Capítulo 12: –una carrera infantil

–¿Estás listo para la carrera?. —Me pregunto antes de que si quieres bajar el último peldaño, pero no me puede molestar, ya que me mostró una gran sonrisa lo cual me puso muy feliz, por la emoción del momento salió ya de mi boca—. bueno cómo sea.

–el primero que llegue a tu casa gana. —ni bien terminó de hablar salió corriendo, para hace unas horas no poder mi caminar era muy rápida, me tomo mucho tiempo reducir lo suficiente la distancia para gritarle. –¿Y como pretendes llegar a mi casa? ¿Acaso sabes dónde es?

—cuando lo dije cruce los dedos esperando que su respuesta fuera un no, porque de saber la ubicación de mi casa su sola presencia me haría temblar y eso no sería bueno.

–claro que no lo sé, no soy una acosadora. —me sentí más tranquilo con esta respuesta, Aunque… me sentí un poco culpable por estarla juzgando mal todo este tiempo.

–¿Qué como sabré dónde es tu casa? Es bastante obvio, tú me dieras. —aumento más la velocidad, cada vez comenzaba a sudar más y me resultaba mucho más complicado siquiera verle la espalda, debo admitir que sí me sentí más motivado cuando la escuché decir. –sé que por más rápido que corra jamás te dejaré atrás lo suficiente para no escucharte, sé que eres muy rápido confía en tus habilidades. —sus palabras además de motivarme me sonrojaron nunca creí que el halago de una chica fuera tan reconfortante.

Llegamos a mi casa, para sorpresa de nadie ella ganó la carrera inclusive a mitad de esta tuvo el tiempo suficiente para comprarse un helado y terminarlo sin que se le derramará mientras que yo apenas y por suerte no la perdí. (¡¿Acaso es una súper humana?!)

Cuando la vi de pie frente a mi casa reduje la velocidad, porque ¿Para que correr cuando la carrera termino? pero ni siquiera me dio tiempo a recuperar el aliento;  ya que en cuanto la vi levantando su mano para tocar a la puerta, volví a correr mientras le gritaba. –¡Espera Micaela! debo ser yo quien llame a la puerta para así explicarle la situación a mi madre ya que ella suele hacerse ideas raras en la cabeza.

–Por mí no hay problema, pero si pudiste correr así de rápido aún estando tan agotado seguro que a ti si, por lo cual esperaré. —me respondió tranquila mientras se estiraba esperándome.

Para mí desgracia justo en ese instante mi madre abrió la puerta para sacar la basura y la miro de frente… me detuve en seco y por un momento me plantee en huir. más sin encanvio por alguna razón extraña me quedé.

–¿Hola?. —le pregunto extrañada mi madre—. Soy amiga de su hijo.

—Micaela respondió dejando de estirarse y ofreciéndole la mano.

Hicieron un segundo cómico, ya que Micaela le había dado su mano derecha y mi madre llevaba la bolsa de basura en la mano izquierda. Tras eso por fin se dieron la mano. –¿Cris estaba contigo?.

—para cuando ella pregunto eso ya me encontraba escondido tras de una cerca de otra casa.

–si, estuvo conmigo, de hecho veníamos juntos me preguntó porque tardará tanto si debería venir detrás de mi. —rebelo Micaela mirando hacia todos lados buscándome.

Mi madre mostró una sonrisa malévola para luego soltar de su boca. –no sabía que a mí hijo le gustarán las chicas mayores.

–¿Ah? ¿De que habla señora? —Micaela  se mostró un poco intimidada—. vamos no me tienen que ocultar nada, si Cris no contesto ni mis llamadas ni mis mensajes y ahora tu vienes sudada es obvio que… —antes de que dijera nada más salte de tras de la cerca en la cual me escondía y le grité. –¡Ya para mamá! —ambas me voltearon a ver y dijeron al instante—. con que ahí estabas Cris.   —por último mi madre me regaño— un chico nunca debe espiar la conversación de las mujeres hijo.

