Capítulo 17

 Más tarde Nicolas llegó a la casa y Anna lo esperaba con una cena y un vestido color vino, esto le pareció algo extraño pero no dijo mucho al respecto, simplemente se sentó y la observó con curiosidad.

—¿Fer ya se durmió?

—Sé la llevó tu madre, la niñera se fue también

—No me dijiste nada

—Creo que puedo decidir eso sola —contestó terminando de servirle un poco de vino

—¿Pasa algo? ¿Y el chef?

—Hoy preparé todo yo, quería sorprenderte

—Debo decir que si lo hiciste... aunque no entiendo el motivo de todo esto.

—Estuviste trabajando tanto estos días, debes estar cansado, por eso quise hacer esto, casi no comes últimamente.

—No era necesario que te molestes en hacer esto, estoy acostumbrado a saltarme las comidas no deberías.

—No es una molestia, de todas formas estoy casi todo el día en esta casa, hoy salí sola por primera vez.

—Lo sé, me llegó la información

—Podrías al menos fingir que no me vigilaban todo el tiempo

—No podría mentirte —contestó con una sonrisa mientras analizaba el vestido de Anna

—Tengo algo para ti, Espérame aquí —Anna fue a la sala donde había dejado la bolsa con el reloj y regresó con Nicolas que moría de curiosidad de ver que es lo que tenía para darle.

—¿Qué es esto?

—Cuando salí hoy, lo vi y me recordó a ti, espero que te guste —Nicolas abrió la caja dejando expuesto un reloj que tenía piedras negras incrustadas y agujas doradas, se veía muy fino e iba perfecto con el, una joya hermosa e imponente

—Me encanta, gracias por esto.

—Pruebatelo —Él se puso el reloj y le combinaba perfecto con la camisa negra que llevaba desabotonada porque ya estaba en su casa. —Es perfecto, tengo muy buen gusto.

 —A este modelo todo le queda bien

—En eso tienes razón —Contestó ella acercándose cada vez más a Nick

—¿Estás segura de que no pasa nada? Es un poco raro todo esto —Sin contestar Anna se sentó sobre la isla donde Nick estaba por comer y lo tomó por el cuello de la camisa por lo que él se levantó de la silla

—Tenemos tiempo de sobra ¿No crees? Me encargué de sacar a todos de la casa

—¿Qué es lo que te pasa Anna? Realmente no te entiendo

—No hay mucho que entender —contestó ella acercandolo aún más hacia ella y robando sus labios, Nicolas correspondió al beso al cabo de unos segundos y ese beso que comenzó siendo algo incómodo terminó volviéndose algo desenfrenado, Nick tomó a Anna por la cadera y la acercó más presionando su cuerpo con el suyo, luego de un rato se separaron por falta de aire, pero duró poco ya que esta vez Nick fue quien besó a la chica, comenzó a besar su cuello haciéndola suspirar, sus respiraciones se volvieron agitadas y Anna ya podía notar una reacción por encima del pantalón de Nick, ella le quitó poco a poco la camisa dejando a la vista ese trabajado abdomen que tanto le gustaba, recordaba cada parte de su cuerpo y lo bien que conectaban, por eso quería volver a sentir aquello.

—Te vas a arrepentir luego Anna, esto no está bien

—No lo haré Nick, no te preocupes, ya no hay nada de que arrepentirme. No te lo tomes tan personal. —Al pronunciar esto último Nick se sorprendió, sabía que le recordaba a lo que él le decía a mujeres con las que no quería tener nada que ver.

—Anna —Él quiso decir algo pero ella lo silenció con un beso, al parecer ella no iba a perder la oportunidad y Nicolas ya no iba a contenerse.

Anna enredó sus piernas al rededor de la cintura de Nick y él la llevó hasta la habitación de arriba mientras se besaban, una vez dentro de la habitación la recostó sobre la cama y se puso encima de ella, Anna mientras pasaba esto ayudaba a que Nick se quitara el cinturón, al mismo tiempo él le quitaba lentamente el vestido, dejando sus senos expuestos. Con un recorrido de besos por el cuello llegó a besarla toda, sin embargo, Anna en una maniobra complicada terminó dejándolo por debajo de ella y terminando de quitarle todo, esta actitud le encantó a Nick, ya que hace mucho que no hacía algo así.

Las sensaciones del momento fluían, era como si estuvieran en una sintonia perfecta, los dos se compenetraban el uno con el otro y se volvían uno solo, luego de esa noche agotadora ambos se quedaron dormidos abrazados. Al otro día, cuando Nicolas despertó Anna ya no estaba, bajó para ver si estaba allí pero se cruzó con el ama de llaves que le informó que había salido a tomar aire, cuando fue a verla se encontró con una escena algo rara, vio a Anna sentada en ese banco que había mandado a hacer específicamente para ella, con sus flores favoritas de vista principal, pero no se veía feliz, estaba como perdida en sus pensamientos, daría lo que fuera por entrar en su mente y ver que es lo que había, Nick pensaba que debía ser muy difícil no recordar toda su vida, claro que Anna ya recordaba absolutamente todo, simplemente no sabía cómo sobrellevar las cosas.

—¿Cómo amaneciste? Es muy temprano para estar acá, hace un poco de frío —dijo Nicolas dándole su abrigo.

—No te vi llegar

—¿Estás bien? Te veías algo pensativa

—Ah si, no es nada, pensaba en que estaría haciendo Fernanda con tu madre... no se di debí dejarla

—Está segura con mi madre, no te preocupes

—Lo sé ¿Vuelves tarde hoy también?

—Creo que si, debo irme en un rato, podemos desayunar juntos si quieres.

—Nick

—Dime

—¿Me amas? Quiero que me respondas con sinceridad —Esa es la pregunta que había estado rondando por su cabeza los últimos días, quería una respuesta sincera y de eso dependería todo.

—Antes te amaba más que nada en el mundo, pero ahora —Anna lo miró con sorpresa— ahora tengo que compartir mi amor con nuestra hija, te amo de una manera incontrolable, al igual que a Fer, es un amor que no puede medirse.

—Quisiera poder decirte lo mismo —respondió ella conteniendo las lágrimas por lo que Nick la abrazó con fuerza

—No es necesario que lo digas, no es tu obligación hacerlo y yo puedo amar por los dos.

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