Capítulo 10

—Entonces tenemos una hija juntos, pero ¿No estamos casados?

—Es un poco complejo de explicar —contestó él mientras acariciaba a su hija en brazos de Anna

  Anna y Nicolas convivieron varios días juntos, parecía que el no recordar la mantenía tranquila. Los dos se llevaban muy bien y cuidaban juntos a Fer, durante la tarde Anna le pidió si podían salir un rato solo los dos, quería hablar de algo que le parecía importante por lo que Nicolas aceptó.

—¿Qué era lo que querías hablar? Podríamos traer a Fer

—¿Aún no podemos salir de la casa verdad?

—No, aún no, preferiría que nos quedemos aquí, luego veremos

—Está bien —contestó ella un poco agobiada, no le molestaba estar con él y la casa era muy grande, pero tambien quería salir a pasear con Fel y Nicolas algún día.

—Lo lamento, algún día saldremos juntos

—No importa... Nicolas ¿Cómo nos conocimos?

—Creo que ya habíamos hablado de eso Anna

—Lo siento, me refería a ¿Cómo fue que nos enamoramos? Sé que me dijiste que nuestra relación es complicada pero, en algún momento debimos amarnos, tenemos una hija juntos. —de repente una punzada apareció en el pecho de Nicolas, si tan solo ella supiera que ahora lo odiaba

—No se exactamente cuando fue que me enamoré de ti, recuerdo el día en el que me llamaste muy triste, era la primera vez que te veía llorar, siempre fuiste muy alegre con todos y creo que ese día me di cuenta de lo que sentía por ti, pero supongo que empezó mucho antes

—¿Alguna vez te dije como me enamoré de ti?

—Nunca lo mencionaste

—Oh, creí que era algo que diría. Bien, cuando recupere mis recuerdos, prometo contarte como fue.

—¿Aunque ya no me ames?

—Sabes Nicolas, se que solo te conozco hace unos días porque es lo que recuerdo, pero hay algo dentro mío que me dice que te necesita, siento algo en mi corazón cada vez que te veo... Cuando te veo con Fer me siento bien, no se que es lo que pasó entre nosotros, pero te puedo asegurar que sigues estando en alguna parte de mi.

—Anna yo... —dijo Nicolas sorprendido

—No es necesario que respondas a eso,solo quería que lo supieras —Él la abrazó con fuerza y ella correspondió el abrazo

—Quisiera que todo fuese más fácil para nosotros Anna, que nos quedáramos como una familia unida los tres... te amo

—No iré a ningún lado —contestó ella aún abrazándolo, estos días fueron muy confusos para ella, pero aun así lo único que tenía claro es que sentía la necesidad de no alejarse de Nicolas, aunque lo que no entendía era el motivo por el que no estaban bien entre ellos, parecía que el la amaba bastante.

 Luego de un rato volvieron a entrar a la casa y cenaron juntos, Fer ya estaba dormida y se quedaba con la nana de Nicolas, para que ambos estuvieran tranquilos, se quedaron hablando hasta tarde y una fuerte tormenta se largó cuando ya se habían ido a dormir cada uno a su habitacion, Fernanda dormía en la habitación de Nicolas porque Anna podía descansar bien así, al menos eso recomendó la doctora que sabia que no dormian juntos.

Anna estaba en su habitación tranquila cuando los truenos comenzaron a sonar, cada vez más fuerte, su corazón latía rápido y un recuerdo apareció.

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Una niña frente a un hombre que tenía un pedazo de metal que usaban para marcar a los caballos y una mujer con un palo de madera se veían muy enojados mientras la niña solo lloraba con miedo de lo que le harían.

—Te portaste muy mal hoy ¿Tienes idea de a quién le pediste ayuda? Tus padres no merecen una hija como tú

—Esa reunión era muy importante ¿Hablas de maltrato? Te daremos de que hablar, maldita desagradecida.

Anna era una niña que maltrataban en su casa, sus padres no le querían para nada, ya que les recordaba a su difunto hermano, sus padres tenían dos hijos, pero al cumplir Anna sus 10 años y su hermano sus 14 hubo un incendio en la casa donde solo Anna, su hermano Alexis y algunos empleados estaban. Durante ese accidente, Alexis entró en la casa en llamas donde Anna se encontraba atrapada, queriendo salvar a su hermanita menor terminó perdiendo la vida en ese accidente terrible.

Sus padres siempre la culpaban por la muerte de su amado hijo y por eso comenzaron a dejarla de lado, ni siquiera la habían visitado en la clínica cuando estuvo internada, como consecuencia del incendio ella tenía asma y había quedado muy grave; sin embargo, nadie fue a verla. Si bien al principio sus padres no la agredían físicamente, dejaban que sus empleados lo hicieran, también sus tíos se encargaban de golpearla de vez en cuando, siempre en lugares que no fueran visibles para los demás.

Un día, Anna tuvo que asistir a una reunión que realizaban sus padres con algunos socios de la empresa, un hombre algo intimidante se sentó a su lado y sin querer le golpeó el brazo por lo que ella se quejó un poco del dolor.

—¿Estás bien niña? —Preguntó él sorprendido por la fragilidad de la niña, ya que a penas la había tocado.

—Si señor, lamento molestarlo —contestó ella levantándose del sofá, lo que menos quería es que se enterara de lo que le sucedía, si no el castigo sería mucho peor

El hombre, quien había ido hasta ahí para cerrar unos negocios con la empresa de los padres de Anna salió para fumar y se encontró a esa niña que se presentó alegre ante todos con una mirada perdida sentada en el jardín, con su peinado y vestido perfectos; la esposa de este hombre salió a verlo y se encontró con la misma escena.

—¿Qué crees que le suceda a esa niña? —dijo la mujer

—Quizá no quisieron comprarle algo, sabes como son esos niños —Ella lo miró enojada y se acercó a Anna quien rápidamente se levantó y sonrió forzado.

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