Capítulo 7

Narra Nicolas...

Tuve que irme porque uno de mis hombres me avisó que habían amenazado a mi madre y que la habían herido, no era el mejor momento para irme, lo sé, sabía que Anna estaba a punto de ceder, pero me dijo que ya no volviera, luego tengo que explicarle lo que sucedió, mientras tanto será mejor que no me acerque a ella. Tendré que dejarle a mis guardaespaldas por cualquier cosa.

A penas bajé del avión miré mi celular y tenía 3 llamadas perdidas de Anna, quizá estaba muy enojada conmigo, de todas formas decidí llamarla mientras iba camino a ver a mi madre, sin embargo, ella no contestaba y su teléfono me daba apagado, para descartar que haya pasado algo malo llamé a mis hombres.

—Señor

—¿Están con Anna?

—¿Disculpe señor? Nosotros nos retiramos del lugar cuando nos dijo

—¿Qué dices? Yo no ordené nada

—Esas fueron nuestras órdenes, dejamos a la señorita Anna sola en su casa y fuimos a ver las bodegas

—Son unos imbéciles ¡Ya mismo los quiero con Anna! Si algo le pasa voy a matarlos uno por uno

Entré a la habitación donde supuestamente estaría mi madre y ella no estaba, en su lugar unos hombres comenzaron a disparar, en seguida tomé mi arma y mis hombres me cubrieron.

—Mierda, todo era una puta trampa. ¡Maldita sea! —Retrocedí y salí en uno de mis autos blindados camino a la casa se mi madre, cuando entré mi madre estaba de lo más tranquila. Inmediatamente, salí del lugar y tomé el jet de la familia, estaba que hervía de furia, dejé la situación en manos de mi madre para buscar a Anna lo más rápido posible.

—Reporta la situación —dije una vez que bajé del avión y me encontré con mis hombres

—La señorita nunca regresó a su casa, pero no hay señales de que hayan entrado. —Mientras me hablaba mi celular comenzó a sonar dejándome sorprendido lo que me dijeron.

Corrí hasta una farmacia donde estaban dos señoras sosteniendo a mi hija en brazos y me sentí medianamente aliviado, Fernanda estaba bien.

—¿Dónde está la mujer que la trajo?

—Ella se fue hace horas, parecía estar muy nerviosa

—Entiendo, gracias por cuidar a mi hija. Espero que mantengan discreción con el asunto —Luego de eso mis hombres entregaron dinero a esa gente y me fui con mi hija no sin antes llevar las grabaciones, compré antes una leche para alimentarla y pagué un hotel.

Estaba sentado en el borde de la cama mientras miraba a mi pequeña hija dormir cómodamente en la cama muy bien tapada. Todo esto es mi maldita culpa, ella tenía razón, no sirvo para nada. Fernanda comenzó a inquietarse un poco por lo que decidí acostarme a su lado y abrazarla suavemente.

—Perdóname Fer, voy a hacer todo lo posible para recuperar a tu madre.

Al otro día me levanté muy temprano por la mañana y cambié a Fer para salir juntos, le compré muchos abrigos porque el clima estaba muy frío y fui a ver a mis hombres, todos se sorprendieron al verme con un bebé, pero no tengo que dar explicaciones de lo que hago o dejo de hacer, lo único que debe importarles es que encontrar a Anna era nuestra prioridad.

Los mejores hackers estaban trabajando en el caso, ya eran parte de mis empleados por lo que no fue difícil, pude ver la escena en donde se llevaron a Anna y juro que no podía explicar la rabia que tenia atravesada.

—Quiero a los internos buscando a Anna, no tienen permitido descansar hasta encontrarla —por suerte no pasó mucho hasta que di con su paradero, solo 12 horas después de que Anna fuera secuestrada ya supe quien había sido, uno de los mafiosos brasileros con los que me negué a negociar hace 2 semanas, además de que yo mismo lo amenace ese día.

Sinceramente no creí que fuese tan idiota como para actuar en mi contra, de todas formas ya firmó su sentencia de muerte.

—Preparen todas nuestras unidades —Resulta que se llevaron a Anna a mi territorio, no puedo creer que encima de todo se metan a la boca del lobo.

Viajé algunas horas con mi hija y fui directo hacia mi madre mientras ya todos nos esperaban preparados.

—Madre, necesito que la cuides hasta que vuelva, su nombre es Fernanda —Vi como sus ojos se agrandaron de la sorpresa

—¿Cuándo pensabas decirme que tienes una hija?

—¿Cómo...?

—No te atrevas a preguntar como lo sé, es exactamente igual a ti cuando eras un bebé

—Luego te explico madre, tengo que irme, vuelvo tarde.

—¡Nicolas! —me llamó cuando ya estaba de espaldas, no podía perder ni un segundo más.

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—Jefe ¿Está listo?

—Estoy listo, vamos —Nicolas tenía varias armas encima, además de su chaleco antibalas, salieron en busca de Anna con 5 camionetas blindadas y los mejores hombres a bordo de ellas.

Entramos al lugar, unas bodegas que eran patrimonio de unos narcos mexicanos, el lugar era horrible, pero Nucolas estaba acostumbrado a esos ambientes, comenzó la guerra, balas volaban por todas partes, mientras el equipo que buscaba a Anna abría cada puerta en su búsqueda. Luego de casi una hora en la que ya habían acabado con todos se dieron cuenta de algo muy malo, Anna... ya no estaba en ese lugar ¿Por qué? No podrían saberlo.

Nicolas estaba cada vez más nervioso, cuando le dijeron que Anna no estaba en el lugar Gritó de la rabia, envió a sus hombres a recorrer al rededor y salió hacia el bosque trasero en busca de algún indicio. Cuando estuvo ya perdido en ese bosque, solo con su arma se encontró con una mancha de sangre en un árbol, su preocupación aumentó aún más, preparó su arma para defenderse por sí acaso y se adentró aún más. Fue entonces que la imagen de una mujer rubia de espaldas y cubierta de sangre se presentó ante él, rápidamente fue hacia ella y la abrazó, lo que ocasionó un grito desgarrador en ella.

—Anna, tranquila, soy yo... ya estoy aquí —Apenas Anna pudo ver los ojos de Nicolas y con lágrimas en los ojos lo abrazó fuertemente. —Ya estas segura amor —Ella se apartó y con la vista borrosa y voz temblorosa pronunció el nombre de su hija.

—Fernanda

—Ella está bien —Anna dio una sonrisa de alivio y sus ojos se cerraron, como si ya tuviera la única información que quería.

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