Capítulo 9

Más tarde, luego de la cita con el médico Nicolas volvió a casa acompañado de sus innumerables guardias, no es que le agradara tener tanta seguridad, pero como salió con Fernanda no quería tomar ningún riesgo. Cuando entró en la habitación de Anna, junto a su hija para ver cómo estaba ella, de inmediato se alertó , ya que no estaba en la cama, por lo que sujetó fuerte a Fernanda, sacó su arma y dio alerta al personal a través de un radio. Su cabeza pensaba mil posibilidades, quería bajar las escaleras y buscar a su amada, pero no podía arriesgar así a su hija ¿Y si había infiltrados en la casa? Pero él acababa de entrar y no notó nada.

Decidió finalmente envolver bien a su hija y caminar por el pasillo hasta su oficina, de ahí bajó por unas escaleras escondidas hasta su lugar de trabajo subterráneo y la dejó con Gustavo; quien era su hombre de más confianza.

—¿Qué se supone que haga con un bebé Nicolas?

—Solo cuídala un rato, creo que algo está pasando arriba

—Quédate con tu hija e iré a ver... es mi trabajo después de todo

—No, quédate con ella

—Eres tan terco, de todas formas, nada debe estar pasando, este lugar es como una fortaleza, nadie querría entrar porque es una muerte asegurada.

Ignorando las palabras de su guardia, Nicolas subió preparado como si de una guerra se tratase, pero todo parecía verse completamente normal, nada estaba fuera de su lugar, siguió caminando hasta la cocina y fue cuando escuchó una voz tan familiar y hermosa como una brisa de verano, guardó su arma y corrió hacia ella para abrazarla con emoción.

—¿Está bien? Esto es bastante extraño

—Anna, no sabes cuanto te extrañé, de verdad, te necesitamos tanto –ella lo miró confundida y luego miró a la doctora frente a ella, como si se preguntara que estaba pasando.

—Disculpe señor, pero ¿Nos conocemos? —Los ojos de Nicolas se llenaron de confusión y volvió a hablar

–¿De qué hablas? Claro que si ¿Qué sucede? —Preguntó esta vez mirando a la doctora

—Señorita Anna, termine su comida, tiene que alimentarse bien para recuperarse por completo, ya regreso. —Ella le indicó al hombre que la siguiera y fue hasta la oficina

—Explica —Exigió Nicolas

—Bien, mire señor, al parecer durante el coma de la señorita Anna muchos recuerdos fueron eliminados de su cerebro, puede ser que tome un tiempo recuperarlos, si es que lo hace, cabe aclarar que no hay que sobrecargarla ahora de información, tiene que darle su tiempo para recordar.

—¿Qué ocasionó esto?

—No puedo decirlo con certeza, pero es una posibilidad que haya sido por lo que estuvieron administradole, era una droga bastante dañina en cuanto a lo neurológico. De todas formas, puede ser algo normal y pasajero, de un par de días quizás.

—Entiendo, gracias por su ayuda doctora, puede irse.

—Lo mejor va a ser que pase tiempo con ella, para que se relaje —Nicolas solo asintió y fue a ver a Anna nuevamente.

—Ya regresé Anna, lamento haberte tomado por sorpresa.

—No hay problema señor... la doctora me explicó algo sobre mi situación

—¿Qué fue lo que te contó? Por cierto, mi nombre, Nicolas

—Nicolas... —comentó en un susurro —Me dijo que estuve inconsciente por un tiempo y que algunos de mis recuerdos desaparecieron, pero que volverán con el tiempo.

—Entonces ya estas al tanto de la situación

—Supongo, parece que soy importante para ti por la forma en que me abrazaste así —dijo ella recordando la alegría de Nicolas al verla

—Eres una de las dos personas más importantes que existen en mi vida Anna

—¿Quién es la otra persona? Si no te molesta que pregunte —comentó con un leve sonrojo en sus mejillas

—Mi hija, Fernanda

—¿Tienes una hija? Wow, debe ser muy hermosa

—Lo es... es muy hermosa. —Anna le dedicó una sonrisa y cambió de tema

—¿Podemos salir a tomar un poco de aire? No me dejaron antes...

—Está bien, salgamos un rato si es lo que quieres —Ella asintió con la cabeza y ambos salieron al jardín y se sentaron en una banca que estaba en medio de varios arbustos con flores.

—Este lugar es muy hermoso Nicolas

—No tan hermoso como verte sonreír a ti —Ella lo volteó a ver a los ojos y sintió una presión en su pecho, su mente no lograba recordarlo, pero tenía el sentimiento de conocer muy bien a ese hombre

—Nicolas...

—Dime

—Nosotros... ¿Qué somos? —Esa pregunta dejó helado a Nicolas, tenía tantas ganas de decirle que eran una pareja casada, felices y con una hija, porque ese era su sueño, deseaba que fuera así, pero no podía engañarla de esa forma.

—No puedo mentirte Anna, quisiera hacerlo, quisiera decirte la realidad que quiero, pero no puedo. Lo único que puedo afirmar es que daría lo que fuera por tí

—¿Cómo nos conocimos?

—Nos conocimos de jóvenes, yo era un idiota antisocial y tú me sacaste de ese oscuro vacío que sentía, siempre fuiste mi luz.

—Suena a una linda historia

—Lo fue, ambos éramos muy felices en aquellos tiempos, me enseñaste mucho —Lo que quería decirle es que le enseñó a amar, como nunca lo hizo y como lo sigue haciendo cada día.

—¿Nuestra relación es buena ahora? ¿Nos amamos? —Preguntó ella con curiosidad por la respuesta

—¿Qué es lo que sientes tú? —Ella solo lo miró pensativa —Bien, la doctora dijo que no tienes que recibir tanta información de repente, volvamos adentro.

—Bien —Cuando volvieron a entrar a la casa se escuchó el llanto de un bebé por lo que Nicolas se apresuró a ir a buscar a su hija siendo seguido por Anna, al ver a esa niña se sintió agobiada, como si esa presión en el pecho que sintió antes se intensificara

—Todo esta bien pequeña, aquí está papá —la niña se calmó en sus brazos y Anna se acercó aún más para verla, por alguna razón sintió una lágrima caer por su mejilla rosada.

—¿Es ella? Tu hija

—Si, su nombre es Fernanda ¿Tampoco la recuerdas verdad? Ella... también es tu hija —Anna impactada por esas palabras derramó algunas lágrimas y se sentó en el sofá para intentar aclarar su mente. No entendía como podría olvidar a su propia hija ¿Qué clase de madre era?

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