Capítulo 8

Nicolas corrió con Anna en brazos y la lograron llevar a una prestigiosa clínica, ella seguía inconsciente y con múltiples heridas, tenía una costilla rota, dos dedos fracturados, le faltaban 3 uñas en los pies y tenía varios cortes, además de que estaba deshidratada y sin alimentar correctamente. En la clínica la operaron de emergencia porque esa costilla corría el riesgo de perforarle el pulmón, el estado de Anna era crítico y Nicolas estaba entrando en una crisis nerviosa.

Él se encontraba en el baño vip de la clínica, sentía que no podía respirar de la sola idea de que Anna muriera por su culpa, se arrepentía de haber vuelto a buscar a una mujer inocente para intentar meterla en su mundo de mierda, ella no se lo merecía, fue demasiado egoísta al creer que podría tener una familia, no sirve para esas cosas.

Los días pasaban y Anna parecía mejorar físicamente, pero aun no despertaba, nadie sabía bien el motivo, sin embargo, seguía dormida como si fuera la bella durmiente. Así le decían los médicos al menos, Nicolas no quería salir de esa clínica, dormía en un sillón al lado de Anna todos los días, solo salía para ver a su hija, ya que no quería sacarla de la casa.

—Hijo, deberías dejar de dormir en ese lugar, entiendo que te preocupes, pero ya es demasiado y tu hija está aquí

—No te preocupes mamá, por la tarde van a llevar a Anna a mi casa, ya estuve preparando la habitación —Preferia tenerla en casa antes que arriesgarse a dejarla, así sean solo unas horas.

Nicolas tomó a Fernanda en sus brazos y ella le sonrió, esa niña sabía sacar todo lo malo que sentía, al verla sentía paz, al igual que con su madre... solo que a ella no podía verla a los ojos.

Por la tarde se llevó a Fernanda a su casa y estuvo esperando que Anna llegara, terminaron de acomodarla con todas las máquinas necesarias y los médicos se instalaron en la casa de huéspedes que tenían preparada por sí ocurriera alguna cosa inesperada, aunque de todss formas tenían que monitorearla diariamente.

—Anna, mi amor, ¿Cuándo será el día que despiertes? Por favor, tienes que volver con Fernanda —Con su hija en brazos le hablaba a la chica que seguía inmóvil, luego de dos horas estando frente a Anna decidió darle de comer a Fer para luego irse a dormir. Entró a su habitacion y recostó a Fernanda en la cuna que había preparado a un costado de su cama para tenerla cerca. Durante la madrugada se despertó luego de una pesadilla en la que le decían que Anna había dejado de respirar por lo que quiso ir a verla.

—Pequeña bella durmiente, es una lástima que seas de ese imbécil, todo podría ser diferente. —Ante esta voz Nicolas abrió lentamente la puerta para no ser escuchado, en cuanto pudo ver a uno de los médicos, parecía que había inyectado algo en el suero y estaba acariciando el cabello de Anna.

—¿Qué le inyectaste? —dijo Nicolas con su arma en la cabeza del hombre

—Que inesperada situación, supongo que me descubriste... primo

—¿Qué mierda le diste?

—Nos vemos mañana Nicolas, hasta luego —Él hombre intentó irse, pero Nicolas lo golpeó con su arma dejándolo inconsciente, sus hombres se lo llevaron al sótano oculto y más médicos llegaron a la habitación, se armó un gran alboroto por toda la mansión y los médicos llegaron a la conclusión de que Anna no despertaba porque le habían estado inyectado sedantes casi indetectables para todos. Nicolas furioso bajó al sótano y golpeó con todas sus fuerzas a su primo, el médico que supuestamente era de su confianza.

—¿Por qué lo hiciste? Habla Mariano

—No vas a entender Nicolas, pero es por tu bien primo

—Eres un imbécil, date por muerto

—No me matarías por una mujer cualquiera primo

—Ella no es una mujer cualquiera idiota, ella es mi vida entera y vale más que cualquier cosa.

—¿Morirías por ella? No me hagas reír —dijo en un tono sarcástico, no creía que ella valiera tanto

—Ni siquiera lo pensaría, daría lo que fuera por ella

—No lo creo... entonces esa niña que dicen cuidas —Mariano nunca la había visto antes, solo se la habían mencionado

—Es mi hija

—Qué ridículo, tú no puedes tener una familia Nicolas, no juegues con cosas que no entiende, va a terminar mal esta relación. Esa mujer terminará viuda, muerta o sin hija. Sabes como es este mundo

—No pasará, me encargaré de arreglar todo

—Si tu lo dices, ahora déjame ir, tengo asuntos que atender temprano.

—¿Crees que soy idiota Mariano? Sé que estuviste robándome, lo ignoré porque eres mi primo, pero no voy a dejar cabos sueltos, menos cuando la seguridad de mi mujer es atentada.

—¿Vas a torturarme?

—No lo haré, como somos familia seré breve —Mariano abrió los ojos de par en par al ver el arma de Nicolas, mientras que él, sin dudarlo le disparó en la cabeza, ese fue su acto considerado del día.

—Qué lástima, tendré que inventar algo ahora, si tan solo no se hubiera metido en mis asuntos.

Nicolas volvió a su habitación y se dio un baño frío para luego volver a dormir, antes pasó a ver a Anna una última vez y alimentó una vez más a Fer.

Al otro día, bien temprano, le dieron el informe médico de Anna, ella estaba bien, solo habían prolongado su sueño. Por suerte Anna no tardaría en despertar según dijeron, por otro lado, Nicolas tenía que llevar a Fernanda a un chequeo y a que la vacunen, estaba demasiado nervioso, era la primera vez que llevaba a Fernanda al médico y era su primera vez haciendo algo como un verdadero padre.

Una vez en la clínica pediátrica Nicolas pasó directamente gracias a su gran influencia por lo que muchos pacientes se ofendieron, pero ninguno dijo nada.

—Buenos días, señor Nicolas, por favor, sostenga a Fernanda de esta forma —dijo la doctora indicándole como posicionarse. Una vez terminado volvieron a la casa, Fer ni siquiera había llorado por la vacuna.

—Mi hija es tan valiente, cuando tu madre despierte le contaremos todo.

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