auch… —se quejó Micaela mientras apretaba con fuerza la hemorragia provocada por la bala que le había impactado, se sostuvo de mi hombro para que la ayudará a caminar
–sabía que ir por una pintura en aerosol en lugar de por algo para tu herida era una tontería, pero estaba impactado por lo sucedido que no estaba pensando lógicamente. —me desordeno el cabello un momento y respondió con dificultad debido al dolor—. Ya deja de pensar de forma tan negativa, en mi casa tengo un botiquín de primeros auxilios, si te preocupes estaré bien.
–¿Realmente estarás bien hasta llegar a tu casa?
–por ahora no pienses en eso. —apresuró el paso forzandome a hacer lo mismo
–debo hacer otra pregunta.
–¿Y cual es? —suspiro agotada; cómo si me pidiera a gritos parar de preguntarle cosas, Así que esa fue mi última—. ¿De verdad crees que se crean qué la mafia del Sureste planeo este ataque?
–jajaja. —se río muchísimo y continuo—. lo más probable es que no, una organización tan grande como está que puede tener tantos hombres bajo su mando y este tipo de almacenes, casi a la fuerza tendría que estar coludido con La mafia del Sur.—eso me desconcertó, ella lo noto y me dijo a pesar de ello no haber preguntado era obvio que quería respuestas aún así—. lo más probable es que al estar coludidos como supongo, terminen trabajando juntos en un futuro para detenernos… quizá cuando seamos más importantes o incluso ahora mismo, añadir ese texto nos pone nuestros enemigos…
–en un solo lugar. —me le adelante terminando la frase, se me quedó viendo y sonrío—. la verdad es que aprendes bastante rápido Cris.
–debo hacerlo si quiero sobrevivir. —me miró, por su expresión recordé que aún debería dolerle como no tenía la menor idea esa herida.
–en eso tienes razón. —ella respondió.
De ahí en más no volvimos a hablar hasta que al fin pudimos llegar a su apartamento, sé que fue difícil, pero sobre todo doloroso para ella subir las escaleras del complejo departamental.
Ya estando adentro, se tiró en el sofá y me pidió. –en el botiquín de primeros auxilios que está en mi baño, por favor. —no hizo falta qué me pidiera hacerlo deprisa para que fuera corriendo. Ignorando el hecho de que estaba en el baño de una chica tomé el botiquín tras el espejo frente al lavabo volviendo A dónde estaba ella lo más rápido que pude.
–gracias. —dijo arrebatándome el botiquín una vez estuve frente a ella—. no fue nada en comparación a lo que tú hiciste por mí. —me sonrío nuevamente y repitió—. tampoco fue nada.
del botiquín saco unas pinzas, una botella de alcohol y una aguja con hilo anteriormente enhebrada, levanto su blusa… de nuevo puede ver esa herida en su abdomen, me revolvió el estómago de coraje por lo que le habían hecho y sobre todo porque había sido mi culpa…
–si tan solo… —antes de terminar de hablar me miró y negó con la cabeza para luego soltar—. esto no me pasó porque seas débil, esto me pasó… por que en el mundo no existe ningún tipo de justicia y nosotros queremos que la haya, por eso me hirieron esto Cris.
Me comenzaba a dar cuenta de lo mucho que nos parecíamos en la manera de pensar, y en otros detalles, quizá que nosotros dos enfrentaremos la mafia del sureste nada en todo una locura… al menos eso pensé en dicho momento.
–ahora Cris sostén esto. —me dio un espejo de mano y una pequeña linterna.
No necesitaba ser muy inteligente para saber qué pretendía, pero no estaba seguro de sí podría aguantar ver cómo se extraía la bala ella misma.
–¿Listo?. —preguntó al ver mi expresión preocupada.
Apreté mis labios con fuerza. –algo así… —sonrió otra vez—. bueno, Yo tampoco estoy lista, pero ahí vamos
–mejor llamemos a una ambulancia. —me interrumpí, ella suspiro— Cris, es obvio que en cuánto algún doctor relacionado con el grupo de matones que enfrente antes le mencioné a quién sea que resulte ser su jefe irán a matarnos
Traté de refutar lo que me había dicho, pero no había formado de qué no tuviera razón, sí había policías corruptos claramente habría médicos corruptos, era más probable que ella tuviera razón a qué no la tuviera, mi expresión en el rostro revelaba una rendición, al percatarse ella comenzó con el proceso de extracción.
Lo primero que hizo fue tomar con extremo cuidado la bala y la retiro, ella estaba sudando a chorros, pero no parecía que le doliera de muerte.
Suspiró y dijo aliviada. –al parecer no impacto muy adentro, por suerte no moriré. —soltó una risa nerviosa, de verdad tenía por su vida… me reconfortó que no fuera una sanguinaria.
