ya no respondió más y su padre salió de la habitación, ella se quedó en su cama, solo pensando, quería entender la razón de que sus padres la odiaban tanto. Luego de horas de reflexionar se quedó dormida y al otro día una mucama entró a despertarla e informarle que no sería alimentada unos días.

—Entiendo, gracias. —La mujer que miraba con tristeza a esa pequeña niña que pasaba, por tanto, finalmente decidió hablarle

—Señorita ¿No me odia? —Preguntó ella y Anna sorprendida la miró a los ojos para responder

—¿Por qué lo haría? No hiciste nada malo

—Pero sufre por mi culpa también

—Solo sigues órdenes, ya estoy acostumbrada de todas formas Grace. Será mejor que salgas o sospecharan de ti, esta gente es muy desconfiada.

—No mereces sufrir así —dijo la mujer con angustia mientras se dirigía a la puerta

—Lo sé —contestó con una sonrisa forzada.

 Pasaron tres días en los que Anna estuvo encerrada en su habitación, como tenía un baño al que se accedía por su cuarto, nadie fue siquiera a verla. Durante esos tres días solo tenía una botella de agua que guardó antes para esos casos, la puerta estaba trabada así que por más que quisiera no podría salir. Solamente tenía su botella pequeña de agua, una muñeca que le había regalado su hermano cuando era niña y una vista hacia las estrellas por su ventana.

—Algún día saldré de aquí y no volveré, confío en eso.

 Días después de esos acontecimientos sus padres decidieron mudarse del país para que esa pareja ya no los molestara más, allí estuvieron varios años en los que ya casi no la maltrataban físicamente, ya que ella ahora tenía el valor de responder.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Anna salió corriendo de su habitación asustada por sus recuerdos, si bien ella ya no era una niña, había sentido ese miedo como si lo fuera. Entró a la habitación de Nicolas, quien se despertó rápidamente al oír a alguien entrar.

—¿Anna?

—¿Puedo dormir acá? —Preguntó ella entrando a la cama por lo que Nicolas aceptó y una vez en la cama la abrazó.

—¿Estás bien cariño?

—Creo que recordé algunas cosas —Nicolas se tensó ante esto y le preguntó que es lo que había recordado.

—Mis padres me golpeaban cuando era una niña, pude sentir ese miedo en mi otra vez, se sentía tan real.

—Lo siento, olvidé que le temías a las tormentas

—Ahora entiendo la razón —Él se quedó pensando mientras calmaba a Anna con su abrazo, ella nunca le había contado que la golpeaban.

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