–no estaba espiando madre… —mire otro lado para que no pudiera ver la mentira en mis ojos—. claro que estabas espiando. —recordé el motivo por el cuál salí de mi escondite y cambie el tema—. a demás el problema no es ese, mamá no está bien que le digas esas cosas a alguien que apenas conoces… además deja de mirarle los pechos. —al ver lo enojado que estaba Micaela rio—. je, je, je.

Mi madre me ignoró para luego dirigirse a tirar la basura, una vez volvió declaro. –no le estaba viendo los pechos Cris, no seas pervertido e imagines cosas que no son, jum.

–¿Yo…?. —me volvió a ignorar completamente y camino hasta la casa, una vez en la puerta pregunto—. ¿Y bien jovencita cuál es tu nombre? —como si no hubiera pasado nada ella le respondió sonriente—. soy Micaela ¿Y usted?

–Cristina. —me miro. –con que por eso Cris se llama así.

–eso es correcto, por cierto Mika ¿gustas pasar?. —ella caminó hasta la puerta para después de decir—. Si por favor.

–adelante. —se dirigieron al interior de la casa

–¿Cómo que Mika?. —agite la cabeza de negación para inmediatamente después entrar a la casa junto a ellas.

Una hora más tarde al terminar de comer Micaela se puso de pie y se dirigió a lavar su plato, pero mi madre se interpuso. –no te molestes yo lo haré Mika. —le arrebato el plato y lo lavo enseguida.

Sabia que mi madre no lavaría mi plato, pero lavarlo yo mismo me resultaba gratificante después de que se comporto toda la cena, aunque fue agobiante que la llamará Mika todo el tiempo

–fue un placer conocerla y probar su comida señora Cristina, pero ya debo retirarme. —sonrió mientras abría la puerta a sus espaldas.

–¿Tan pronto? —hablo mamá con un tono decaído, para enseguida poner uno autoritario y ordenó—. Cris ve con ella. —no me quejé porque después de todo era una petición lógica para alguien que no conociera lo fuerte que Micaela era, por lo que le seguí la corriente. –vale. —camine hasta la puerta, pero Micaela me detuvo diciendo—. no, ya es muy peligroso salir de noche llame a mi taxi de confianza así que estaré bien Cris. —sabía que todo eso era mentira, pero si ella me decía que no debía ser por que tenía sus buenas razones. –de acuerdo.

–cuídate. —dijo mi madre mientras se despedía de ella agitando su mano.

En cuánto se marchó, mi progenitora se apresuró hasta mi con su característica risa malvada y soltó. –no sabía que eras masoquista hijo.

–¿Ahhh?

–no tienes que ocultarlo, solo que no sea muy dura contigo. —me guiño el ojo. —en ese momento no comprendí del todo a qué se refería ni porque lo decía, pero no tarde mucho en percatarme de las marcas de golpes qué me habían quedado tras mi secuestro. esa noche dormí mejor que nunca había sido un día muy largo....

...|Horas 2 horas antes, en la mansión Amsorind|...

–¿que quieres decir con que alguien se está pasando por la mafia del sur?. —pregunto el hombre de esmoquin, de piel y cabello blanco mientras estábamos sentados en su sala de estar uno frente al otro.

–esto. —sin complicar las cosas puse sobre la mesa las fotos que antes había tomado mi sobrino—. ¿Hasta cuándo lo van a entender? no hay nadie que se me compare a mí… el solo hecho de usar el nombre de la mafia del Sureste es sentencia de muerte. —su respuesta y reacción fue justo la esperaba, sonreír y le revele mi propuesta—. hagamos una alianza Y acabemos con esos impostores ¿Le parece jefe?. —su sonrisa ególatra me dijo si a gritos, pero no me dejé llevar sabía que la única forma de convencerlo ver engrandeciendo su ego, me haría del poder de la forma más sencilla posible—. (Nunca quise el título de capo de la mafia del sur, pero como no conseguirlo si este idiota me lo está poniendo en bandeja de plata)

–es un trato. —me extendió su mano y yo correspondí estrechándola.

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