–deja eso ahí un momento y toma esto. —con lo primero que dijo se refería al espejo y a la linterna, tras decir lo segundo me dio la aguja con el hilo y sin dejarme hacer teorías pidió— calienta eso por mi ¿De acuerdo? —asentí con la cabeza y me dirigí a su pequeña cocina eléctrica para comenzar inmediatamente después a calentar la aguja con la que iba a suturar su herida.
Una vez la aguja se calentó lo suficiente volví a Micaela y se la mientras, después tome el espejo y la linterna, ella suspiro y destapó el alcohol, su mano le comenzó a temblar mientras lavaba la aguja.
–tomate tu tiempo. —le dije tratando de calmarla no quería que se lastimara más debido a los nervios, pero el querer tranquilizarla era un poco egoísta cuando mis manos también temblaban desde hace un rato.
–si me tomó mi tiempo me voy a desangrar. —dijo en tono de burla para calmar el ambiente, pero no funcionó.
–si, supongo que sí. —seguí temblando de las manos, de verdad me preocupaba ella… no quería que le pasará nada.
–bueno basta de perder el tiempo ahí voy. —soltó con una voz determinada y clavo la aguja a su piel y al instante un gritó salió de su boca–. ¡Ahh… carajo!
Micaela al ver mi expresión de dolor al verla sufrir tanto me habló. –tranquilo, creo que ya puedo aguantar. —sonrío para luego morder su blusa y seguir cociendo la herida.
Al terminar, corto el hilo para posteriormente ponerse de pie y decir. –iré a lavarme, aún tengo algo de sangre escurriendo mi herida
–si, está bien ¿Puedes tu sola?. —me clavó 10,000 cuchillos con su mirada en cuanto le dije eso—. claro que puedo sola, Cris. —camino hacia el baño y continuo—. eres tan pervertido que incluso te aprovechas de esta situación, que decepción.
–¿Ah? ¿Qué?. —negué con manos y cabeza—. no, no tenía malas intenciones, lo juro Micaela. —la seguí, pero después retrocedí al recordar que había pensando mal de mi apenas hacia un momento—. de verdad, solo preguntaba porque estoy preocupado. —dijo desde el baño con la regadera de fondo—. lo se Cris je, je, je. —la risa me molestó, de verdad pensé que me tenía en el peor aspecto.
Al terminar de lavar su herida salió del baño y se dirigió a su habitación para luego tirarse en la cama.
–estoy agotada. —fue lo único que dijo antes de dormirse.
Me senté en el sofá y comencé a leer la revista de manga que recién compré, pero no estaba prestando la suficiente atención debido a la preocupación.
Las horas pasaron y pensé en que mi celular se había extraviado durante mi secuestro y que probablemente mi madre estaba preocupada por mi, así que me levanté y comencé a buscar una hoja de papel para anunciarle a Micaela que iría a casa, aunque tenía la opción de usar el pizarrón no quería poner un pie en su habitación mientras ella dormía… pensé que eso sería firmar mi sentencia de muerte.
Antes de encontrar una hoja y un lápiz para escribir mi mensaje, ella despertó: – Cris invítame a comer ¿Bien?—dijo caminando hacia mi mientras bostezaba
–claro. —respondí sin pensar debido a lo repentino de su pregunta.
–vale ¿A dónde iremos?. —me miro sonriente esperando mi respuesta.
Cuándo reaccioné ya era demasiado tarde Así que tuve que decir lo primero que se me ocurrió. –en mi casa. —pero al instante recapacite y me percaté de que era una muy mala idea llevarla a casa con mi madre ya que me haría muchas preguntas… a demás de que si comenzaba a decirle cosas a Micaela me morirá de la vergüenza.
–bueno hay que apresurarnos. —se puso una sudadera para luego pararse en la puerta esperándome
Al parecer mis pensamientos cada vez eran más lentos, eso era frustrante; antes podía pensar mucho más rápido las cosas, era como si con ella bajarle la guardia… (¡Que molesto!)
Salí del departamento para luego recargarme en la barandilla mientras ella cerraba, una vez hecho, le pregunté: –¿Puedes bajar tu sola?
–claro, estoy como nueva—respondió mientras corría por las escaleras para llegar abajo—. hasta podría ganarte en una carrera. —eso fue lo último que escuche de ella antes de su voz se perdiera con el ambiente—. por favor… ¿Qué eres? ¿Una niña? —bajé las escaleras a una velocidad común era un desperdicio correr ya que se lo perdería es energía, correr en línea recta es mucho más efectivo que correr bajando las escaleras de eso estaba seguro.
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